El gran maestro del ordenador
ha diseñado su primera versión
sobre el manto de nieve. Yo tengo que llevar esquís.
El diseñador
traza sendas sinuosas
bordeando todo tipo de montañas
y evitando pendientes pronunciadas.
El genial autor
ha terminado su trabajo
y borra con la mano una montaña de la nieve.
Recoge el documento, extenuado,
y lo llama PAISAJE SOBRE ESQUÍS V / EQUINOCCIO VERNAL.
Imprime un montón de pistas.
Pero no me deja entrar en su borrador; el muy gamberro
dice que si patentes, que si el riesgo de robo del programa.
Pero yo puedo manipular el manuscrito y copiar
descaradamente.
Y ya ando suelto por el PAISAJE SOBRE ESQUÍS ETCÉTERA,
por sendas que nadie conoce,
excepto yo, que engañé al maestro.