Un provocador artículo invita a tomarse en serio la inclusión y la equidad y dejar de usarla como una fachada vacía
En este artículo de opinión publicado esta semana en Nature, la investigadora Dolors Armenteras afirma que, pese al discurso creciente en ciencia sobre diversidad, equidad e inclusión, el sistema académico sigue manteniendo estructuras de poder muy arraigadas que limitan cambios reales.
Armenteras describe cómo muchas iniciativas se centran en la apariencia de inclusión, más que en su implementación real. Afirma que, aunque se organicen comités con representantes de países del Sur Global o se mencione la “diversidad” en los textos de las convocatorias, muchas veces eso no se traduce en una equidad en liderazgo ni en un reconocimiento pleno del trabajo realizado por estos miembros.
Otro problema surge con las colaboraciones internacionales, donde muchas veces se reproduce un tipo de relación asimétrica, en la que unos investigan y otros “aportan datos locales” o visibilidad simbólica, pero donde estos últimos no tienen voz real en el diseño ni distribución de beneficios.
