Enrique Moles es una figura interesante para entender la introducción en España de los métodos de trabajo y enseñanza alemanes. Su influencia en este sentido fue determinante para el progreso y puesta al día de la ciencia química española. Sin duda entre sus méritos como docente está el haber sido el introductor en España de los estudios de química física, investigaciones en las que se inició en Leipzig trabajando con Philippe A. Guye, y que tan sólo abandonó cuando le fue impedida su vuelta al Instituto Nacional de Física y Química, tras la guerra civil.
Enrique Moles es una figura interesante para entender la introducción en España de los métodos de trabajo y enseñanza alemanes. Su influencia en este sentido fue determinante para el progreso y puesta al día de la ciencia química española. Sin duda entre sus méritos como docente está el haber sido el introductor en España de los estudios de química física, investigaciones en las que se inició en Leipzig trabajando con Philippe A. Guye, y que tan sólo abandonó cuando le fue impedida su vuelta al Instituto Nacional de Física y Química, tras la guerra civil.
Comenzó los estudios de farmacia en 1900 en la Universidad de Barcelona y los terminó en 1905 de forma brillante pues consiguió el Premio Extraordinario de Licenciatura. Para cursar el Doctorado tuvo que trasladarse a Madrid, a la Universidad Central, ya que en Barcelona no se impartían entonces materias de este grado de enseñanza. El grado de Doctor en Farmacia lo obtuvo en 1906. Fue profesor auxiliar de la Facultad de Farmacia de Madrid desde 1911 tras su regreso de Leipzig en donde había estado pensionado por la Junta para Ampliación de Estudios (JAE). Este primer contacto con la Universidad de Madrid como docente, le permitió relacionarse con dos profesores que a partir de entonces consideraría sus maestros: José Rodríguez Carracido y José Casares Gil, titulares, respectivamente, de las cátedras de Química orgánica, y de Técnica física y Análisis químico.
En 1927, ganó la cátedra de Química inorgánica y pasó a la Facultad de Ciencias. A pesar del cambio de Facultad y de su dedicación a temas químico-físicos, su formación como farmacéutico le acompañará siempre. Y curiosamente al final de su vida volvió a ocupar un primer plano al incorporarse al Instituto de Biología y Sueroterapia (IBYS) tras su vuelta a España después de la guerra civil.
Enrique Moles
Moles puso especial énfasis en propiciar y mejorar la enseñanza práctica de la química, y sus estancias en el extranjero le reafirmaron en este sentido. Fue, junto a otros muchos científicos de su época, vocal del Instituto del Material Científico organismo creado por el Estado para dotar a los centros de enseñanza e investigación de instrumentación científica; y fue también uno de los responsables directos de las instalaciones del Instituto Nacional de Física y Química: su experiencia en esta materia y el conocimiento que tenía de centros similares europeos y americanos –viajó a EEUU en 1920- le llevó, junto con Miguel Catalán, y los arquitectos Manuel Sánchez-Arcas yLuis Lacasa, a distintos centros europeos con el objeto de pensar y diseñar las nuevas instalaciones con las que debía contar ese nuevo centro de investigación. Moles también alentó la construcción de nuevos laboratorios en la Facultad de Ciencias, y también fue vocal, a partir de 1931, de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria de Madrid.
Como investigador dedicó su atención primero a estudios de magnetoquímica, después trabajó sobre disolventes no acuosos, tanto orgánicos como inorgánicos; también se interesó por el sistema periódico de los elementos, pues lo consideraba la base de toda la química moderna. Pero su gran campo de investigación, por el que sería reconocido internacionalmente y el que ocupó prácticamente su vida de investigador, fue el de la determinación de los pesos atómicos. Moles siguiendo a Marcelin Berthelot creyó que sólo por medio de las densidades límite y del peso molecular de los gases, y basándose exclusivamente en datos experimentales, era posible fijar los pesos atómicos y moleculares de los elementos. La dificultad práctica de obtener medidas como la temperatura, la presión o el peso, cuando lo que se buscaba era la mayor precisión posible, era el principal reto al que entonces se enfrentaban. Y fue en este punto donde Moles centró su atención, diseñando técnicas de gran sofisticación para la época que le permitieron evitar los errores que la propia instrumentación podía introducir. El desarrollo de nuevas técnicas y el reconocimiento de los valores por él conseguidos, le dieron prestigio internacional. En 1921 fue invitado por el profesor Moureu, presidente de la Unión International de Química Pura y Aplicada, a formar parte de la Comisión Internacional de Pesos Atómicos, con científicos como Brauner, Guye, Nasini, Richards y Swarts. Enrique Moles representó oficialmente a España en la Conferencia de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada que se reunió en Bruselas el 27 de junio de 1921. Veinte años después, en 1951, fue nombrado para ocupar el cargo de Secretario de la Comisión Internacional de Pesos Atómicos de la Unión Internacional de Química.
Enrique Moles y sus colaboradores en el Laboratorio de Investigaciones Físicas, 1921
Enrique Moles fue un científico que salió del laboratorio, no sólo por su interés por otras disciplinas, sino también por su convencimiento de las ventajas que tenía para la sociedad dar a conocer, además de sus propios trabajos, otros desarrollos científicos que se habían dado en nuestro país. Así realizótrabajos de carácter histórico (por ejemplo el dedicado al botánico y químico Antonio Martí (1750-1832)), y utilizó medios de amplia difusión como la radio para tratar temas científicos. El trabajo de Moles en pro de las instituciones vinculadas al mundo científico, no se limitó al ámbito universitario. Ejemplo de ello fue la importante relación que mantuvo con la Sociedad Española de Física y Química. Desde ella organizó en 1934 el IX Congreso Internacional de Química, indicativo del cambio experimentado por la ciencia española.
La guerra civil supuso un giro radical en la vida de Enrique Moles. En 1936 desempeñaba la cátedra de Química inorgánica de la Facultad de Ciencias de Madrid y era jefe de Sección del Instituto Nacional de Física y Química, además de Secretario de la Sociedad Española de Física y Química, miembro de número de la Academia de Ciencias y, desde el 28 de septiembre de 1936, Vicerrector de la Universidad Central, cargo que, sin embargo, no llegó a ejercer.
Homenaje a Enrique Moles. Placa conmemorativa (28-oct-2013)
En el momento de la sublevación, Moles tuvo que hacerse cargo de la dirección del Instituto Nacional de Física y Química, pues Cabrera, que estaba en Santander, había cruzado la frontera por Irún y se había refugiado en París. Las necesidades del gobierno republicano de utilizar al máximo sus posibilidades de defensa, llevaron a la utilización del Instituto Nacional de Física y Química con fines bélicos. Además, Moles fue nombrado, a instancias de Francisco Giral entonces Director del Centro de Experiencias de Artillería "La Marañosa", consejero técnico de dicho centro; pero el rápido avance de las tropas nacionales en la zona sur de Madrid, hicieron que el nombramiento resultara prácticamente inoperante. Todas estas circunstancias unidas a la aceptación del nombramiento de Director de Pólvoras y Explosivos en 1937 y la firma del manifiesto titulado "Contra la barbarie fascista" publicado por El Socialista al día siguiente del bombardeo aéreo de Madrid, le convirtieron en objeto de serias represalias tras su vuelta a España en 1941. Moles había conseguido escapar a Francia en 1939, pero tras la ocupación de París decidió, en diciembre de 1941, cruzar de nuevo la frontera. Ante su forzado abandono del mundo universitario, en enero de 1944 se incorporó al Instituto de Biología y Sueroterapia (IBYS) como asesor técnico de la Sección de Química Farmacéutica.
Su fallecimiento en Madrid, la noche del 29 al 30 de marzo de 1953 a los pocos días de sufrir un derrame cerebral, pasó prácticamente desapercibido.
