Hasta ahora, la terapia de evitación del alimento era la generalizada.
Actuar en el supermercado como un inspector de Sanidad, leyendo detenidamente cada etiqueta. Cargar con la merienda del niño cada vez que va a una fiesta de cumpleaños. Interrogar al camarero sobre ingredientes y posibles trazas de los platos que el pequeño ha elegido y, finalmente, renunciar y tener que elegir otro -el mismo de siempre-. Entender que tu hijo sea señalado con una marca en la cara, una gran chapa o una etiqueta cuando disfruta de una excursión escolar. Presentir la cara de miedo de familiares y amigos cuando les avisas de que el niño tiene que ir a dormir a su casa. Entrar en pánico cada vez que recibes una llamada del cole.
Estas no son situaciones infrecuentes en las familias de niños con alergias alimentarias y forman parte de su día a día. Y son mucho más comunes de lo que pensamos: casi un 5% de la población española sufre alguna alergia alimentaria. Así, se estima que de los 406.556 niños que nacieron en nuestro país en 2016, hay unos 5.000 alérgicos al huevo y unos 3.000 a la leche, los dos alimentos que más alergias causan, seguidos de frutos secos, pescados y mariscos, legumbres y frutas. Un dato que además se complica porque la mitad de esos niños es alérgico a dos o más alimentos.
Para la doctora Elena Alonso, del Servicio de Alergia Pediátrica del Hospital General Universitarios Gregorio Marañón de Madrid, la alergia alimentaria supone "una alteración importante de la calidad de vida del paciente durante mucho tiempo y, especialmente, durante el periodo de escolarización, con continuas limitaciones y riesgos en los comedores escolares, lo que produce un fuerte impacto emocional y social por las sensaciones de frustración, rechazo, inseguridad o incluso ansiedad del niño y las familias".
Este tipo de patologías, además de los trastornos causados a las familias, ha terminado por convertirse en un problema de salud pública, dada la alta incidencia de casos y las alteraciones que puede causar en el entorno escolar y laboral de los progenitores. Se hace entonces necesario abordar el problema desde el ámbito médico-sanitario en busca de la curación o de la minimización de las consecuencias.
En este sentido, la presentación de la primera Guía Mundial sobre Inmunoterapia Oral, el pasado mes de junio, supone un importante paso en la consecución de un primer objetivo: conseguir la desensibilización en el mayor número de casos. Para el doctor Antonio Martorell, jefe de la Unidad de Alergología del Hospital General Universitario de Valencia y coordinador de la guía, este "trabajo constituye una gran esperanza para la curación de alergias alimentarias, pues se pretende que la Inmunoterapia Oral sea una alternativa a la dieta de evitación de leche o huevo seguida hasta el momento y se puede extender a otros alimentos".
PERO, ¿SE PUEDE CURAR?
Aunque la sintomatología y la virulencia de la reacción no es igual de grave en todos los casos y puede ir desde unos simples granitos a un shock anafiláctico que pone en riesgo la vida del niño si no se actúa con rapidez, lo cierto es que todos los casos condicionan el día a día de los pequeños y sus familiares.
Hasta el año 2001 el único tratamiento que se prescribía en España era la eliminación total del alimento en la dieta. Pero la evitación del alérgeno no resulta tan sencilla pues estos alimentos están presentes en una gran cantidad de productos elaborados. Por ejemplo: numerosos embutidos envasados contienen leche o trazas de leche; y caldos y pasta pueden llevar huevo o cáscara de huevo. Además, en los casos más sensibles, no basta solo con evitar la ingesta, también hay que eliminarlos de los alrededores, porque muchos de estos niños reaccionan también con la inhalación o por contacto.
Cierto es que parece que la situación parece estar más controlada desde que en diciembre de 2016 entró en vigor la normativa europea sobre etiquetado de alimentos, en la que se define que los ingredientes alérgenos o que puedan causar intolerancia, han de mostrarse de forma destacada en la etiqueta, bien en el listado de ingredientes o, si no se da el listado de ingredientes, a continuación de la mención "contiene". Estas sustancias deben destacarse tipográficamente (con otro color, subrayadas, en negrita, con otra tipografía, etcétera).
Con la evitación como tratamiento hay una gran porcentaje de pacientes que superan de forma natural la alergia en los primeros años de vida: el 85% de los niños con alergia a la leche de vaca la supera de forma espontánea antes de los 3 años y el 65% de los niños con alergia al huevo antes de los 6. En cualquier caso, ¿qué pasa con el resto? ¿Van a ser durante toda su vida alérgicos? ¿Tendrán que ir siempre con la inyección de adrenalina? Efectivamente, a medida que el niño se va haciendo mayor las posibilidades de curarse sin intervención se alejan... e incluso desaparecen.
En 2001, el doctor Antonio Martorell decidió comenzar a pautar un nuevo procedimiento: la Inmunoterapia Oral con alimentos. Este tratamiento expone a los niños a la ingesta gradual, bajo supervisión médica y en dosis crecientes hasta conseguir la desensibilización. En años posteriores, el tratamiento se extendió a otras unidades de alergología pediátrica, pero no es un tratamiento generalizado. Y aunque parece que esta es la mejor alternativa a la dieta de evitación, aún son pocos los hospitales que la ofrecen y su aplicación se sigue sin un protocolo oficial.
TRATAMIENTO PIONERO EN EUROPA
Numerosos estudios y literatura científica han llegado a concluir una tasa de éxito del 80-90% con los tratamientos de Inmunoterapia Oral. Por eso, un grupo de más de 30 pediatras y alergólogos españoles de 18 centros hospitalarios diferentes han trabajado en la elaboración de esa primera Guía Mundial sobre Inmunoterapia Oral con Alimentos. El objetivo: abrir este tratamiento a la práctica habitual de los pediatras y alergólogos y lograr la eficacia con los menores efectos adversos. "Se pone así en marcha un tratamiento con las mayores garantías y seguridad", asegura el doctor Carmelo Escudero, del Hospital Universitario Niño Jesús, de Madrid.
Esta guía, además de definir las necesidades de personal y material para la instauración del procedimiento, los dispositivos y protocolos de seguimiento y vigilancia, "define las normas para la inclusión de los pacientes a este tratamiento y apunta las recomendaciones para personalizarlo según la gravedad y las expectativas", afirma la doctora Rosa García, del Hospital Universitario de Ciudad Real.
"Al ser un tratamiento no exento de riesgos solo puede ser realizado por médicos especialistas con amplia experiencia en Inmunoterapia Oral con alimentos y el paciente debe seguir un rigurosos control por parte de su médico", advierte la doctora García. Los requisitos para llevarse a cabo son que cumplan unas normas mínimas de calidad y seguridad, y que sean aplicadas por profesionales médico con experiencia, capacitados en el manejo de niños alérgicos.