Los primeros organismos complejos de la Tierra crecieron en tamaño no para competir por el alimento, sino para propagar sus crías lo mas lejos posible.
Expertos de la británica Universidad de Cambridge y de la canadiense de Nefoundland han descubierto que los organismos vivos que tuvieron más éxito en los océanos hace más de 500 millones de años fueron capaces de “lanzar” a su descendencia lo más lejos posible, colonizando así los alrededores.
Antes del periodo Ediacárico (hace entre 635 y 541 millones de años) las formas de vida eran de tamaño microscópico, pero luego aparecieron grandes organismos complejos y algunos de ellos, como los rangeomorfos, llegaron a alcanzar alturas de dos metros.
Los rangeomorfos están entre los primeros organismos complejos que poblaron la Tierra y aunque algunos parecían helechos, pudieron ser los primeros animales, aunque para los científicos es muy difícil estar seguros.
Y es que los organismos del Ediacárico parece que no tenían bocas, órganos o forma de moverse, por lo que se cree que absorbían los nutrientes del agua que les rodeaba, sin embargo en aquel periodo empezaron a hacerse más altos y la forma de sus cuerpos se diversificó.
En algunos ambientes modernos, como los bosques, existe una fuerte competencia entre los organismos para hacerse con los recursos, así los árboles y plantas más altos tienen más ventaja para captar la luz en ambientes pequeños o muy poblados.
La autora principal del estudio, Emily Mitchell, de la Universidad de Cambridge, explicó que quisieron establecer si algo similar ocurrió en el Ediacárico. Es decir: “¿La vida en la Tierra se hizo grande como resultado de la competencia?”
Para ello examinaron fósiles procedentes del sudeste de Canadá, uno de los lugares del mundo con más fósiles de aquella etapa.
¿COMPETENCIA POR LOS NUTRIENTES O LAS CRÍAS?
Aunque estudios previos hipotizaron que el aumento del tamaño estuvo provocado por la competencia por los nutrientes, en aquella época los océanos eran “muy ricos en nutrientes”, por lo que tuvo que existir otro motivo, señaló Mitchell.
“Si hubiera existido competición por la comida, entonces esperaríamos encontrar organismos con tallos con una estructura escalonada”, pero en este caso era lo contrario por lo que dichos tallos debían servir probablemente para otra función.
Para el equipo, la única otra función sería permitir una mayor dispersión de los propágulos (brote capaz de la propagación o reproducción) a través de los cuales se reproducían los rangeomorfos.
De esta manera, los organismos más altos estaban rodeados de grupos más grandes de crías, lo que sugiere que el beneficio de la altura no estaba en lograr más aliento sino en tener mayor posibilidad de colonizar un área.
Los rangeomorfos y otros organismos del Ediacárico desaparecieron al comienzo del Cámbrico, hace unos 540 millones de años, un periodo de rápida evolución y cuando la mayoría de los principales grupos de animales aparecen por primera en los registros fósiles.