Alejandro Ureña<br/>Catedrático del Área de Ciencia de Materiales e Ingeniería Metalúrgica de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC)
Alejandro Ureña, Coordinador del programa ESTRUMAT de la Comunidad de Madrid, es Catedrático del Área de Ciencia de Materiales e Ingeniería Metalúrgica de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y Director del Departamento de Ciencia e Ingeniería de Materiales de dicha Universidad. Entre los principales campos científicos de su interés destacan los procesos de unión de materiales avanzados y el procesado de materiales compuestos para aplicaciones en el transporte. En los últimos años, ha centrado su investigación en la fabricación y caracterización de materiales compuestos nanorreforzados y multifuncionales. Es autor de más de 150 publicaciones científicas, miembro del Consejo Editorial de Key Engineering Materials Journal y ha sido Presidente de la Asociación Española de Materiales Compuestos (AEMAC) desde 2005 a 2009.
1.- ¿Qué importancia juegan los materiales para reducir la contaminación?
Obviamente cualquier transporte, coche, barco o tren está constituido con materiales: metales, aceros, aluminio, metales compuestos, plásticos... Y la selección de estos materiales se realiza desde un punto de vista funcional, es decir, para que estos mantengan determinadas tensiones, ciertas cargas, estén preparados para absorber energía a la hora de preparase para prevenir choques, o permitir que a los pasajeros no les pase nada en caso de accidente. A su vez, un transporte mueve masa y consume energía. Actualmente en todos los sistemas de transporte utilizamos fundamentalmente energía de origen fósil y al consumirse se genera CO2. Por tanto, la alternativa que tenemos es construir materiales que sean más resistentes y más ligeros. De esta manera, nuestros coches y aviones pesarán menos y consumirán menos energía. El planteamiento desde la energía de los materiales es optimizar al máximo el comportamiento de los materiales, desarrollar nuevas aleaciones, y nuevos materiales compuestos más ligeros y más resistentes.
2.- ¿En qué punto se encuentra la investigación?
El transporte es multisectorial, no es lo mismo un avión que un coche, que un barco o que un tren de alta velocidad. Nosotros nos centramos por un lado, en el sector del automóvil. Se trata de un sector que consume mucho material. Se venden muchos coches, y la mayor parte del consumo de energía y de emisión de gases se da en el transporte de pasajeros y coches particulares. En este ámbito las últimas investigaciones se focalizan en conseguir aceros de muy alta resistencia, aleaciones de aluminio muy ligeras, y aleaciones de magnesio. Estos avances posibilitarán que con el tiempo se cambien los motores actuales por los eléctricos. Por otro lado, investigamos en el sector aeronaútico. Los aviones civiles o de pasajeros exigen requisitos más extremos porque necesitan una estructura muy ligera que mantenga el peso de un avión, y el material que más conviene hoy en día es un compuesto de fibra de carbono. Los nuevos aviones que desarrollan tanto Airbus como Boeing, están fabricados con más de un 50% del peso de estructuras con material compuesto, se ha sustituido el aluminio tradicional por el aluminio negro, que en realidad es un plástico que en su interior contiene fibra de carbono.
3.- Uno de los inconvenientes que presenta el coche eléctrico, es que la batería aun es muy pesada, ¿cómo se solucionará esta problemática?
El coche eléctrico es un futuro cercano. En realidad muchas empresas automovilísticas apuestan porque en dos años existan coches eléctricos en el mercado. No obstante, debemos reconocer que tenemos un problema con la batería, que es la autonomía. Con unos pesos razonables, la autonomía de los actuales coches eléctricos es inferior a los 100 kilómetros, por lo que hemos de plantearnos para qué vamos a utilizar ese tipo de coches. Probablemente para asegurar un uso razonable, se debería considerar la posibilidad de reservar ese coche para el movimiento en ciudades y de esta forma conseguir ciudades más limpias y menos ruidosas. Para ello, los ciudadanos adquirirían coches con menores prestaciones que los actuales coches de gasolina. En el caso de efectuar largos recorridos, es decir, para viajar, salir de vacaciones, etc, la alternativa sería recurrir al alquiler de coches para desplazamientos más largos. Sin embargo, para alcanzar este objetivo se necesita un cambio de mentalidad a la hora de utilizar el coche. En definitiva, pienso que el coche eléctrico será una realidad en un futuro cercano, quizá no en 2 ó 3 años pero sí en 10 años, sobre todo en desplazamientos de corto alcance.
4.- ¿Necesitamos encontrar nuevos materiales?
No existen problemas con los materiales actuales a la hora de fabricar estructuras más ligeras, existen problemas a la hora de asumir los costes que la utilización de esos materiales exige. El coche de Fernando Alonso es un coche de fibra de carbono que pesa muy poco, pero hacer todos nuestros coches de fibra de carbono supondría elevar su coste a un nivel que carece de sentido. La idea actual es caminar hacia un coche multimaterial, no un coche de aluminio, de acero o de magnesio sino un coche constituido en cada parte con un material que responda a cada necesidad. Hay zonas que son más sensibles a impactos y en esos lugares se necesitan materiales que absorban energía. Otras zonas han de ser más ligeras, otras necesitan más rigidez y en definitiva, para cada parte de ese coche buscaremos el material que optimice todas las prestaciones. Buscamos que en unos 5 años lo coches pesen un 30 por ciento menos de lo que pesan actualmente y que su precio no exceda los 5 euros por kilo. Efectivamente, tenemos soluciones que pueden hacer que ese coche pese un 50 por ciento menos, pero el precio subiría a niveles disparatados, impensables para su venta.
5.- Entonces, la sostenibilidad en el transporte pasa por un problema económico.
Muchas veces, el coche se convierte en el escaparate que demuestra el poder económico de cada ciudadano. Generalmente, una persona compra un coche no porque sea el más conveniente para el transporte que necesita, sino porque es el más grande o el más bonito. Nuestras ciudades están llenas de todoterrenos, cuando el campo no lo tenemos cerca. Sin embargo, este tipo de coches consumen mucha energía y generan mucho ruido. Por lo tanto, lo primero que debemos cambiar es la mentalidad de los ciudadanos a la hora de utilizar el transporte. Por ejemplo, en muchas ocasiones vemos un coche con una motorización de 2500 cm3, consumiendo mucha energía y contaminando en exceso, llevado exclusivamente por una persona y estas situaciones no tienen mucho sentido ¿Por qué no llevar un coche más pequeño? En definitiva, cuando cambie nuestra mentalidad, el coche eléctrico estará más cerca de nosotros. Mientras los ciudadanos prefieran adquirir coches voluminosos y lujosos con comodidades innecesarias de todo tipo, estaremos más lejos del coche sostenible aunque tecnológicamente podamos fabricarlo.
Enlaces relacionados
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