UNA APROXIMACIÓN INESTIMABLE A LA COMPRENSIÓN DEL FINAL DE LA GUERRA DE LOS MIL DÍAS<br>
Reseña realizada por Juan Carlos Sánchez Illán<br>
Profesor Titular de Periodismo de la Universidad Carlos III de Madrid
El 5 de marzo de 1939 el coronel Segismundo Casado, jefe del Ejército republicano del Centro, se sublevó contra el Gobierno presidido por el doctor Juan Negrín López. Con ello concluyeron los casi tres años de Guerra Civil. Ángel Bahamonde, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Carlos III de Madrid, analiza el acontecimiento de forma minuciosa, con todo lujo de detalles y explorando nuevas fuentes recientemente abiertas al público. Plantea la sublevación en diversos espacios interrelacionados: los planos militar, político e internacional. Solamente en la interacción de todos ellos se consigue una explicación global y exacta a este final dramático de la Guerra de España. El tema ya había sido objeto de interés por parte de otros historiadores. Desde la historiografía de derechas, Ricardo de la Cierva lo había analizado desde el punto de vista de los servicios de espionaje franquistas. El mismo autor del presente ensayo ya se había aproximado a la cuestión en la obra que publicó hace catorce años, en colaboración con el profesor Javier Cervera, con el título de Así terminó la Guerra de España, publicada por la editorial Marcial Pons. Últimamente el profesor Ángel Viñas también ha incidido en el tema en su investigación titulada El desplome de la República, aportando valiosos datos, sobre todo procedentes del ámbito internacional.
Ángel Bahamonde no pretende sugerir que se dieran las condiciones necesarias para que la República pudiera ganar la Guerra. No es esa la cuestión. Pero sí de que cabían fórmulas de resistencia que posibilitaran arrancar al adversario unas concesiones finales que hubiesen evitado los altos niveles de represión posterior. En su discurso, Bahamonde comienza planteando las prisas que tiene Franco por concluir el conflicto. Las ilusiones levantadas por el pacto de Múnich de 1938 y la tesis del alejamiento de una guerra europea se encuentran en entredicho a la altura de marzo de 1939. El denominado espíritu de Múnich aparece como algo superado. Las tensiones han vuelto a reproducirse con toda crudeza en el espacio centroeuropeo. El régimen hitleriano incrementa su tabla reivindicatoria y está a punto de invadir Bohemia y Moravia y de establecer un régimen títere en Eslovaquia. La cuestión de Danzig y Memel aparece en el horizonte. En suma, continúa con más virulencia que nunca el DrangnachOsten y la enmienda a la totalidad de los tratados de Versalles. A los alemanes les urge una rápida terminación del conflicto español y Franco tiene conocimiento de ello. Por otro lado, si la guerra larga ha sido beneficiosa para élporque le ha consolidado como caudillo, no es menos cierto que también en la denominada zona nacional existe el lógico cansancio porque la victoria no acaba de llegar. Además, esto puede traer como consecuencias la aparición de fisuras en ese bloque hasta ahora pétreo en que Franco reposa su poder. El dictador no tiene dudas de su triunfo final en la Guerra, pero se siente inseguro porque teme perder el tempo del conflicto.
La zona republicana está exhausta, sería ingenuo no reconocer este hecho. La desmoralización en la retaguardia se hace evidente. El sobrevivir de cada día impone que parte del pueblo republicano, al perder la esperanza en la victoria, valore la terminación del conflicto a cualquier precio: no más bombardeos, poder comer cada día y que los familiares regresen del frente. No cabe duda, pues, que existe un marcado clima de derrota en la España republicana. Pero también es cierto, como ya hemos señalado, que existe la posibilidad, dadas las prisas de Franco, de conseguir algo más que una rendición incondicional.
A partir de esta doble ambientación, Bahamonde desgrana los elementos que infieren en la conspiración del coronel Casado. En primer lugar, saca a colación un tema escasamente explorado hasta ahora: el papel de los militares profesionales que, con mayor o menor fidelidad, habían servido a la causa republicana. Para ello, el autor ha cotejado un enorme caudal informativo desconocido hasta ahora: los sumarios de los Consejos de Guerra incoados después del 1 de abril de 1939 a estos militares profesionales. Demuestra así la incomodidad con la que sirvieron a la República, los actos de espionaje a favor del bando franquista, la peculiar psicología corporativa que ayudó a relacionar a estos militares con sus colegas del otro bando. Al fin y al cabo, solo un militar profesional, el coronel Barceló se opuso decididamente a la sublevación de Casado. Bahamonde analiza con suficiencia lo que denomina el abrazo de Vergara: entre militares nos entenderemos. Asimismo estudia cómo desde Burgos se manipula este conjunto de sentimientos y percepciones, sobre todo a partir de las denominadas concesiones del Generalísimo, especie de anzuelo compasivo que Franco envió al otro bando prometiendo un final no excesivamente dramático. En la práctica no se cumpliría lo prometido.
Igualmente, se estudia la plataforma política del conflicto. Entra de lleno en la actitud del Comité de Defensa de la CNT madrileña y del IV Cuerpo del Ejército del Centro bajo el mando del teniente coronel Cipriano Mera, uno de los más caracterizados líderes del movimiento confederal ya antes de la Guerra Civil. Plantea el tema como el último coletazo de la lucha por la hegemonía política entre el anarcosindicalismo y el Partido Comunista. Precisamente, el mensaje de Franco iba en esta dirección de que la zona republicana se había convertido en una especie de sucursal de la Unión Soviética: si os libráis de Negrín y de los comunistas tendremos respuestas compasivas en la victoria. Asimismo,Bahamonde analiza el sustrato socialista, sobre todo en Madrid, que también actuó como basamento de la sublevación casadista.
La última parte del libro se centra en la represión de los mandos militares, profesionales o procedentes del mundo miliciano, de las diferentes unidades que compusieron el Ejército del Centro. Una vez más, las fuentes judiciales le proporcionan al autor un caudal inestimable de datos fehacientes.
Libro excelentemente bien escrito, representa una aproximación inestimable a la comprensión del final de la Guerra de los Mil Días.