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“Este premio ha supuesto una satisfacción inesperada dada la cantidad de científicos excelentes que hay en Madrid"

Entrevista con Rodolfo Miranda Soriano, Premio de Investigación de la Comunidad de Madrid ‘Miguel Catalán’ 2021 a la carrera científica

Es usted catedrático de  Física de la Universidad Autónoma de Madrid y director de IMDEA Nanociencia. ¿Podría explicarnos qué es IMDEA Nanociencia?

IMDEA Nanociencia es una fundación creada por el Gobierno de la Comunidad de Madrid al que en su momento se unió el antiguo Ministerio de Educación y Ciencia y fue creada con el propósito de atraer talento del extranjero tanto de españoles como de extranjeros que están trabajando fuera, para facilitar que hagan investigación de excelencia en nuestro país y contribuyan a cerrar la zanja entre la investigación académica y su aplicación al bien de la sociedad.

IMDEA Nanociencia fue creada hace menos de una década y es uno de los centros de referencia mundial en esta materia. ¿Cómo han conseguido sus investigadores que sus trabajos estén entre los más citados por sus colegas?

Conseguir que en un centro se haga investigación de excelencia internacional depende del talento que se haya atraído. Si se crea el entorno que permite tener trabajando a los mejores, estos producen la mejor ciencia. No es muy complicado y creo que la gracia de la arquitectura institucional de los IMDEA es que permite atraer talento y dejarlo trabajar a su aire. En esos casos el resultado siempre es excelente.

Sus investigaciones han contribuido decisivamente al desarrollo de la Nanotecnología en España, ¿nos puede explicar en qué consiste sus líneas de investigación?


“En su momento tuve la fortuna de especializarme en física de superficie, un área científica muy relevante para la nanotecnología, y trabajar cerca de grandes investigadores que consiguieron el Premio Nobel”

Lo que yo hago se debe a que en su momento tuve la fortuna de especializarme en física de superficie, un área científica muy relevante para la nanotecnología, y de trabajar cerca de grandes investigadores que consiguieron el Premio Nobel. Ellos me enseñaron el uso de los instrumentos, en particular del microscopio de efecto túnel, que ha resultado esencial para el desarrollo de la nanotecnología.

¿Cómo explicaría a la sociedad en general para que sirven sus investigaciones?

Este área se centra en estudiar las propiedades de los objetos muy pequeños. Muy pequeños quiere decir átomos individuales, moléculas individuales, realmente objetos de tamaño nanométrico que tienen propiedades muy diferentes de los mismos objetos más grandes. Y estas propiedades pueden ser electrónicas, mecánicas, magnéticas u ópticas, todas muy diferentes. Y aprender esas nuevas propiedades nos lleva a usarlas en muchas cosas, que van desde el magnetismo a muy pequeña escala hasta los materiales cuánticos o la nanomedicina. Estos conocimientos pueden aplicarse, por ejemplo, para eliminar células tumorales selectivamente, empalmar los cortes en la médula espinal de una persona parapléjica o crear un test de detección del COVID extremadamente barato y eficiente.

¿Cómo transferir este conocimiento a la sociedad?

Transferirlo depende de poder crear algo que es muy importante y que apenas tenemos en nuestro país, que es la cadena que lleva desde un laboratorio hasta una aplicación práctica en un hospital o en una empresa de esa tecnología. Y eso requiere especialistas, formados en ambas partes del negocio, que sean capaces de identificar las necesidades estratégicas de una empresa para ser competitiva dentro de 15 o 20 años y que, además, puedan traducir esto en algo que entiendan los investigadores en un laboratorio.

Este proceso está en marcha. IMDEA es una herramienta extraordinaria para hacerlo. Y cuando empezó el sueño de los IMDEA yo no creía que iba a ser tan rápido y tan eficiente como está resultando. Por ejemplo, en nuestro instituto se ha creado un nuevo nanomaterial que ya está funcionando en una aplicación financiada por empresas para materiales con propiedades mecánicas absolutamente extraordinarias en el sector aeronáutico. Y esto, con empresas que invierten millones para desarrollar ese conocimiento, era algo con lo que hace diez años podíamos soñar, pero que ahora es una realidad.

¿Qué futuro le espera a la nanociencia?

El futuro es muy brillante. Yo creo que vivimos una época fascinante. Los jóvenes que ahora empiezan a trabajar en este mundo de la nanociencia quizá vean en los próximos veinte años un desarrollo brutal de lo que descubran en los laboratorios en su aplicación a la sociedad. Va a ser como un tsunami. Las primeras olas del tsunami están llegando ahora y se empiezan a ver las primeras aplicaciones de nanotecnología en nuestro mundo diario. Pero en los próximos 20 o 25 años todo, desde la ropa que llevamos y los edificios que hacemos hasta cómo curamos las enfermedades, nos alimentamos o captamos energía, va a contener elementos de nanotecnología.

¿Qué retos se planea conseguir con sus investigaciones?

Bueno, yo en primer lugar pretendo divertirme. La ciencia, la investigación, se parece a cuando uno es un niño y juega a descubrir cosas. Así que en general uno se mueve por lo que te divierte hacer en un momento determinado. Lo que ocurre es que con la edad se acentúa. Uno tiene un cierto sentimiento de responsabilidad, de que esta diversión es de utilidad para la sociedad, ya que la sociedad está pagando para que haga lo que más me gusta hacer. Es un privilegio que hay que compensar identificando qué problemas son importantes para la sociedad que nos rodea e intentar aportar algo en ese sentido. Yo, personalmente, estoy muy interesado en lo que tiene que ver con los nuevos materiales cuánticos.

¿Cómo avanza Madrid cuando avanza la ciencia en Madrid?

Madrid es una sociedad abierta, una región muy atractiva que queremos sea lo más rica y satisfactoria posible. Sin la ciencia y el desarrollo que viene del conocimiento no podemos garantizar la creación de riqueza en nuestro entorno. Ni la creación de riqueza, ni controlar los problemas asociados con el medio ambiente ni, en general, vivir de manera razonable. Tenemos que atraer talento, darle libertad y capacidad de desarrollar sus ideas y confiar. Porque la experiencia demuestra que el conocimiento genera riqueza y bienestar para toda la sociedad.

Acaba de ser galardonado con el Premio de Investigación ‘Miguel Catalán’ 2021. ¿Qué supone para su carrera este reconocimiento?

La concesión de este premio ha supuesto una satisfacción enorme, un tanto inesperada, pues en Madrid hay una cantidad enorme de científicos excelentes y es realmente muy gratificante que tus colegas, de alguna manera, seleccionen tu currículum frente a otros que son también grandes científicos.

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