Desde el siglo XVII el estudio de la Física no se entiende sin la utilización de instrumental específico y, en ocasiones, altamente sofisticado. La imagen del físico esta ineludiblemente asociada al telescopio, el termómetro, la regla o el cronómetro. La colección de instrumentos de Física incluye más de mil piezas, en su mayoría de la segunda mitad del siglo XIX y del siglo XX, todos ellos fueron usados para la enseñanza e investigación en este centro universitario. Del conjunto, sólo una pequeña porción está expuesta en la Facultad de Ciencias Físicas, el resto está depositado en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología. Los fondos están ordenados en función de la actividad para la que el aparato fue concebido: acústica, electricidad, calor, óptica, electromagnetismo, meteorología, etc.
Vista general de la colección expuesta en la Facultad de Ciencias Físicas.
La medida ha sido, y es, un aspecto fundamental en el desarrollo de la Física. La necesidad de disponer de instrumentos precisos para tasar la masa, el tiempo, la distancia, etc, ha obligado a la formación de series coherentes de aparatos que muestran la evolución en el tiempo de esta práctica. Esta necesidad no sólo afecta a la ciencia, la sociedad civil precisa de instrumentos normalizados; es necesario valorar con certeza la capacidad de las botellas de alcohol, por ejemplo (y cobrar los impuestos exactos para esas cantidades) o determinar correctamente la longitud de un camino o de un prado. Esto obligó a establecer patrones que sirvieran como referencia para las medidas de uso popular. Esta colección conserva algunos magníficos ejemplos, tanto de balanzas de precisión como de valores patrón (metro, pesas, etc).
Balanza de precisión y pesas patrón de cuarzo.
La colección incluye una notable selección de piezas de electricidad y magnetismo. Estas disciplinas han sido esenciales en el desarrollo de la moderna sociedad industrializada, prueba de ello es la legión de instrumentos que pueblan nuestra vida cotidiana. Estos aparatos son testigo de una doble condición, por un lado son objetos de aplicación y estudio, y por otro se erigen en elementos de demostración pública realizada con carácter lúdico. En esta categoría se encuadran las máquinas electrostáticas, las pirámides centelleantes, cuadros mágicos o botellas de Leiden, o los rayos X, profusamente utilizados, a principios del siglo XX.
Máquina electroestática y botellas de Leiden (izquierda) y demostración con un aparato de rayos X (derecha)
Entre los materiales empleados para la medición de parámetros magnéticos destacan los magnetómetros, piezas esenciales para la estandarización de las valoraciones geomagnéticas. Entre los conservados en esta colección destacan los utilizados por Blas Cabrera Felipe (1878-1945), catedrático de Electricidad y Magnetismo en la Universidad Central. Algunos de estos magnetómetros fueron construidos en el Laboratorio de Automática de Leonardo Torres Quevedo (1852-1936), específicamente para los trabajos de investigación desarrollados por Cabrera.
En primer plano, un magnetómetro fibilar, de los primeros años del siglo XX. Al fondo, Blas Cabrera Felipe junto a un magnetómetro del Laboratorio de Automática, depositado en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología.
No son pocos los instrumentos dedicados a la Física de la Tierra, desde los barómetros y anemómetros usados en meteorología, hasta los sismógrafos y detectores del magnetismo terrestre empleados por los geofísicos. Es de destacar el conjunto instrumental de Arturo Duperier (1896-1961), procedente del Imperial College y cedido a este catedrático para que continuara en España sus estudios sobre radiación cósmica iniciados en exilio londinense.