Hay rocas que conservan, alegatos
al diluvio anteriores, las señales
que dejaron rastreros animales
de su paso en la tierra. Los estratos
pedernosos en esos garabatos
como con grandes letras capitales
nos dicen las memorias ancestrales
de sus vidas. El sabio los hïatos
de esas huellas supone y con tanteos
logra fijar la alcurnia de una raza
que pasó, mas el cielo a los ondeos
del volar de las aves no da caza.
En la historia del hombre los rastreos
quedan así, no de sus vuelos traza.