Una nueva investigación sobre el laberinto óseo del interior del oído ofrece información sobre la historia de la humanidad.
Apenas existen dudas de que los humanos modernos proceden de África, y su dispersión desde este continente está ampliamente documentada mediante datos genéticos. Ahora un equipo de investigadores financiados en parte por el proyecto CAMERA del Consejo Europeo de Investigación ha descubierto información nueva sobre las primeras migraciones humanas desde África analizando el sistema de cavidades del oído interno.
El estudio se publicó en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. El equipo internacional de investigadores dirigidos por paleoantropólogos de la Universidad de Zúrich utilizó tomografía computarizada (TC) para generar modelos tridimensionales de alta resolución de la estructura del oído interno de distintas poblaciones de todo el planeta. Las tres secciones del oído interno estudiadas (el vestíbulo, los conductos semicirculares y la cóclea) se conocen como el laberinto óseo debido a su estructura laberíntica y en bucles.
DIFERENCIAS DENTRO DE UNA MISMA POBLACIÓN Y ENTRE POBLACIONES
Los datos de la TC se obtuvieron de una muestra de 221 cráneos antiguos que representan 22 poblaciones distintas de todo el planeta y abarcan los últimos 6000 años. Los cráneos procedían de Europa Central, Japón e Indonesia. Su análisis desveló una variedad mayor en las formas del laberinto en las propias poblaciones que entre estas.
En una nota de prensa de la Universidad de Zúrich, los investigadores afirmaron lo siguiente: "los datos morfológicos del cráneo y el esqueleto solo permiten llegar a conclusiones parciales sobre los patrones de dispersión geográfica. Esto se debe, sobre todo, a las muchas formas de adaptación a las condiciones ambientales locales que tiene el esqueleto humano". Insistieron en que la morfología del oído interno es "un indicador adecuado de la historia de las poblaciones y de la dispersión humana".
Marcia Ponce de León, una de las investigadoras del estudio, declaró en la misma nota de prensa lo siguiente: "Este patrón de variación típicamente humana se reproduce también en los datos obtenidos mediante estudios genéticos comparativos". A lo que añadió: "Muestra que todos los humanos tienen un parentesco muy cercano y que sus raíces están en África".
En su análisis, los investigadores establecieron conexiones entre aspectos morfológicos, genealógicos y geográficos. Descubrieron que las diferencias en la forma del laberinto óseo aumentaban conforme se ampliaba la distancia de África. También mostraron que, a pesar del papel funcional del laberinto óseo en el equilibrio y la audición, la evolución humana ha dado lugar a una variedad sorprendentemente amplia de formas de oído interno.
EXTRACCIÓN DE ADN
El equipo recomendó que, en futuros estudios, se obtengan datos morfológicos de alta resolución a partir de muestras esqueléticas antes de emplear técnicas destructivas, como el muestreo genético, para extraer material de estructuras como los dientes o el peñasco. Esta última parte petrosa del hueso temporal del cráneo, uno de los huesos más duros y densos del organismo, protege las estructuras del oído interno.
"Dado que el peñasco es el principal objetivo de las técnicas de recuperación de ADN antiguo, proponemos que todos los estudios destructivos obtengan primero datos de tomografía computarizada tridimensional de alta resolución antes de proceder a realizar un muestreo invasivo", indicaron los investigadores en el artículo científico. Tal y como concluyeron: "Estos datos constituirán un archivo importante de la variación morfológica de las poblaciones pasadas y actuales, y permitirán realizar comparaciones entre el genotipo y el fenotipo a escala de individuos".
El apoyo al estudio procedió del proyecto aún activo CAMERA (Characterizing Adaptation and Migration Events with Modern and Ancient Genomes), el cual se propone generar y analizar datos con los que desentrañar la base molecular de la adaptación humana a las altitudes elevadas. También investiga cuándo se produjo el contacto entre las poblaciones polinesia y sudamericana. Sus colaboradores trabajan en el desarrollo de métodos estadísticos que combinan datos genéticos antiguos y modernos para calcular el momento y la intensidad de un barrido selectivo y un suceso de mezcla.