El reposo de nuestro organismo está condicionado por multitud de factores y todavía encierra muchos misterios
En este artículo publicado hace unos años en The New Yorker, la escritora Zoë Heller explora la compleja relación que tenemos con el sueño en la sociedad contemporánea. Heller discute cómo, a pesar de los esfuerzos por hacer del sueño una prioridad en nuestra vida, muchas personas siguen luchando con la falta de descanso debido a malas condiciones socioeconómicas, estrés y ansiedad. Además, critica la noción de que mejorar la higiene del sueño sea una cuestión de elección personal, resaltando que otros factores como la inseguridad alimentaria o las condiciones laborales, afectan gravemente la calidad del sueño.
El texto también aborda el insomnio y sus raíces, argumentando que no se reduce solo a problemas como el consumo de cafeína o el uso de tecnología, sino que está vinculado a sistemas nerviosos hiperactivos que dificultan el descanso. Heller menciona la importancia de los sueños y cómo pueden ayudarnos a procesar emociones y experiencias traumáticas, subrayando que un sueño adecuado no solo es esencial para la salud mental, sino que también ofrece oportunidades para la creatividad y el aprendizaje.