En la nariz de Newton
cae la gran manzana,
bólido de verdades.
La última que colgaba
del árbol de la Ciencia.
El gran Newton se rasca
sus narices sajonas.
Había una luna blanca
sobre el encaje bárbaro
de las hayas.
EN EL BOSQUE
Los gnomos
de los secretos
se mesan
los cabellos.
Amarran a la Muerte
y ordenan a los ecos
que despisten al hombre
con sus espejos.
En un rincón
está el secreto
revelado,
muerto.
Lo lloran
sus compañeros.
Es un joven azul
con los pies de hierro
que tiene entre las cejas
un lucero.
Lo lloran
sus compañeros.
El lago verde tiembla.
Hace viento.
ARMONÍA
Las olas
riman con el suspiro
y la estrella
con el grillo.
Se estremece en la córnea
todo el cielo frío,
y el punto es una síntesis
del infinito.
¿Pero quién une olas
con suspiros
y estrellas
con grillos?
Esperar que los Genios
tengan un descuido.
Las claves van flotando
entre nosotros mismos.
EL ÚLTIMO PASEO DEL FILÓSOFO
Newton
paseaba.
La muerte lo iba siguiendo
rasgueando su guitarra.
Newton
paseaba.
Los gusanos roían
su manzana.
Sonaba el viento en los árboles
y el río bajo las ramas.
Wordsworth hubiera llorado.
El filósofo tomaba
posturas inverosímiles
esperando otra manzana.
Corría por el camino
y tendíase junto al agua
para hundir su rostro en
la gran luna reflejada.
Newton
lloraba.
En un alto cedro dos
viejos búhos platicaban
y en la noche lentamente
el sabio volvía a su casa
soñando inmensas pirámides
de manzanas.
RÉPLICA
Adán comió la manzana
de la virgen Eva.
Newton fue un segundo Adán
de la Ciencia.
El primero conoció
la belleza.
El segundo un Pegaso
Cargado de cadenas.
Y no fueron culpables.
Las dos manzanas eran
sonrosadas
y nuevas
pero de amarga
leyenda.
¡ Los dos senos cortados
de la niña inocencia!
PREGUNTA
¿ Por qué fue la manzana
y no
la naranja
o la poliédrica
granada?
¿ Por qué fue reveladora
esta fruta casta,
esta poma suave
y plácida?
¿ Qué símbolo admirable
duerme en sus entrañas?
Adán, Paris y Newton
la llevan en el alma
y la acarician sin
adivinarla.