En un nuevo estudio sobre los efectos indeseados del <i>fracking</i> (fracturación hidráulica) en el noroeste de Virginia Occidental, Estados Unidos, se ha determinado que esta práctica no ha contaminado el agua subterránea, pero que los vertidos accidentales de agua residual procedente del proceso podrían suponer una amenaza para el agua superficial en la región.
El fracking es una técnica utilizada para extraer petróleo y gas de formaciones rocosas que por los medios tradicionales resultarían imposibles de extraer. Implica inyectar en el subsuelo no solo grandes cantidades de agua, sino también una serie de sustancias químicas.
Basándose en evidencias concluyentes procedentes de unas pruebas exhaustivas, el equipo de Avner Vengosh, de la Universidad Duke, en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos, no encontró indicaciones de contaminación del agua subterránea durante el transcurso de los tres años del estudio. Sin embargo, sí halló que el agua vertida en las operaciones con los pozos sometidos a la técnica y sus propias aguas residuales, tienen un impacto sobre la calidad de los arroyos en las zonas de intensa explotación de yacimientos de gas de esquisto.
Los científicos de la Universidad Duke colaboraron con colegas de la Universidad Estatal de Ohio, la Estatal de Pensilvania, la de Stanford y la Oficina de Investigaciones Geológicas y Mineras de Francia, para obtener muestras de agua de 112 pozos de agua potable en el noroeste de Virginia Occidental a lo largo de un periodo de tres años.
A veinte de los pozos de agua se les tomó muestras antes de que empezaran las perforaciones o el fracking en la región, para proporcionar referencias utilizables en posteriores comparaciones.
Las muestras fueron analizadas en busca de una extensa lista de contaminantes. Cada muestra fue analizada sistemáticamente usando una amplia gama de sustancias trazadoras forenses geoquímicas e isotópicas, que permitieron a los investigadores determinar si los contaminantes y las sales en el agua procedían de operaciones próximas de extracción de gas de esquisto, de otras fuentes humanas, o si tenían un origen natural.