El cerebro trata a las herramientas como si fueran parte del organismo.
El cerebro humano considera a las herramientas como una extensión sensorial del cuerpo, lo que otorga a las personas una percepción nueva que los científicos han denominado "percepción extendida por las herramientas".
Los resultados de esta investigación, publicados en la revista Nature, confirman que los seres humanos usamos las herramientas como si fueran una extensión de nuestros miembros, y no como objetos útiles ajenos al organismo.
La capacidad de extender el procesamiento de la información sensorial más allá del sistema nervioso se ha observado en todo el reino animal, por ejemplo cuando los roedores sienten objetos utilizando sus bigotes o las arañas localizan presas a través de las telarañas. Se valen de elementos externos para procesar información, informa Tendencias 21.
Este estudio, realizado por científicos del Centro de Investigaciones en Neurociencias de Lyon (Francia), ha descubierto que la capacidad de sentir objetos con herramientas representa un esquema análogo de procesamiento de información en humanos.
Tanto la psicofísica del comportamiento, como la mecánica estructural y el modelado neuronal, muestran que las herramientas son tratadas por el sistema nervioso como extensiones sensoriales del cuerpo, en lugar de como simples enlaces entre las manos y el entorno, señalan los investigadores en su artículo.
DÓNDE Y CÓMO
Lo primero que comprobaron fue que los usuarios de herramientas pueden detectar con precisión dónde un objeto entra en contacto con un bastón de madera, tal como ocurre en la piel. Es decir, de la misma forma que sentimos cuándo algo nos golpea el brazo y sabemos en qué parte del brazo ha sido, podemos saber dónde ha sido golpeado un palo que tenemos en la mano.
Los científicos también descubrieron que las características de la vibración que transmite el palo sobre el puño que sostiene el bastón y sobre la piel de esa mano, dependen del sitio donde el bastón ha recibido el impacto.
Eso significa, según los investigadores, que la localización que hacemos del lugar del impacto que ha sufrido el bastón no sólo es previsible, sino también que desvela una etapa pre-neuronal del procesamiento mecánico de la información, similar a la detección con bigotes y telarañas que se manifiestan en ratones y arañas.
La investigación tiene una tercera parte no menos sorprendente: los científicos trataron informáticamente las características de las vibraciones que registra el puño en el momento del impacto sobre el bastón.
INFORMACIÓN CODIFICADA
Y descubrieron que sabemos dónde ha sido golpeado el bastón porque las vibraciones que emite el impacto están codificadas y contienen información sobre la zona donde ha sido golpeado. El cerebro humano tiene la capacidad de interpretar esta información y de localizar la zona del impacto, de la misma forma que ocurre cuando alguien nos golpea un brazo.
Los investigadores concluyen que esta capacidad sensorial humana "extra" surge del acoplamiento funcional entre los niveles material, biomecánico y neural del procesamiento de la información relacionada con el impacto sufrido por el bastón.
Este descubrimiento representa un nuevo paradigma que podría mejorar la comprensión de los fenómenos relacionados con las herramientas que usamos los seres humanos y con la percepción sensorial de los invidentes, así como con la utilización de prótesis sustitutorias de miembros amputados.
Referencia bibliográfica:
Luke E. Miller et al. 2018. Sensing with tools extends somatosensory processing beyond the body. Nature. DOI: 10.1038/s41586-018-0460-0