Entra en vigor la normativa que obliga a reducir este gas, que puede estar presente en viviendas y se considera la segunda causa de cáncer de pulmón.
Ya es oficial: la nueva normativa de la Unión Europea por la que se aplica el control del gas radón en las viviendas ha entrado en vigor este jueves día 8 de febrero de 2018. El motivo de esta medida es la conclusión a la que han conducido las investigaciones de los últimos años: el radón, un gas radiactivo de origen natural y que pueden contener ciertos materiales cotidianos, es la segunda causa de cáncer de pulmón después del tabaco.
En cifras de la Organización Mundial de la Salud, esto se traduce a una afección a nivel nacional de entre un 3 % y un 4 % "en función de la concentración media nacional de radón y de la prevalencia de consumo de tabaco".
¿CÓMO LLEGA EL RADÓN AL HOGAR?
Este gas se produce al desintegrarse de forma natural el uranio, un elemento químico que puede encontrarse en diversos espacios naturales, como minas, cuevas o plantas de tratamiento de aguas. De esta forma, es susceptible de hallarse en rocas ígneas o metamórficas, como el granito o la pizarra, que en España tienen mayor concentración en lugares como Galicia, Madrid o el oeste penínsular, tal y como indica el Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG).
El problema se genera cuando este gas entra en contacto con las vías respiratorias, ya que cuando llega a la atmósfera "se desintegra y emite partículas radiactivas" que pueden "dañar el ADN y provocar cáncer de pulmón", explica en la OMS. Un problema que aumenta el hecho de que sea un gas inodoro, incoloro e insípido, ya que reduce las probabilidades de detectarlo.
Sin embargo, su aparición al aire libre no supone un problema para el ser humano, puesto que "se diluye rápidamente", indica el organismo internacional. El problema surge cuando esos materiales se encuentran en espacios cerrados y dichos minerales, que pueden contener este gas, se convierten en mobiliario o detalles decorativos y pasan a formar parte de un paisaje cerrado, como puede ser una escuela, una oficina o un colegio.
La OMS resume el grado de exposición del radón en el hogar en función de tres variables: la cantidad de uranio presente en el subsuelo, las vías que el radón encuentra para filtrarse y "la tasa de intercambio de aire entre el interior y el exterior, que depende de la construcción, la ventilación y la estanqueidad del edificio".
Es por ello que el presidente del ICOG, Manuel Regueiro, considera que la directiva dictada por la Unión Europea, aprobada en 2013, debería "incluirse en el Código Técnico de la Edificación", una opinión que recoge la revista Tierra y Tecnología, editada por el organismo especializado en Geología.
CÓMO PREVENIR LA FILTRACIÓN Y REDUCIR SU CONCENTRACIÓN
Como por el momento la propuesta de Regueiro de incluirse en la normativa de edificación no ha sido contemplada, desde la OMS los especialistas recomiendan varias medidas para reducir la presencia del radón en los hogares tales como bloquear el paso del gas mediante el sellado de los vanos (puertas o ventanas), mejorando la ventilación o instalando un sistema de extracción mecánica del radón.