Fecha
Fuente
madri+d
Autor
Leticia Sala

“La curiosidad es innata y solo hay que detectarla y alimentarla en los niños y niñas por igual”

Entrevista a Estrella Rausell Tamayo, Catedrática de Anatomía y Embriología Humana de la Facultad de Medicina de la UAM y Directora del Laboratorio de Análisis de Movimiento Humano

Estudió Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid, en tiempos en que las enseñanzas estaban integradas y solo se podía pasar de curso habiendo aprobado completamente el anterior. En el tercer año cursó la asignatura de Neurobiología, una visión integrada de neuroanatomía, neurofisiología, neuroquímica y neurología, que dirigía el Profesor Reinoso-Suárez. Fascinada por la posibilidad de profundizar más en el sistema nervioso, solicitó hacer prácticas en el entonces departamento de morfología a través de una actividad de la facultad que con ese fin permitía colaborar en algún proyecto y después presentar los resultados en un minicongreso. Trabajó durante toda la carrera en la preparación de su tesina, y una vez licenciada fue admitida para hacer el doctorado bajo la dirección del Profesor Carlos Avendaño, para lo que obtuvo una Beca Predoctoral de Fondo de Investigaciones Sanitarias de la Seguridad Social (1984-1987). En ese tiempo aprendió cómo estudiar el cerebro con métodos de trazado axonal y electrofisiología en los sistemas somatosensorial y motor mientras participaba en la docencia práctica de Anatomía Humana. En 1987 obtuvo un contrato de Ayudante de Universidad de la LRU. Tras doctorarse solicitó una Beca Fulbright-MEC (1988-89) y una Beca Fogarty del NIH (1989-90), para unirse durante dos años al grupo del Profesor Edward G Jones en la Universidad de California Irvine donde se especializó en detectar los cambios neuroquímicos de esos sistemas cuando hay lesiones nerviosas. Volvió a España para competir en una plaza de Profesor Titular de Universidad, y continuó como tal haciendo docencia de Anatomía y Embriología Humanas y trabajando en proyectos de lesión medular y nerviosa de los sistemas somatosensorial y motor, en modelos experimentales, para investigar mecanismos de plasticidad neural, con proyectos de la CICyT y del FIS. Durante ocho años siguió visitando UCI durante los veranos y participó en el proyecto Japonés Frontier Research Program visitando el laboratorio en Wako (una media de dos meses al año), para investigar mecanismos de plasticidad neural tras lesión en los sistemas motor y auditivo. Colaboró así mismo a través de ayudas internacionales con laboratorios de Bethesda, Phoenix y Roma, mientras formaba su propio grupo de investigación en Madrid. En el año 2005, se planteó formar un equipo multidisciplinar y empezar a trabajar con pacientes, y así se creó el laboratorio de Análisis del Movimiento Humano con la ayuda de la Escuela de fisioterapia de la ONCE y de la Agencia de Evaluación de tecnologías Sanitarias.

¿Cómo surgió su vocación científica? ¿Cree que ser hija del aclamado investigador y profesor Jose Antonio Rausell-Colom, que dedicó su vida a mejorar e impulsar la situación de la ciencia en España, la predispuso a interesarse por las disciplinas científicas?

Desde luego que sí. Fue mi mentor desde que nací. Me lo explicaba todo de forma sencilla y honesta, sin soberbia y con paciencia infinita, y me enseñaba las herramientas de la ciencia, leer, escuchar, observar, plantear preguntas para todo, y diseñar métodos apropiados para producir respuestas. Me enseñó a ser rigurosa y humilde y a no ambicionar más resultados que los que podía generar, y a poner la ambición, eso sí, en las preguntas. Me enseñó a escribir y a hablar en público. Diría que fui una privilegiada, porque además de un científico excelente, mi padre era muy buen padre. Me dio un consejo de oro: “No importa la edad ni el cargo que tengas, hay que estar siempre aprendiendo con humildad, por eso hay que tener siempre buenos maestros.” Desde aquí me gustaría hacer énfasis en la labor tan importante que tienen los padres y profesores en la vocación científica de sus hijos. Solo hay que ilusionarlos haciéndoles ver que pueden generar respuestas. Esa es la semilla.

Es especialista en sistemas neuronales, motores y sensoriales. ¿Cómo surge su interés por el movimiento humano? 

De nuevo, fue gracias a los profesores de mi asignatura de Neurobiología. Todos ponían especial interés en explicar una neuroanatomía muy funcional. Presentaban el sistema nervioso como un conjunto de estructuras y conexiones que tenían sentido desde el punto de vista de la funcionalidad humana, y me interesó particularmente todo lo relacionado con la manera en que podemos percibir nuestro entorno y todo lo relativo a nuestro cuerpo a través de nuestra experiencia sensorial(sistema somatosensorial) y al sistema de control de nuestros movimientos en ese entorno (sistema motor). Estos dos sistemas están muy relacionados entre sí y necesitan trabajar de forma integrada. En cuanto profundicé un poco más, haciendo experimentos y leyendo la bibliografía previa, me di cuenta de que quería seguir en ese camino. También quisiera hacer hincapié en lo importante que es leer lo que otros científicos han escrito y descrito sobre tu problema, pues a través de la lectura surgen nuevas preguntas.

¿Qué es el Laboratorio de Análisis de Movimiento Humano?

Es un equipo multidisciplinar de científicos, médicos y fisioterapeutas que estudiamos la marcha. Se fundó con ayudas estatales inicialmente y está mantenido actualmente con premios y ayudas a proyectos pero sobre todo por la Escuela de Fisioterapia de la ONCE-UAM. Tenemos un equipo bastante caro y muy actualizado de análisis instrumental computarizado 3D de marcha, que recoge miles de parámetros de un individuo cada vez que este da un paso, adquiriendo más de 200 datos por segundo. Esos datos informan por ejemplo sobre la posición (ángulo) y velocidad angular exacta de todas las articulaciones en series temporales durante cada paso. También informan sobre la potencia muscular, la absorción de energía de los tejidos por el impacto del taloneo, y muchísimos otros datos que en última instancia son traducción de los comandos que el sistema nervioso motor emite para caminar. Analizando los datos con herramientas de inteligencia artificial y minería podemos conocer el comportamiento del sistema motor en condiciones normales, durante el desarrollo en niños sanos y también en adultos. Así desarrollamos modelos que nos dicen cuáles son las variables importantes que el cerebro utiliza para mantener la marcha funcional, que pasa si alguna de esas variables se altera y como responde el sistema para mantener la marcha en ese caso, por ejemplo si se disminuye la flexión del tobillo. Hemos descubierto que el sistema se auto-reconfigura a fin de mantener la marcha, aún a veces a costa de sobrecargar otras articulaciones. Al estudiar pacientes con enfermedades neurológicas que tienen afectado el caminar, podemos entonces observar cuales son las modificaciones adaptativas que el cerebro ha desarrollado para conservar la marcha, y podemos generar modelos matemáticos que nos predicen lo que pasaría si nuestra actuación terapéutica en ese paciente se hiciera sobre alguna variable en concreto.

¿Cómo repercute en la sociedad, qué aplicaciones prácticas tiene la investigación que lleváis a cabo en este centro?


Me gustaría hacer énfasis en la labor tan importante que tienen los padres y profesores en la vocación científica de sus hijos. Solo hay que ilusionarlos haciéndoles ver que pueden generar respuestas. Esa es la semilla

Además de aumentar el conocimiento básico sobre los mecanismos neurales de la marcha, el análisis de marcha debe ser contemplada como una prueba complementaria al diagnóstico, precisamente porque ya sabemos cuáles son los parámetros que desvían la prueba de la normalidad en el caso de que haya lesión, y podemos avisar a los clínicos de eventos que no están funcionando bien y que solo con un equipo de precisión como el nuestro se pueden detectar, ya que no se ven en la exploración habitual de la consulta. Además usando nuestros modelos podemos aconsejar a los clínicos sobre como diseñar una estrategia personalizada para ese paciente. Por otro lado, podemos evaluar si un tratamiento determinado está llevando la marcha de un paciente hacia la normalidad. Además, y como resultado de nuestras investigaciones, podemos trasladar indicadores de clasificación de pacientes y de la progresión de enfermedad. Como ejemplo puedo poner lo que ocurre en el deterioro cognitivo. Una de las cosas que con más precocidad se alteran en esa condición es precisamente la marcha y algunos parámetros se desvían de la normalidad y solo son detectables con equipo de precisión como el nuestro. En nuestro laboratorio hemos observado que cuando en ese paciente empiezan a alterarse otros parámetros podría ser signo de que ese cerebro se está enfermando, y de que el deterioro cognitivo está avanzando hacia algo más, como demencia o enfermedad de Alzheimer. En ese caso, el clínico puede iniciar las estrategias preventivas necesarias.

Se dice que España no es país para los científicos. ¿Qué dificultades ha encontrado en su trayectoria científica? ¿Siente que ha tenido que sortear más obstáculos que sus compañeros por el hecho de ser mujer?

España ha generado científicos de muy alto nivel. Muchos de ellos se fueron debido a la mayor oferta de oportunidades que había por ejemplo en EEUU. Efectivamente, España no invierte suficiente en esta materia, y debería hacer planes nacionales de retención del talento. En cuanto a las preguntas, diría que las mayores dificultades en una carrera científica para una mujer parten de los problemas de compaginar el larguísimo periodo de formación y estabilización que requiere la carrera científica, con la formación temprana de la propia familia. Tras graduarse hay que hacer un doctorado y tener una formación postdoctoral en el extranjero, con becas y ayudas que hay que solicitar y a veces tardan un año entero en resolverse. Después hay que volver y ahí está el problema, no hay sitio o es extremadamente difícil encontrar una posición, y a veces los contratos son muy bajos en términos de salario. Entonces, también debería haber más planes de estabilización, según los cuales, trabajando decentemente, las mujeres tuvieran cierta seguridad laboral, sin tener miedo a perder una oportunidad por criar a sus hijos. En mi caso no he tenido que sortear más obstáculos que este por el hecho de ser mujer. En mis entornos se me ha medido siempre por mi capacidad. Pero es verdad que el esfuerzo de los primeros años retrasó mucho que pudiera formar una familia.                

¿Siente que hemos avanzado en este sentido desde que inició su carrera investigadora hasta hoy? ¿En qué sentido?

Creo que no hemos avanzado. La carrera profesional investigadora sigue teniendo un periodo de estabilización muy largo, con mucha incertidumbre. Muchos investigadores se pasan a la docencia o a la representación comercial de industrias farmacéuticas. Lo que sí que creo que ha habido es adaptación, y esto especialmente afecta a las mujeres, que han empezado a priorizar tener hijos durante ese periodo, en vez de esperar a estabilizarse, por lo que incluso se les hace más largo.

La falta de vocaciones científicas entre nuestros jóvenes es un problema aún más acusado en el caso de las chicas. ¿A qué cree que se debe? Cómo profesora, ¿cómo se podría revertir esta tendencia?

Es difícil de concretar una explicación para la falta de vocación. Creo que la curiosidad es innata y solo hay que detectarla y alimentarla en los niños y niñas por igual. En esto es muy importante que la educación temprana se oriente mucho a ilusionar a los niños a preguntarse cosas y a resolver problemas. Además, hay que enseñar a usar el método científico, por lo que encuentro que sería deseable que existiera una asignatura longitudinal sobre eso, desde el principio, aparte de lo que te puedan enseñar las actuales asignaturas STEM. Es importante que los niños sepan cómo se descubren las cosas. Solo así pueden saber que ellos también pueden.

¿Qué les diría a esas jóvenes que creen que las disciplinas científicas no son para ellas?

Les diría que las disciplinas científicas constituyen un reto personal del que se puede extraer una gran dosis de felicidad. No hay nada mejor que poder/saber generar respuestas a nuestras propias preguntas. Les diría que esa gratificación personal dura toda la vida. Además, tiene un aliciente colateral, y es que la comunidad científica es universal, y está muy interconectada. Siendo científica te conviertes en una ciudadana del mundo. Les diría que buscaran un buen mentor o varios, y que siempre pidieran consejo antes de abandonar.

Ha realizado estancias de investigación en centros de Estados Unidos y Japón. ¿Qué diferencias observa entre hacer ciencia en España y hacerlo fuera? ¿Y en materia de género?

Son dos países muy diferentes. En ambos se dedica mucho dinero para la investigación. En ambos la estabilización de un científico es más fácil, y hay más oportunidades, públicas y privadas. En EEUU nunca observé ninguna diferencia en el trato a investigadores por materia de género, ni en la universidad ni en la comunidad científica. En muchas universidades americanas hay establecidas cuotas de profesorado para mujeres. En Japón las cosas son un poco distintas, hay muy pocas mujeres en puestos relevantes de la profesión. Las razones son probablemente culturales.

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