“Es fundamental reivindicar los saberes que tienen que ver con el cuerpo y con otras formas de comunicarnos”

Su trayectoria científica ha basculado entre la Danza y la Historia del Arte ¿Nos presenta su investigación?

Mi línea principal de investigación estudia la relación entre la danza y las artes visuales. Esto, que tiene que ver con lo que conocemos como Dance Studies o Estudios de Danza, aún tiene poca presencia en los estudios universitarios y en los organismos de investigación. Pero poco a poco va siendo un campo emergente al que he podido dedicarme desde mi incorporación al Instituto de Historia del CSIC y, a partir de ahí, estoy desarrollando mi investigación en dos ámbitos. Por una parte, el escenario como un espacio de encuentro entre creadores de diferentes disciplinas, cómo se van transfiriendo sus lenguajes y sus modos de trabajo y generando sinergias de diferente tipo. Y, por otro lado, la idea del cuerpo como un archivo de movimientos, de gestos, de ideas, de símbolos y cómo esto se aplica al ámbito de la danza. 

Me interesan mucho las relaciones, cómo se comunica la parte visual con la parte efímera y cinética del movimiento. Hubo a principios del siglo XX toda una corriente en la que los artistas se interesaron por ver qué sucedía cuando trabajaban con bailarines, con coreógrafos, con músicos o con libretistas. Y esto dio lugar a toda una corriente en la que las vanguardias y las artes de la modernidad tuvieron en el escenario un espacio de confluencia, desarrollando un repertorio de enorme interés. 

¿Qué aportan sus investigaciones  a los retos que tiene planteados la sociedad?

En un mundo cada vez más marcado por la virtualización, eso que ahora llaman el metaverso, es fundamental reivindicar los saberes que tienen que ver con el cuerpo y con otras formas de comunicarnos que se han dado a lo largo del tiempo en esa convivencia colectiva. Y, en ese sentido, creo que la investigación en danza puede ayudar a entender que el cuerpo en movimiento, en tanto que arte, comunica esos saberes de manera trascendente. También hay una cuestión muy interesante, que es cómo los movimientos codificados a través de los cuerpos tienen que ver con la conformación de identidades nacionales, pero también de género, de etnia y de clase social. Además, nos liberan de las identidades colectivas impuestas, nos permiten repensarnos y entender cuál es nuestro papel como individuos y como sociedad. 

Danza y tecnología son dos aspectos de la creatividad humana que en apariencia tienen diferencias entre sí pero que se hallan estrechamente relacionados ¿Cómo se conectan entre sí en sus investigaciones?

Me parece fundamental que en nuestras investigaciones mantengamos la atención a ambas vertientes tanto la reivindicación de la fisicidad del cuerpo y las metodologías que estudian esa presencia y ese conocimiento trasladado de cuerpo a cuerpo como la parte que tiene que ver con la tecnología. En este sentido, actualmente estamos desarrollando un proyecto en el CSIC dedicado a los Dance Studies y a las Humanidades Digitales, que explora una doble vía. Por una parte, lo que tiene que ver con las humanidades espaciales y los sistemas de información geográfica. Por otra parte, lo que tiene que ver con las herramientas audiovisuales en general y, en concreto, con la realidad extendida y la realidad virtual. Para lo primero contamos con una Unidad de Sistemas de Información Geográfica y Humanidades Digitales en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, con la que colaboramos para explorar cuál es la difusión geográfica a través de datos geolocalizados de los repertorios de las compañías que estamos analizando. Y por otro lado, nos interesan mucho las nuevas herramientas tecnológicas para reconstruir un repertorio dancístico del pasado. Pretendemos combinar, por tanto, la parte presencial con la parte visual, virtual y tecnológica. 

¿En qué aspectos contribuye su trabajo a la transferencia de conocimiento a la sociedad?

Podríamos resumir la mayor incidencia de la transferencia de nuestras investigaciones en dos ámbitos. Por una parte está el de los museos, el comisariado de exposiciones y el asesoramiento a instituciones tanto para conocer mejor sus propios fondos como para poder localizar piezas que puedan enriquecer sus colecciones. Y por otro lado, está la recuperación y la reconstrucción del patrimonio artístico del pasado. De hecho, ya hemos trabajado asesorando a algunas compañías de danza y a algunas instituciones, como el Ballet Flamenco de Andalucía o la Fundación Juan March de Madrid, que han tratado de recuperar determinadas piezas del repertorio de los siglos XIX y XX. 

¿Qué retos se plantea en el futuro?

Por una parte, de cara a las investigaciones que quiero desarrollar en los próximos años, me planteo la importancia que tiene el cuerpo danzante tanto en su presencia corporal como en su relación con el movimiento y con lo efímero, que son dos aspectos inherentes a la danza. Y lo quiero relacionar también con el modo en que estos cuerpos danzantes se vinculan con determinados imaginarios y estereotipos. Alguna de las preguntas que me hago en relación a ese papel del cuerpo danzante es por qué, por ejemplo, podemos visualizar distintos cuerpos y distintos imaginarios y estereotipos asociados a unos movimientos de danza determinados. Así, por ejemplo, si hago un movimiento u otro nos vienen a la mente imágenes muy distintas, como la imagen de la bailaora flamenca frente a la bailarina etérea e ingrávida del ballet romántico. ¿Por qué tenemos esos estereotipos asociados a unos u otros movimientos? ¿Cómo han ido evolucionando estas imágenes a lo largo del tiempo? ¿Cuáles son los cuerpos que los bailan? ¿Por qué y cómo nuestra cultura afecta a nuestros cuerpos danzantes y viceversa? Estas son algunas de las preguntas que quiero que encaminen mi investigación en el futuro. 

También me gustaría consolidar el equipo de jóvenes investigadoras que vienen de otros campos. Que miran a la danza, no sólo desde la Historia del Arte y desde los Dance Studies, sino también desde la Musicología, la Filosofía, la Filología, los Estudios Teatrales o la Comunicación. Creo que poder trabajar consolidando esas miradas complementarias nos permite llegar a resultados más personalizados alrededor de la danza. Y me gustaría mucho que todas estas investigaciones ayudaran también a generar colaboraciones con otras instituciones. Pienso en la Comunidad de Madrid, donde tenemos también una danza tan rica y tan potente y exitosa en nuestros teatros, en los Teatros del Canal, en el centro de cultura Conde Duque, en el Teatro Real, en el Teatro de la Zarzuela, en tantos escenarios que se llenan cada vez que hay danza. Y es muy importante seguir trabajando, tanto con esa creación contemporánea como con los conservatorios de danza, para que podamos seguir fortaleciendo esos vínculos entre la teoría y la práctica, y entre la creación y la investigación.

¿Cómo avanza Madrid cuando la ciencia avanza en Madrid?

Considero que Madrid avanza mejor cuanto más cuida de su ciencia y de las personas que la hacen. Y entiendo por ciencia todas las ramas, las ciencias experimentales y exactas, las ciencias de la vida, las ciencias sociales y también las artes y humanidades. Y me gustaría insistir un poco en el papel de estas últimas, que tantas veces quedan un poco fuera de esa imagen que todos tenemos del científico con gafas y bata blanca en un laboratorio. Sería bueno ampliar nuestra idea de ciencia, entenderla en su diversidad y entender mejor el papel que tienen las artes y las humanidades en nuestra sociedad, la capacidad que tienen de generar un conocimiento innovador y de ayudar a entender mejor el mundo, este mundo marcado por la globalización, por las fricciones entre lo local y lo global, por las migraciones humanas y por la crisis climática. Creo que este es un gran reto al que nos tenemos que enfrentar y en el que las humanidades tienen un papel fundamental. 

Premio de Investigación "Julián Marías"  de la Comunidad de Madrid en la modalidad de investigadores de menos de cuarenta años, ¿qué supone este reconocimiento a su trayectoria?

Este reconocimiento a una trayectoria joven como la mía me llena de agradecimiento y de ilusión para seguir investigando, porque somos muchas las personas que nos dedicamos a la ciencia desde nuestra juventud, a veces en condiciones muy precarias e inestables, y por ello me siento muy afortunada. Este premio es compartido con mis maestras y maestros, que me inculcaron desde niña el gusto por aprender y el amor a la danza y al arte, y también con todo el equipo con el que trabajo diariamente, mis compañeras y mis estudiantes, de las que aprendo cada día.

Y creo que este premio puede ayudar a fortalecer esta línea de investigación en torno a la danza y a que se sigan estableciendo estas colaboraciones entre la creación artística y el ámbito de la investigación en la Comunidad de Madrid, tanto desde la universidad como desde los conservatorios y también los centros de investigación como el CSIC, en el que trabajo.