A pesar de que la variante procedente de la India se ha impuesto en todo el mundo, los virólogos siguen atentos a cambios del virus que puedan modificar la respuesta a las vacunas
En los últimos meses, el covid y la variante delta son casi sinónimos. No es para menos, porque las mutaciones que surgieron en la India se han hecho predominantes en España y en el mundo y los datos indican que la transmisión del virus es mucho más eficaz que antes. Las vacunas siguen siendo eficaces para prevenir la enfermedad grave, pero probablemente la magnitud de la quinta ola no se explicaría sin estos cambios en el SARS-CoV-2.
Los datos del último informe del Ministerio de Sanidad sobre variantes, de este lunes, 6 de septiembre, indican que delta ya suponía el 96,5% de los casos de España en la segunda mitad de agosto (los resultados de la secuenciación genética del virus se notifican con unos días de retraso con respecto a la toma de muestras). En algunas comunidades, ya es el 100%. Sin embargo, estas cifras no implican que hayan desaparecido el resto de las variantes o que no puedan surgir otras nuevas que desplacen a delta, igual que delta desplazó a alfa (la británica) y esta, a su vez, al virus original de Wuhan.
Una de las novedades más recientes es que la variante mu (técnicamente, B.1.621) ha sido clasificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos entre las “variantes de interés”. En realidad no es nueva, porque fue descrita en Colombia en enero de 2021. Aunque se han registrado casos en otros puntos de América del Sur, EEUU y Europa, su porcentaje del pastel en la pandemia a nivel mundial es pequeñísimo (0,1%). Solo es significativo entre los colombianos (39%) y en Ecuador (13%), país vecino. En España, se han detectado casos esporádicos, sin que haya transmisión comunitaria. Entonces, ¿hay alguna razón para prestarle una atención especial? Según la OMS, presenta mutaciones que aconsejan un estudio más profundo. Como ha ocurrido con otros cambios del virus, el peligro es que se transmita más y que pueda escapar a los anticuerpos que generan la infección natural o las vacunas.
Las variantes de interés “son las que empiezan a tener cierto peso poblacional en varios países”, explica a Teknautas Agustín Valenzuela Fernández, virólogo y director del Grupo Inmunología Celular y Viral de la Universidad de La Laguna, “y cambios genéticos importantes en la proteína S”, la parte del virus que se une a las células humanas y es determinante para infectarlas. Si cumple con esas características, pasa de ser una variante de estudio a una variante de interés y “hay que seguirla”.
Si, además, comienza a predominar y los casos se asocian a cuadros graves de infección, “pasaría a ser una variante preocupante”, no solo por el estrés que causa a los sistemas sanitarios, sino “porque podría poner en riesgo la protección de las vacunas” o causar reinfecciones. Por lo tanto, las variantes de preocupación “estarían asociadas a un aumento de la transmisión población, de los ingresos hospitalarios y de la mortalidad”. Por el momento, mu está en la lista de “variantes de interés” porque potencialmente podría llegar a cumplir los requisitos de preocupación, pero “todavía no está siendo predominante y no está claro que vaya a aumentar ni los ingresos ni la mortalidad”.
En la actualidad, hay tres variantes de preocupación: beta (la procedente de Sudáfrica), gamma (Brasil) y delta (India), según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés). El Ministerio de Sanidad aún incluye en esta categoría a alfa, la famosa variante inglesa que a finales de 2020 hizo que saltaran las alarmas con respecto a las mutaciones del virus. Sin embargo, el ECDC considera que alfa ya es una “variante desescalada” debido a que ya ha sido borrada del mapa. Del mismo modo, las autoridades sanitarias españolas incluyen en su lista de variantes de interés un total de ocho (incluida mu), mientras que el ECDC solo incluye tres: mu, lambda (originaria de Perú) y otra que no tiene un nombre griego: B.1.620. Para el centro europeo, existiría un tercer y nutrido grupo de variantes que se consideran “en estudio”.
La acumulación de mutaciones de mu
Al margen de las clasificaciones, que de momento la dejan en segunda división, ¿qué sabemos de mu? “Los estudios con respecto a esta variante son muy preliminares, se necesita más investigación”, comenta María del Mar Tomás, investigadora del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (INIBIC), microbióloga del hospital universitario de esta ciudad y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). No obstante, el hecho de que tenga ciertas mutaciones la pone en el punto de mira de los expertos. “La mutación E484K se ha asociado con un escape de la respuesta inmune, probablemente es la más preocupante”, destaca.
Lo cierto es que E484K ya es una mutación muy conocida, ya que está presente en beta y en gamma, y también en otras variantes que de momento son “de interés” o están “en estudio”, en función de las diferentes clasificaciones de los organismos sanitarios. Una publicación en 'The Lancet Microbe' explicaba el pasado mes de julio el riesgo de que los virus con esta mutación puedan eludir los anticuerpos. Precisamente, el conocimiento que ya existe de las variantes previas hace que al examinar las mutaciones los virólogos puedan sospechar por dónde van los tiros. “Si mu empieza a predominar en la población, posiblemente aumentaría los casos de ingresos. Ciertas mutaciones hacen que el virus sea menos sensible a ser neutralizado por los anticuerpos que generan las vacunas que estamos utilizando”, señala Valenzuela.
Esta variante tiene otras mutaciones destacadas en la proteína S: como todas las actuales, arrastra la mutación D614G, identificada en febrero de 2020 en Europa. Además, contiene la P681H (ya presente en alfa), la N501Y (en alfa, beta y gamma) y la R346K, que no se encuentra en otros casos. La buena noticia es que “muchas mutaciones son conocidas y sabemos que las vacunas están funcionando y evitando los casos graves”. La mala es que, en general, “las variantes que emergen acumulan mutaciones nuevas” y eso plantea nuevas incógnitas. “Tiene mutaciones que no acabamos de entender todavía, hay que seguir estudiándolas”, apunta el virólogo. No obstante, “no nos interesa que empiece a predominar una variante que acumula nuevas mutaciones”.
En cualquier caso, a pesar de que la variante mu y otras han coincidido en el tiempo, es delta la que se ha impuesto en todo el mundo a lo largo de 2021. Según la experta, de la SEIMC, esto puede ser indicativo de que ninguna de ellas puede competir con la variante procedente de la India en cuanto a facilidad de transmisión y, por lo tanto, es poco probable que lleguen a desbancarla.
En cambio, Agustín Valenzuela no descarta que pueda llegar a convivir o ser dominante en función de las circunstancias. “Sabemos que las variantes que tienen más facilidad para infectar y transmitirse en poco tiempo ganan la batalla. En este caso, hay que tener en cuenta que, cuando emerge mu, lo hace en zonas donde delta todavía no era predominante, pero, desde el punto de vista de facilidad de transmisión, mu lo tiene todo”, explica. Entonces, ¿aún puede desbancar a delta? “Dependerá de los eventos de transmisión. Es decir, si hay un brote multitudinario y en un núcleo urbano se multiplica el número de casos por miles, podría llegar a ser mayoritaria o a convivir con otras”, comenta.
Lecciones para las vacunas
Hasta ahora las vacunas están ofreciendo protección frente a todas las versiones del SARS-CoV-2. Sin embargo, los expertos no descartan que, si el virus sigue circulando, puedan surgir nuevas variantes que acaben por poner en riesgo la protección. “En los países con bajas tasas de vacunación el virus tiene mayor capacidad de replicación”, explica la investigadora. Las mutaciones son errores en las copias que el virus hace de sí mismo en su proceso de multiplicación en las células de cada paciente. En ese sentido, “los estudios muestran que, si estás vacunado, eliminas antes el virus y, por lo tanto, hay menos probabilidad de que mute”, añade.
Por eso, a partir de ahora habrá menos probabilidades de que surjan variantes en España o en Europa, que están alcanzando porcentajes de población vacunada muy elevados, pero ese riesgo sigue siendo muy alto en otras partes del mundo. Las cifras globales indican que cerca del 28% de la población mundial tiene la pauta completa, pero África apenas ha superado el 3%. “Por eso es tan importante ampliar la cobertura vacunal”, asegura la portavoz de la SEIMC. Colombia, cuna de la variante mu, está rozando el 30% de población completamente vacunada y Ecuador, donde también ha logrado hacerse un hueco, se sitúa en un 53%.
Con estas cifras se entiende que la OMS y muchos expertos del mundo estén haciendo un llamamiento para priorizar la llegada de vacunas a las zonas del planeta con menos recursos frente a la posibilidad de administrar dosis de refuerzo de forma generalizada en los países ricos. “La tercera dosis debería reservarse solo a inmunodeprimidos e incluso complementarse con tratamientos con anticuerpos monoclonales en determinados casos que veamos que la vacuna no es suficiente”, señala María Tomás.
“Para que las vacunas sigan siendo un éxito dentro de un año, tenemos que evitar que surjan nuevas variantes y, si surgen, tenemos que evitar que empiecen a predominar”, afirma el virólogo de la Universidad de La Laguna. Conseguir ese objetivo supone, por una parte, que “hay que saber cómo es el virus que está circulando y eso implica que hay que secuenciarlo en todo el territorio”; y, por otra, que se deberían mantener ciertas medidas de aislamiento social, como “el control de aforos o el uso de mascarillas”, señala el experto.
En su opinión, “hay otra cuestión que se está dejando en manos de las farmacéuticas, que es el estudio del virus”. Aunque la cuestión fundamental es que las vacunas evitan los cuadros graves, se necesitaría más información para manejar la recta final de la pandemia con mayor seguridad y también para tratar de desarrollar fármacos antivirales. “Además de secuenciar, deberíamos tener laboratorios de virología potentes en los hospitales para entender qué significa biológicamente cada mutación. Si no, nos quedamos en correlaciones estadísticas”. Es decir, que, a la hora de clasificar variantes de preocupación o de interés, “solo nos basamos en ingresos hospitalarios”, una variable que puede estar determinada por muchos otros factores aparte de la variante del virus que esté circulando.