El 20 de mayo del año 1877 se inauguró el Sanatorio Esquerdo para enfermos mentales, centro que todavía hoy continúa en funcionamiento. Este hospital fue un proyecto personal del doctor, que llevó a cabo con ayuda de sus dos hijos, su yerno y su sobrino Santiago Esquerdo. Su principal característica fue garantizar un trato humano a los pacientes.
Para la construcción del hospital se realizó sobre una antigua academia de Carabanchel, situada en un pinar de las afueras de Madrid. El centro estaba constituido por varios pabellones, rodeados por jardines. Entre los múltiples intereses de Esquerdo figuraba el estrés ocasionado por el fuerte ritmo de la vida urbana y las grandes aglomeraciones de ciudadanos, por lo que su clínica, con el bosquecillo, el aire fresco, la ausencia de ruidos y la paz, suponían un elemento terapéutico para los enfermos.
El doctor y su clínica fueron pioneros en el tratamiento de los enfermos psiquiátricos que, hasta entonces, eran tratados de manera más que deficitaria, tanto en términos terapéuticos como humanos. En su Sanatorio eliminó el tratamiento coercitivo presente en los centros de la época y lo sustituyó por la asistencia a cargo de médicos y enfermeros instruidos adecuadamente; enfatizó el uso de lo que hoy conocemos como terapia ocupacional, a través de talleres de carpintería, jardinería, artesanía, cultivo de huertos y cuidados de animales, entre otros.
El recinto contaba también con espacios para actividades lúdicas y sociales, una sala de billar y un teatro, donde realizaban representaciones.
El Sanatorio estaba organizado de tal forma que los médicos y cuidadores, junto con sus familias, también vivían allí, en una “comunidad autosuficiente”. Un concepto asistencial pleno de modernidad, originalidad y respeto por el paciente.
Tras la muerte de Esquerdo, en 1912, su familia directa mantuvo la actividad del recinto, hasta que, tras la Guerra Civil, quedó relegada a un segundo plano, dedicado sólo a la gestión del centro y accionistas de la nueva “Sociedad Sanatorio Esquerdo S.A.”, que pasó a ser dirigida por el médico y profesor Juan José López Ibor (1906-1991). Los legítimos propietarios no recuperaron el control total de la instalación hasta el año 2001.