Aula de estudio. / johnyksslr (PIXABAY)
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Las escuelas no están solas

La revista <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/journal/1098237x" title="Science Education" alt="Science Education" target="_blank">Science Education</a>, referente para todas aquellas personas que se dedican a la enseñanza, didáctica y política de las ciencias, publica este mes de julio en su sección 'Aprendizaje de las Ciencias en la Vida Diaria' un especial sobre la importancia de la equidad y las actividades fuera de las escuelas en el aprendizaje de las ciencias.

La principal conclusión que se extrae de este especial es que, históricamente, la investigación científica no ha conseguido mostrarse de una manera transparente, cercana y equitativa a la ciudadanía, lo que ha provocado que la cultura científica no llegue por igual a todos los sectores de la sociedad.

Esta situación la achacan a la falta de intermediarios entre la ciencia y el sector educativo. Los Museos de Ciencia han sido, en los últimos tiempos, las únicas instituciones que han conseguido conectar el ámbito científico con el educativo, lo que ha asegurado la confianza plena de la sociedad en ellos, como confirma un reciente estudio sobre concienciación, actitudes y uso de los museos y centros de ciencia. Esto, sin embargo, contrasta con la falta de iniciativas por parte de los centros de investigación para conectar, de manera justa y transparente, a la ciencia con el público no formado (las actividades conocidas como Science Outreach)

Los estudios que recoge el reciente especial de la revista Science Education resaltan también el rol de la ciencia en el aprendizaje de los más jóvenes y las tareas de innovación educativa. Concretamente, ponen en relieve tres de las situaciones en las que la ciencia y sus valores juegan un papel fundamental: el pensamiento crítico como herramienta para desenvolverse en la vida, el método científico para resolver las cuestiones que plantea la realidad en la que se vive y el avance que la ciencia supone para la ciudadanía.

Aprender constituye la base para iniciarse en el camino de la vida y, hoy en día, innovar forma uno de los pilares fundamentales de las sociedades actuales. A menudo, innovar se entiende como la renovación tecnológica del entorno de aprendizaje (libros electrónicos, pizarras interactivas, realidad virtual, etc.) pero esto no siempre está al alcance de todo el sector educativo y, a veces, un simple cambio en la metodología tradicional educativa o en la mentalidad docente puede resultar mucho más útil que una modernización técnica de las aulas. Por eso mismo, al no querer correr el riesgo de adoptar nuevos métodos de enseñanza que puedan, en cierto modo, "fallar", las escuelas terminan siendo las más resistentes a la hora innovar en educación. Y es por esto que necesitan, de alguna manera, un apoyo social ante esta tarea.

A la hora de innovar en educación se suele hablar del entorno del aprendizaje, incluso del 'ecosistema didáctico', pero a veces se olvida que la base del sistema educativo y aquellos con los que hay que contar para dar a conocer la ciencia son los profesores. El objetivo de las iniciativas de Science Outreach, aparte del de dar a conocer la ciencia y la investigación, es que los estudiantes desarrollen un espíritu crítico y reflexivo que haga despertar su curiosidad y sus ganas de descubrir la realidad que les rodea. Y, para ello, los estudiantes han de tener la capacidad y la posibilidad de buscar a un profesor o mentor especializado que les ayude a llevar a cabo este análisis de los problemas del mundo cotidiano. Esta es la razón por la que ciertos estudios y esfuerzos institucionales de innovación se centran en la tarea docente, poniendo el foco en la capacidad pedagógica del profesorado y el contenido didáctico del curso académico. Estos dos conceptos poseen un gran valor a la hora de formar a los estudiantes, pero hay otro elemento que se suele escapar a la hora de observar el rendimiento de las aulas y que sigue despertando debates entre los sectores más conservadores de la educación: el impacto del conocimiento del profesor en los estudiantes (Figura 1).

Figura 1. Modelo de las competencias del profesorado como construcción multidimensional y su influencia en el alumnado propuesto por Kaiser et al. (2016). En el modelaje se toma como ejemplo el conocimiento, enseñanza y aprendizaje en Matemáticas.

El conocimiento del profesor se puede entender como el conjunto de capacidades cognitivas para crear un buen entorno de aprendizaje que lleve a la labor educativa del profesorado al éxito. Es, en definitiva, el "saber qué" y "saber cómo" enseñar. "Quien se atreva a enseñar nunca debe dejar de aprender", apuntaba el famoso y reconocido bibliotecario John Cotton Dana (1856-1929).

La formación continua de los profesores determinará el conocimiento de estos y, por tanto, el de los estudiantes pero, tal y como señalan Guerreiro y Deligiannidi, también existe una serie de parámetros determinantes para el ejercicio de la profesión docente: la situación y autorregulación del país, la necesidad del feminismo en la sociedad o la formación inicial, la especialización y las habilidades del profesorado, las cuales han de pasar por una responsable evaluación continua. De todos ellos, la mayoría depende de la sociedad y no del individuo, por eso resulta tan importante que las iniciativas de Science Outreach provengan de agentes ajenos al sector educativo, como los Centros de Investigación, ya que serán capaces de mostrar, de primera mano, cómo se trabaja en la ciencia y ayudarán, así, a comprender la realidad de las diferentes estructuras que conforman la sociedad. De este modo se abrirá, por así decirlo, un nuevo camino al avance en el que la innovación científica y la educativa irán de la mano.

El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) lanza 'CNIO & The City', un novedoso proyecto educativo que se enmarca dentro de su oferta de actividades de Science Outreach y que cuenta con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología (FECYT). En él, se contemplan actividades que se realizarán durante el curso académico 2017-2018 y que se dirigirán al sector educativo de la Comunidad de Madrid. Los estudiantes de segundo ciclo de E.S.O y Bachillerato podrán participar en las actividades EDUCACNIO, donde realizarán inmersiones en el laboratorio y desarrollarán sus primeros proyectos científicos. Por otro lado, FORMACNIO se dirige, con la colaboración del Centro Territorial de Innovación y Formación Madrid-Oeste, a los profesores de la Comunidad de Madrid a través de un curso de formación que pretende actualizar el conocimiento científico de los docentes y facilitar el contacto de las aulas con el CNIO.

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