Objeto de risas y desprecio durante años, la búsqueda por vida en otros planetas constituye una rama sólida de la astronomía
En este artículo publicado en Aeon, el investigador Adam Frank nos cuenta cómo la pasión por los OVNIs, con su habitual mezcla de bulos y pseudociencia paranormal, historicamente ha obstaculizado los intentos desde la ciencia de estudiar la existencia de vida más allá de nuestro planeta.
Frank trabaja en la NASA como especialista en “tecnofirmas”, es decir, para identificar señales venidas del exterior que puedan ser interpretadas como producidas por una sociedad avanzada extraterrestre. Afirma que a pesar de su afiliación y lo serio de su trabajo, mucha gente se lo toma a broma.
En el texto explica el origen de los “platillos voladores”, así como de algunos incidentes famosos como el caso Roswell, lo que permite reflexionar sobre el origen de las ideas y lo difícil que es controlarlas una vez se empiezan a propagar.