Entrevista a Raúl Ferrer, promotor de Smart Dyspnea, uno de los 20 proyectos seleccionados en el Hackatón ‘Vence al virus’ de la Comunidad de Madrid
¿En qué consiste y cómo funciona Smart Dyspnea?
Nuestro proyecto es un sistema de identificación de la falta de aire, que es lo que se denomina disnea, mediante la voz. Lo que hacemos es aplicar un algoritmo de inteligencia artificial para poder determinar con fiabilidad los espacios entre respiraciones cuando contamos con el test de Roth (que consiste en contar de 1 a 30 lo más rápido que podamos) y así poder determinar el nivel de saturación de oxígeno que tenemos en sangre estimándolo con esos tiempos.
¿Cómo surgió la idea? ¿La teníais ya de antes o surgió durante el hackaton ‘Vence al Virus’ de la Comunidad de Madrid?
La idea surge en el contexto clínico. Bastantes compañeros nos comentaban que los pacientes llegaban al hospital con una saturación muy baja y que era especialmente sorprendente cómo los pacientes no sentían la sensación de falta de aire (algo que luego se ha confirmado con un estudio observacional que se ha realizado en más de 400 pacientes, que los pacientes más graves no tienen la sensación de disnea, y tienen saturaciones muy bajas, cuando normalmente con una saturación del 90% ya están para hospitalizar). De manera que cuando constatamos que los pacientes más severos no sentían esta falta de aire encontramos el test de Roth, que es una muestra de la falta de aire cuando se está hablando independientemente de la sensación subjetiva.
En base a eso, y en contacto con el grupo de investigadores en inteligencia artificial que colaboran en el proyecto, decidimos ver si había alguna posibilidad de aplicar algunos de los algoritmos que ellos ya manejaban habitualmente o si podríamos desarrollar algo que ayudase a determinar con mayor precisión los espacios entre medias de la respiración.
La idea surge la semana previa a la celebración del Hackathon, y vemos en él la oportunidad de darle un empujón a esta idea y ponerla en marcha, ya que nuestro interés principal era ver cómo podíamos ayudar dentro de nuestras capacidades y nuestro conocimiento con la situación de emergencia sanitaria que estábamos viviendo en ese momento en Madrid.
Háblanos del equipo humano que está detrás del proyecto.
El proyecto cuenta con dos grandes bloques: Uno eminentemente clínico, en el que estamos tanto el decano de la facultad de Ciencias de la Salud, Sergio Lerma, investigador clínico con amplia experiencia también en el ámbito de la investigación y yo, fisioterapeuta investigador y doctor en investigación del dolor. Y en el ámbito de la investigación en inteligencia artificial está Manuel Sanchez Montañés, liderando la parte informática, junto al grupo AIDA de investigación de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) que nos están dando soporte también con su amplia experiencia en este ámbito.
El Hackathon fue una oportunidad para ponernos a prueba a nosotros internamente. Ser seleccionados valida nuestra hipótesis de que nuestro proyecto tiene sentido
También tenemos una rama empresarial que es una parte que da bastante soporte a nuestro proyecto para luego darle salida al producto en el mercado. Lo componen principalmente, Frederic Llordachs, que es uno de los fundadores de Doctoralia con amplia experiencia en sector de la salud digital y Nacho Rodriguez, miembro de una StartUp especializada en Big Data que nos está orientando mucho en estos primeros pasos para poner nuestro proyecto en el mercado.
¿Qué ha supuesto para vosotros ser uno de los 20 proyectos seleccionados de los más de 750 que se inscribieron en el Hackatón?
El Hackathon fue una oportunidad para ponernos a prueba a nosotros internamente. Después, ser seleccionados valida de alguna manera nuestra hipótesis de que nuestro proyecto tiene sentido, y ha sido realmente bastante bien valorado, cosa que nos ha sorprendido bastante, porque lo que queríamos nosotros era aportar nuestro granito de arena, y nos hemos encontrado que el desarrollo de esta idea tiene mucho interés desde el punto de vista empresarial de cara a su posible implantación, no sólo en sistemas relacionados con el COVID, sino también en otros a nivel internacional para diversas enfermedades respiratorias como EPOC, asma u otros problemas respiratorios que cursan con síntomas parecidos. De manera que estamos muy contentos con el impulso que nos ha dado el Hackathon, porque nos ha proporcionado mucha visibilidad a nivel nacional e internacional, sobre todo a nivel Europa.
¿De qué manera os está ayudando la Fundación para el Conocimiento madri+d?
madri+d nos está dando un soporte enorme a nivel técnico, desde el punto de vista del conocimiento que podemos recibir y empresarial, que en mi caso es muy necesario, porque yo soy fisioterapeuta y esta es mi primera aventura en este sentido. En materia de innovación también nos está dando muchísimo soporte acerca de cómo podemos generar esta idea y llevarla a cabo, es decir, que no sólo se quede en el campo de las ideas sino plasmarla. Y todo ello además con un trato muy cercano. No podemos pedir más.
¿En qué punto se encuentra actualmente el proyecto y cuáles son sus próximos pasos?
El proyecto está ahora mismo en fase de validación clínica y de desarrollo del primer producto mínimo viable para poder ponerlo a prueba en el mercado. En el futuro lo que pretendemos es llegar al 1% de pacientes COVID a nivel mundial. Para ello, tenemos soporte de empresas farmacéuticas, aseguradoras, hospitales o centros de investigación a lo largo de todo el mundo que se han interesado por nuestro proyecto, para poder implementarlo dentro de sus propias soluciones. Incluso personas que se dedican al mundo de la telefonía móvil nos han dicho que tienen también algún contacto en empresas para instalarlo dentro de terminales de nueva creación, con una aplicación nativa de sus propios terminales de manera que sea una especie de pulsioxímetro virtual que ofrecen como un servicio más. Así que tenemos bastantes expectativas de futuro.
En el caso de tener varias patologías que afecten al aparato respiratorio, esta no es una prueba para diferenciar una u otra. Es decir, no es un test diagnóstico sino una prueba clínica, por lo que no sólo sirve para detectar la disnea, sino que nos sirve para saber si vas a tener un problema respiratorio que haga necesaria asistencia hospitalaria. Eso es básicamente la herramienta. Nos da igual que sea gripe, CODIV o asma. Lo que te dice es si tu estado de salud es lo suficientemente delicado como para precisar ayuda médica.
¿Cuáles han sido las principales dificultades con las que os habéis encontrado en estos meses?
En el ámbito técnico la principal dificultad es llevarse a la nube un sistema que hemos desarrollado en un soporte local para poder generar la aplicación final que nos estamos encontrando y que requiere una inversión grande de capital y una empresa especializada que nos permita pasar esa parte de local a la nube. Otra dificultad añadida es la de acceder a los pacientes COVID, porquerequiere unos trámites. Esto no es algo negativo, simplemente es una dificultad que nos está costando un tiempo que es lógico que haya que solventar. Y a nivel empresarial, nuestro desconocimiento de este mundo, ya que solo hay una parte del grupo que es empresario, y el resto del equipo estamos aprendiendo sobre la marcha lo que significa una ronda de inversión y toda esta terminología nueva, que es un mundo radicalmente distinto al que yo manejo habitualmente.
¿Cuál dirías que ha sido vuestro mayor logro?
Validar nuestro proyecto en el mercado. Que haya personas interesadas en invertir en nuestra idea. Eso creo que es algo muy valioso para cualquier persona que tiene una idea y la pone en marcha para poder llegar a un producto final. En este sentido ya hemos comprometido los primeros tickets de la primera ronda de inversión para poder desarrollar nuestro proyecto, de manera que quizás este sería el principal gran logro.
Y sin duda alguna haber conseguido que la Comunidad de Madrid nos dé el soporte, tener su aval. En origen se trataba de una iniciativa privada, sin mucho respaldo de las administraciones, y obtener ese apoyo ha sido crucial para entender la magnitud de lo que estábamos haciendo y conseguir darle forma.