Una empresaria que experimenta en ella misma vende polémicas terapias génicas para evitar el envejecimiento
Liz Parrish, empresaria biosanitaria, ha generado controversia al afirmar que ha rejuvenecido mediante terapias génicas ilegales. A pesar de no tener formación médica formal, la preocupación por la salud de su hijo, diagnosticado con diabetes tipo I, la llevó a explorar tratamientos diferentes. Fundó Bioviva para investigar terapias génicas y comenzó a experimentar en ella misma, viajando a Colombia y otras zonas con regulaciones laxas.
Parrish sostiene que ha rejuvenecido más de 30 años en términos de telómeros, marcadores de envejecimiento en el ADN. Aunque no ha publicado sus resultados en revistas científicas, afirma que sus tratamientos han creado un pequeño mercado de individuos adinerados en busca de la juventud eterna, a menudo en países que han legalizado estas prácticas.
Sin embargo, los científicos critican su ética y la falta de evidencia científica rigurosa. La discusión sobre la legitimidad y la regulación de las terapias génicas se intensifica, y muchos expertos advierten sobre los riesgos de aplicar tecnologías sin la debida validación. A medida que avanza su historia, surge un dilema sobre el equilibrio entre la innovación/ciencia y los intereses comerciales en la búsqueda de la inmortalidad.
Podéis leer más sobre el tema en este artículo en El País.
Foto de portada: World Longevity Forum.