Aunque hubo épocas en que se omitía su nombre en los trabajos científicos, el avance de la oceanografía no se puede explicar sin la aportación de mujeres precursoras como la americana Marie Tharp, que realizó la primera cartografía de los fondos marinos.
También impulsó esta ciencia la japonesa Katsuko Saruhashi, que midió las concentraciones de dióxido de carbono y la radiactividad en el agua tras la II Guerra Mundial.
A la "Influencia del pensamiento científico femenino en el estudio de los océanos: aventuras y desventuras" se refiere el conservador de Biología Marina del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, Alejandro de Vera, en una conferencia en la que ha abordado esta cuestión y que detalla en una entrevista con EFE.
El biólogo marino señala que durante el siglo XIX, gracias al avance de la tecnología marítima y al auge de las grandes rutas comerciales entre el Viejo y Nuevo Mundo, nace el germen de la oceanografía como verdadera disciplina científica y, teniendo en cuenta el rol de la mujer durante esa época, no era de extrañar que este trabajo lo asumieran principalmente los hombres.
Los investigadores permanecían durante años a bordo de buques que recorrían grandes extensiones de mar soportando duras condiciones de navegación, entre otros factores, y sin embargo, explica, el progreso de la oceanografía no se puede explicar sin algunas pioneras.
"Son figuras femeninas relevantes que realizaron grandes avances en el estudio de los ecosistemas y la dinámica marina, facilitando la comprensión de numerosos fenómenos oceánicos que se producen a escala global", detalla.
Entre las que sentaron las bases figura la británica Mary Anning, que trabajó en yacimientos fósiles marinos del Jurásico, considerada "la madre" de la Paleontología y que consiguió encontrar el primer fósil completo de dos especies de dinosaurio.
Anning trabó amistad y compartió conocimiento con Elizabeth Philpot, autora de la descripción de varias especies nuevas de fósiles, describiendo por primera vez estructuras como los coprolitos, que son restos fosilizados del contenido del intestino de animales.
A la también británica Isabella Gordon "le debemos casi todo lo que sabemos hoy en día de cangrejos", prosigue Alejandro de Vera, mientras que su compatriota Marie Lebour fue otra pionera que llegó a realizar una campaña en 1939 a las islas Bermudas para estudiar el microplancton, y en una arriesgada recogida de muestras nocturna cayó junto a un colega investigador al agua. Ella pudo ser rescatada, pero él falleció en el accidente.
COORDILLERAS Y DORSALES MARINAS
En Estados Unidos sentaron las bases de la oceanografía Marie Tharp, la geóloga autora del primer cartografiado de los fondos marinos tras percatarse al analizar datos de sondas y ecosondas de que había cordilleras y dorsales.
También fue sobresaliente la contribución de Mary Sears, fundadora del Woods Hole Institute de Massachussets, el mayor centro oceanográfico del mundo, teniente de la reserva naval de Estados Unidos y que durante la II Guerra Mundial realizó informes de inteligencia que esclarecían cómo los cambios de temperatura y salinidad del agua ayudan a detectar el escondite de submarinos enemigos.
Alejandro de Vera destaca también a la investigadora de mayor pensamiento feminista en la lucha por la igualdad de las mujeres en el campo de la ciencia, la japonesa Katsuko Saruhashi, primera científica mundial en medir el CO2 disuelto en el agua, algo fundamental para cuantificar los efectos del calentamiento global.
En España el mejor ejemplo en este campo científico es el de la gallega de relevancia internacional Ángeles Alvariño, cuya mentora fue precisamente Mary Sears y que realizó proyectos de investigación hasta casi el final de su vida en Woods Hole.
Alvariño es la madre de la oceanografía española y un buque del Instituto Español de Oceanografía surca los mares con su nombre.