Durante décadas se intentó, sin éxito, que el último ejemplar de una especie de tortugas dejase descendencia
Descrito frecuentemente como “el animal más solitario del mundo”, este ejemplar de tortuga gigante de Pinta fue encontrado en 1971, cuando se pensaba que su especie ya estaba extinta. Desde ese momento vivió en un centro de la Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos.
Todos los intentos que se hicieron para intentar que George tuviera descendencia fracasaron. Y eso que durante un tiempo se ofreció una recompensa de diez mil dólares a quien consiguiera ofrecer una hembra con la que George pudiera cruzarse.
En 2012, George murió de causas naturales. Tenía 112 años y con él desaparecía el último ejemplar de la espcie Chelonoidis abingdonii. Unos años después, el canal de ciencia Skunk Bear le dedicó esta emotiva canción:
Imagen: Arturo de Frías Marques