Excmo. Sr. Consejero de Educación e Investigación de la Comunidad de Madrid, Rector de la Universidad Autónoma, Presidenta del CSIC, autoridades, académicos, colegas y amigos.
Solo unas breves palabras de agradecimiento. Primero de todo quería dar las gracias a las autoridades de la Comunidad de Madrid por la concesión de este premio que me honra. Es también una satisfacción adicional el que el premio de humanidades Julián Marías haya sido concedido a un compañero de departamento, físico como yo, pero a la vez gran historiador de la ciencia.
La lista de agradecimientos sería muy larga, pero sin duda empieza por mi mujer, Carmen Albajar, que siempre me ha apoyado en todas mis vicisitudes tanto vitales como científicas como mis tres hijos. Sin el apoyo de mi familia poco podría haber intentado hacer. A ellos les dedico este premio.
Mi carrera la he desarrollado, en primer lugar en el Departamento de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid y en el Instituto de Física Teórica UAM-CSIC. Debo mucho a la Universidad Autónoma, que siempre me ha apoyado, así como a las otras instituciones en las que he trabajado: La Universidad de Oxford y también en especial a la División de Física Teórica del CERN donde he trabajado también durante nueve años.
La Física Teórica es un prototipo de Ciencia Básica. Busca la compresión a nivel fundamental de todos los fenómenos físicos
Mucho debo a mis colaboradores. Aquí he de decir que, como a menudo me recuerda Carmen, parece ser que tengo un don. Y es que por alguna razón mis colaboradores, aparte de ser grandes científicos, son grandes personas. No puedo olvidar tampoco a mis estudiantes de doctorado, que han sido vitales para mi trabajo. Varios de ellos han desarrollado después una carrera científica muy exitosa como físicos, y unos pocos incluso como biólogos computacionales, superando con creces a su antiguo supervisor. Esto me produce especial satisfacción.
La Física Teórica es un prototipo de Ciencia Básica. Busca la compresión a nivel fundamental de todos los fenómenos físicos. A veces tales estudios llevan a aplicaciones a corto plazo y otras no tanto. Querría en estas breves palabras romper una lanza a favor de la investigación básica. Es una tentación para los gestores científicos el apoyar de forma prioritaria la ciencia aplicada que parece puede aportar de manera más inmediata beneficios a la economía. Sin embargo tal actitud es, como se suele decir ahora, un poco cortoplacista. Cuando Einstein escribió su teoría general de la relatividad, hace unos 100 años, nunca pensó que cientos de millones de ciudadanos con sus GPS dentro de sus móviles se beneficiarían de ello. Sin embargo Einstein no estudió sus ecuaciones pensando en una posible aplicación, solo quería comprender la naturaleza.
La investigación científica en general, y no solo la básica, se encuentra en estos momentos en España en una situación delicada. La crisis económica del último decenio ha llevado a importantes recortes en la inversión en Investigación y Desarrollo, mientras nuestro entorno europeo ha superado la crisis sin impacto importante en investigación. Los investigadores creemos que los cortes en investigación son 'pan para hoy y hambre para mañana'. Hay áreas del gasto público en que los cortes tienen unas consecuencias mucho más negativas que en otros. Si me permiten la analogía, es parecido a la respuesta de las plantas a la falta de riego. Hay plantas para las que, si se suspende el riego unas semanas, cuando se las vuelve a regar se recuperan. Hay otras plantas que deben ser regadas cada pocos días y si se las deja de regar una semana ya no se pueden recuperar, mueren. Con los cortes en investigación dejamos marchar al extranjero a jóvenes científicos muy valiosos, perdemos la oportunidad de participar en proyectos importantes, nuestro potencial científico disminuye rápidamente. Y aunque llegue un día la recuperación deseada, para cuando llegue, si llega, puede ser demasiado tarde.
Hay otro problema que perjudica a la investigación en España, que son las trabas burocráticas. Dichas trabas nos impiden ser competitivos a la hora de contratar científicos o adquirir material de laboratorio, participar en colaboraciones internacionales etc. Los requisitos exigidos son a menudo una pesadilla y los controles de los auditores, a menudo no familiarizados con lo que es el entorno científico, obstruyen frecuentemente nuestra labor. Estos obstáculos burocráticos tienen su origen en las leyes de Subvenciones Públicas, Ley del Régimen Jurídico del Sector Publico etc. Y es que hay que convencerse de que no se pueden aplicar las mismas leyes a cosas muy diferentes. No se pueden utilizar las mismas leyes o normas para gestionar, pongo por caso, un negociado de clases pasivas que un laboratorio de punta. Hay que acomodar las leyes a la actividad científica. Cuando hablo de esto a menudo suelo decir que nosotros los físicos no podemos cambiar la Leyes de Newton, las cosas seguirían cayéndose al suelo nos guste o no, no van a levitar. Sin embargo, afortunadamente, la sociedad sí que puede cambiar las normas vigentes en lo que afectan a la Ciencia. Y esto, que sería a cero coste, significaría enormes mejoras sin aumentar la inversión.
Dicho esto, sería muy injusto no subrayar el enorme progreso de la ciencia en España en los últimos 35 años. Cuando yo hice la tesis en la Universidad Autónoma, los grupos investigadores eran pequeños, aislados y con pocos recursos. En el presente, la situación es, directamente, otro mundo. Por ejemplo, donde yo trabajo, en el Departamento y en el Instituto de Física Teórica de la Autónoma combinados tenemos más de 60 estudiantes de doctorado en las áreas de Física Teórica , Física experimental de Partículas, Astrofísica y Física Nuclear. Unos 30 investigadores postdoctorales, de múltiples nacionalidades, decenas de reuniones científicas y participación en numerosos proyectos internacionales. Hay un número grande de centros y departamento de excelencia en España, con un nivel competitivo internacional. El proyecto de Centros de Excelencia Severo Ochoa y Maria de Maeztu del Ministerio (MICIN) ha sido una herramienta muy útil. También he de decir que la Comunidad de Madrid ha hecho esfuerzos muy importantes como la creación de los Institutos IMDEA, el reciente programa de Atracción de Talento y la Nueva Ley de Universidades que puede ser muy positiva para la investigación en esta comunidad. Todos esperamos que estos esfuerzos den fruto y la ciencia española vuelva a recuperar el impulso y la financiación que merece.
Y nada más. Muchísimas gracias, de nuevo, por este premio que me honra.