UNA HISTORIA EVOLUTIVA DE NUESTRA FAMILIA<br>
Reseña realizada por Dr. Ana GRACIA TÉLLEZ<br>
Investigadora Ramón y Cajal<br>Área de Paleontología<br>Departamento de Geología, Geografía y Medio Ambiente. Facultad de Biología, Ciencias Ambientales y Química. Universidad de Alcalá
AL LECTOR
Tiene en sus manos un pequeño compendio de los primeros fotogramas de la película personal que el autor, Antonio Rosas, presenta del inicio de la historia evolutiva de nuestra familia, los Homínidos. El final del siglo XX y principios del XXI ha sido una revolución en la Paleontología Humana. No solo se han realizado hallazgos increíbles, sino que también se han podido aplicar nuevas técnicas, como el estudio del ADN antiguo, que han permitido contestar viejas preguntas y han abierto otras nuevas.
El prólogo y los capítulos 1 y 2 se refieren al objeto de estudio y a las metodologías aplicadas para el estudio de los fósiles humanos. Determinar las relaciones de antecesor-descendiente requiere de premisas previas que deben estar claramente establecidas. Además, al tratarse de una ciencia histórica, contamos con una nueva dimensión: el tiempo. La cronología y localización geográfica de los restos de homínidos fósiles son muy importantes a la hora de estudiar la presencia o la ausencia de distintos rasgos anatómicos, y nos permiten establecer hipótesis sobre cómo pudo transcurrir un determinado proceso evolutivo en los distintos momentos de la evolución humana.
Así mismo, en el capítulo 2 el autor empieza a desentrañar la maraña de establecer qué se entiende por hominino, qué es lo que nos diferencia de nuestros parientes vivos más próximos, los grandes simios. En este sentido, el estudio de los fósiles nos permite conocer aquellos detalles de la anatomía que son y han sido cruciales para 'la construcción' de nuestra arquitectura corporal actual.
En el capítulo 3 introduce y desarrolla el concepto del Último Antepasado Común (UAC) que debió existir entre los géneros Pan (chimpancés) Gorilla (gorilas) y Homo (al que pertenece nuestra especie, Homo sapiens). Se rastrean aquellos caracteres que fueron determinantes en la separación entre las ramas de unos y otros. Este tema da pie al capítulo 4, donde se vuelve la mirada muy atrás: el registro fósil de los hominoideos del Mioceno, donde deben hundirse las raíces del origen de los homininos. Este hipodigma incluye fósiles descubiertos hace relativamente poco tiempo en la península ibérica, y que Rosas no olvida en su repaso de la evolución en tiempos tan remotos como entre hace 23 y 12 Millones de años.
El capítulo 5 se adentra directamente con aquellos fósiles africanos que se suponen más próximos a nuestro grupo (género Homo) que a los chimpancés. Se detallan los restos que componen el conjunto atribuido a los primeros homininos, y se analizan los caracteres que les confieren la primicia como los más antiguos de nuestro grupo. En este grupo se incluyen 3 géneros 'nuevos', y sus respectivas especies en algún caso.
Hasta ocho especies de australopitecos se comentan en el siguiente capítulo 6. Una de ellas acaba de ser publicada: Australopithecus deyiremeda. Existe un registro amplio y bastante completo para este género, lo que ha permitido caracterizar a este taxón con bastante precisión, tanto en sus rasgos anatómicos como conocer el dimorfismo sexual, hábitos de alimentación, etc. Existe un consenso bastante amplio de que este grupo es el sustrato del que surgió nuestro género, y también discute el autor aquellos fósiles que son más controvertidos.
El capítulo 7 se centra en un gran grupo de homininos muy bien caracterizado por sus especializaciones en la dentición y el esqueleto facial, los parántropos.
Y, por último, el capítulo 8 está dedicado a ese registro de fósiles que, según criterios y autores, podrían ser los primeros representantes del género Homo. Sirve también como base para discutir a qué llamamos Homo, cuáles son las características que debe tener un fósil para incluirse en ese taxón: bipedestación, capacidad craneana claramente mayor que la de otros homininos, presencia de herramientas en los yacimientos y otros atributos únicos y exclusivos.
Y nos quedamos con ganas de seguir este periplo. El propio autor lo explica en el prólogo y el epílogo: habrá un segundo libro. Esperamos que Antonio Rosas, como investigador directo de homininos más recientes nos cuente de primera mano sobre sus investigaciones en restos fósiles, en especial de aquellos procedentes del yacimiento del Sidrón (Asturias).