• Tiempo

    Es cierto que los hechos se suceden
    y nadie siente el tiempo por sí mismo;
    seguimos sin poder aún descubrir
    el principio, Lucrecio, de las cosas.
    No desgastan los siglos la materia,
    sólo lo sensitivo nos ofrece
    la percepción del tiempo,
    la sucesión armónica de espacios.
    Todo es tiempo: variable independiente,
    rotación de la tierra,
    atómico argumento en que basarse.

  • Disonancia

    Una disonancia
    en la valencia del uranio
    llevó al descubrimiento

    La disonancia
    (por si os interesa)
    conduce al descubrimiento

  • Elegía para el arquitectocoderch de sentmenat

    Campos de almendros, la tierra rosada al crepúsculo,
    visillos que ondean en patios de losas y grata penumbra
    de oscuras ciruelas y albaricoques con la luz de la aurora.
    Hablo en la brisa dorada, en septiembre, y me llega el rumor
    de claros indicios de un tiempo de olvido que él mismo deseaba.
    Hoy está solo en las obras vacías al anochecer,
    cuando son como tumbas las zanjas abiertas para los cimientos
    y las luces rojas se encienden en vallas y en lo alto de grúas.
    Sube la luna en el cielo violáceo a su grata memoria.
    La alta tiniebla vela la luz del ciprés fuerte y cl

  • Gamma-6

    Tenemos que irnos acostumbrando a un nuevo modo de ver las cosas y a hablar de las partículas atómicas como antes se hablaba de dientes-perlas, labios-rubís y otras micro-metáforas. Así volveremos a ser los saludables tontos de siempre, renovados por una sorpresa provisional.


    Siempre vemos al hombre biológicamente
    (las células, etcétera...),
    nunca como un conjunto eléctrico de cargas.

  • Heráclito

    El segundo crepúsculo.
    La noche que se ahonda en el sueño.
    La purificación y el olvido.
    El primer crepúsculo.
    La mañana que ha sido el alba.
    El día que fue la mañana.
    El día numeroso que será la tarde gastada.
    El segundo crepúsculo.
    Ese otro hábito del tiempo, la noche.
    La purificación y el olvido.
    El primer crepúsculo...
    El alba sigilosa y en el alba
    la zozobra del griego.
    ¿Qué trama es ésta
    del será, del es y del fue?
    ¿Qué río es éste
    por el cual corre el Ganges?
    ¿Qué río es éste cuya fuente es inconcebible?
    ¿Qué río es éste
    que arrast

  • Homenaje a ramón y cajal

                                                                  A Mercè Durfort

    Barcelona, 1888: Santiago Ramón y Cajal
    observa por primera vez las neuronas



    Ni cables ni vasos: células,
    una tras otra, una al Iado de otra,
    células como árboles, como pirámides,

  • Angina de pecho

    Si la mitad de mi corazón está aquí, doctor,
    la otra mitad está en China,
    en el ejército que desciende hacia el Río Amarillo;
    y, luego, todas las mañanas, doctor,
    todas las mañanas, al alba,
    mi corazón es fusilado en Grecia.
    Y después, cuando los prisioneros caen en el sueño,
    cuando los últimos pasos se alejan de la enfermería,
    mi corazón se va, doctor,
    hasta una vieja casa de madera en Estambul.
    Además, hace diez años, doctor,
    que yo no tengo nada en las manos para ofrecer a mi pueblo;
    únicamente una manzana roja.

  • Cantar

             Dicen que el ave divina
    trocada en pobre gallina,
    por obra de las tijeras
    de aquel sabio profesor
    (fue Kant un esquilador
    de las aves altaneras;
    toda su filosofía,
    un sport de cetrería),
    dicen que quiere saltar
    las tapias del corralón,
    y volar
    otra vez, hacia Platón.
    ¡Hurra! ¡Sea!
    ¡Feliz será quien lo vea!

  • Si te perdieras

    Si te perdieras
    entre Júpiter y Urano
    te arrancarías los ojos para no ver el miedo
    del universo entero pendiente de no verte
    pues si te vieran
    las estrellas tendrían conciencia de tragedia
    tendrían conciencia
    comprenderían su lógica ciega
    inventarían la óptica
    el poker
    la ética
    la estética
    y el universo entero se iría a hacer puñet

  • El miedo a la muerte. la ciencia, libertadora del hombre (La naturaleza de las cosas)

    Tú mismo ya cualquier día, vencido por las espantosas palabras de los adivinos, procurarás separarte de nosotros. Pues ¡cuántas fantasías en verdad pueden ellos ahora inventarte, capaces de trastornar las normas de tu vida y de perturbar con el miedo todas tus venturas! Y con razón. Pues si los hombres viesen que existe un límite preciso a sus penas, de algún modo podrían hacerle frente a las supersticiones y a las amenazas de los adivinos. Pero ahora no hay ninguna manera de resistir, ninguna posibilidad, porque hay que temer en la muerte penas eternas.