NUEVAS E INNOVADORAS ESTRATEGIAS EDUCATIVAS<br>
Reseña realizada por Jesús Asensi Díaz<br>
Cuando se documenta uno para escribir nos encontramos, a menudo, con pequeñas sorpresas. La mía, ahora, es cuando compruebo que el término "innovación" no aparece en el Diccionario de Pedagogía Labor, que dirigió D. Víctor García Hoz, en 1964, ni en la tercera edición de 1974, cuando ya este término circulaba entre los estudiosos antes de esa fecha. Y es que en la España de entonces, innovar en educación era todavía peligroso y, además, lo prioritario era construir escuelas para escolarizar a toda la población, cosa que no se empezó a resolver hasta después de 1970, con la Ley General de Educación.
A partir de esa Ley fue cuando se empezó aquí a hablar de innovación, gracias al espíritu y la acción renovadora que comportó esa amplia y profunda reforma educativa. A través de los ICEs se impulsó la investigación e innovación educativas. Y desde entonces, en ello estamos. Porque el problema está en que los descubrimientos, las invenciones, en el ámbito de la educación, tardan mucho tiempo en llevarse a la práctica por falta de canales de comunicación, por ausencia de centros piloto o porque el profesor no capte que aquella innovación puede resolverle su problema. Esto, tan sencillo, ya lo planteaba Huberman, en 1973, cuando la Unesco apadrinó su libro "Cómo se realizan los cambios en la educación: una contribución al estudio de la innovación".
Los profesores piensan que las auténticas investigaciones y las innovaciones educativas las han hecho otros (Freinet, Freire, Decroly, etc.) que ya tienen un nombre en la historia de la pedagogía. Poco a poco, se ha ido centrando la idea de que el cambio y la mejora educativos tienen que venir, fundamentalmente, de la mano de la innovación en el aula y a través del trabajo de los equipos de profesores y del centro. Esta, creo yo, es la idea clave del importante libro que comentamos, "La práctica de la innovación educativa", escrito por cinco profesionales de prestigio en campo educativo hoy. Se trata de una obra, bien pensada y estructurada, muy alejada de tantas obras colectivas como circulan hoy en que no hay ninguna conexión entre los diferentes capítulos. Aquí son pocos los autores y bien avenidos y coordinados.
Las cinco partes en que se desarrolla la obra son consecuentes con la idea de ofrecer una perspectiva de cambio centrada en el docente.
-
Así, en la primera, "Los docentes investigan y definen la escuela innovadora", se sientan las bases de esta estrategia, se definen los elementos que intervienen y se perfilan las estrategias que se van a utilizar, haciéndose hincapié en la evaluación e investigación de lo cotidiano y en los problemas concretos que afectan a la práctica profesional.
-
En la segunda, "Una escuela innovadora resuelve sus problemas y retos del día a día", nos ofrece la problemática de tres realidades contemporáneas, la inclusión, la violencia escolar y la multiculturalidad que son desarrolladas y contextualizadas en programas concretos que han sido puestos en marcha por las administraciones públicas, por entidades y por profesionales.
-
La tercera parte, "Una escuela innovadora trabaja centros de interés innovadores" trata del papel educativo de los centros de infantil, así como del alcance de la creatividad en todos los niveles educativos y los retos y dificultades de la escuela que aprende.
-
La cuarta parte, "Una escuela innovadora trabaja en lo no formal como en lo formal", se acerca a experiencias no formales de educación ambiental, intervención de los niños en el ecodiseño, formación profesional y ocupacional, educación a distancia televisión educativa y e-Learning, entre otras. También, se desarrollan las técnicas de enseñanza basadas en la exposición, la participación y la cooperación con enfoques y perspectivas muy actuales.
-
La última parte, "Una escuela innovadora reconstruye a diario la Didáctica", expone las aportaciones de la innovación a la Didáctica y la reformulación que se ha hecho y puede seguir haciéndose de algunos de sus contenidos básicos, como son las metodologías, los materiales (haciéndose hincapié en las TIC) y la evaluación (tratándola bajo un triple prisma: diálogo, comprensión y mejora). Un último capítulo de esta última parte, "Redefinir la enseñanza: un enfoque radical", se nos ofrece para analizar muy críticamente el contexto social de la enseñanza, planteándose la redefinición como técnica para la indagación (desorientación social y educativa actual, inmadurez social generalizada, carencias esenciales en la educación, etc.). Por todo ello, se proponen nuevos retos para la innovación y la formación del profesorado y para una redefinición de la Didáctica.
Es cierto, como se expresa en este libro, que la Didáctica se renueva poco. "Desde hace lustros -dice A. de la Herrán- atraviesa una profunda crisis de originalidad. En su devenir dominan más los coros y los ecos que las voces. La investigación convergente sobre lo que ya está investigado y los trabajos obvios, que cuantifican o cualifican lo obvio, podrán ser rigurosos, pero no novedades, y paralizarán la disciplina si proliferan en exceso". Creo que este breve párrafo de la obra denuncia la realidad y a la vez es una propuesta sugerente de cambio.
Hablar de los autores me da un poco de pudor. Son excelentes profesionales, colegas de prestigio, con años de experiencia y versados en trabajos e investigaciones, pero, además, son amigos míos. Y la amistad y el cariño nublan, a veces, el intelecto. Sinceramente, creo, que han dado a la luz una de las mejores obras que pueden ponerse en manos de los estudiantes de Magisterio y de Pedagogía pero, también, de los Maestros, de los equipos directivos y los equipos de profesores que todavía se reúnen para reflexionar, investigar e innovar acerca de su noble tarea. Los ejemplos, estrategias y actividades que se proponen en todos los capítulos les serán, sin duda, del máximo interés y utilidad.