Fecha
Autor
Pedro Alonso Miguel (Área de Cooperación Tecnológica. Dirección General de Universidades e Investigación. Comunidad de Madrid)

Geografía humana: recuerdo de Julio-César

En el intento de recuerdo de <strong>Julio-César</strong>, es inevitable que hablemos de Geografía. Pero no de Geografía Económica, disciplina en que, como sabemos, era maestro y una de las voces más solventes en nuestro país. En eso no me voy a entretener: ahí está su obra. Me gustaría hablar de Geografía Humana.
1. Geografía Humana

Geografía Humana es que Domingo de Ondategui, maestro cantero vasco emigrara a tierras burgalesas a principios del siglo XVIII, para ejercer su profesión y participar en numerosas obras y edificaciones religiosas, de entre las que destaca la construcción de la torre de la Catedral de Burgo de Osma.

Es Geografía Humana, también, que sus descendientes enraizaran en tierras sorianas y allí se hayan mantenido en diversas ocupaciones y lugares hasta hoy, casi trescientos años después. Por ello, en los viejos campos de Castilla, en Calatañazor, va a nacer Julio a mediados de los años cincuenta, junto con otros siete hermanos, y, a partir de ahí, va a ir construyendo su vida hasta estos días en que ¡tan pronto!, se nos ha ido.

Calatañazor

Parte de la Geografía Humana es, asimismo, que Norié, del lejano Japón, se cruzara un día en la vida de Julio y comenzaran juntos una larga travesía, una historia de amor, de vida y entrega con una compenetración y una complementariedad- creo adivinar - admirables, que sólo se ha podido interrumpir - y no estoy muy seguro de ello - con su prematura muerte.

Conocí a Julio-César hace unos diez años. Creo que muchas veces la Geografía - ¡otra vez la geografía!- hace a los hombres y su carácter. Y Castilla, los paisajes sorianos - los Campos de Castilla que cantó Machado - con su duro clima y su vida dura, suelen forjar caracteres recios, un poco asperones, aparentemente desapegados. Pero bajo esa dureza o brusquedad aparente siempre suele haber un buen fondo. Un poco, como los vinos de Toro. Julio-Cesar era, tras esa aspereza inicial, un gran tipo: generoso y leal; trabajador y constante. Y también un gran hombre de ideas, soñador... y profundamente bueno; una buena persona de la que me honro de haber gozado de su amistad.

Julio-César mantuvo a lo largo de su vida una mirada ingenua y original, un curioso escrutinio, un aliento incisivo y profético y un talante entre crítico y poético, en su campo de trabajo: la geografía económica de la innovación

2. Una figura excéntrica.

Es un hecho que la ciencia y la investigación actuales están profesionalizadas. Lejos quedan los tiempos en que la investigación se llevaba a cabo, gratis et amore, por curiosos ciudadanos, que llevaban a cabo sus experimentos y estudios por gusto, por saber más, porque el mundo estaba ahí y había que desentrañarlo y comprenderlo.

Julio-César era, en este sentido, un excéntrico. Llegó a la Geografía con una carrera profesional ya desarrollada en otros ámbitos e inicia sus pioneros estudios sobre parques tecnológicos casi al borde de los cuarenta años. Sin las ataduras de una carrera académica que guardar, sin tener por que mantenerse dentro de los paradigmas establecidos y casi siempre sin más medios que los de su propia inteligencia, Julio-César Ondategui mantuvo a lo largo de su vida una mirada ingenua y original, un curioso escrutinio, un aliento incisivo y profético y un talante entre crítico y poético, en su campo de trabajo: la geografía económica de la innovación; o, si quieren, la economía de la localización de la innovación.

O tempora, o mores, historiadores de la ciencia hay, que abominan de esta ciencia de los siglos XX y XXI profesionalizada absolutamente, más centrada en su propia supervivencia como gremio, que en la búsqueda de la sabiduría. A Julio-César le gustaba la poesía de T.S. Elliot, que alguna vez recordó en sus escritos. De Elliot son los versos:

¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?,
¿dónde el conocimiento que hemos perdido en información?


Quizás, sin que nos hayamos dado cuenta, con la muerte de Julio-César se nos ha ido el último caballerito de Azcoitia. 

                                        Creo que va a quedar todo muy bien...
la verdad es que parece mentira que estemos preparando esto...


3. Final

Cuando se produce, como en el caso de Julio-César, una muerte temprana los familiares, compañeros y amigos nos vemos, lógicamente, sumidos en el desamparo y en la perplejidad. Pero hay que seguir y lo que tenemos que pensar es en la felicidad que nos dio, en los pedazos de vida que todos nosotros, en mayor o menor medida, intimidad o duración, hemos hecho junto a él.

Jorge Manrique en las Coplas a la muerte de su padre, concluye con los versos:

...dio el alma a quien se la dio
(el cual la ponga en el cielo
en su gloria),
que aunque la vida perdió,
dejónos harto consuelo
su memoria.

Además del harto consuelo de su memoria que me queda de él, me gustaría, en este momento, pensar a Julio-César comprobando si el cielo es o no una verdadera tecnópolis, gozándolo en términos geográficos y calibrando la conveniencia de ir montando algún parque tecnológico en el cielo.

Añadir nuevo comentario

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.
Para el envío de comentarios, Ud. deberá rellenar todos los campos solicitados. Así mismo, le informamos que su nombre aparecerá publicado junto con su comentario, por lo que en caso que no quiera que se publique, le sugerimos introduzca un alias.

Normas de uso:

  • Las opiniones vertidas serán responsabilidad de su autor y en ningún caso de www.madrimasd.org,
  • No se admitirán comentarios contrarios a las leyes españolas o buen uso.
  • El administrador podrá eliminar comentarios no apropiados, intentando respetar siempre el derecho a la libertad de expresión.
CAPTCHA
Enter the characters shown in the image.
Esta pregunta es para probar si usted es un visitante humano o no y para evitar envíos automáticos de spam.