Recreación del rostro de H. naledi. / Cicero Moraes (Arc-Team) et alii (WIKIMEDIA)
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El cerebro del hombre mono desvela sus secretos

El tamaño del encéfalo de los humanos no es tan importante como su forma, según un estudio del 'Homo naledi'.

El hallazgo de más de 1.500 fósiles humanos en una angosta cueva de Suráfrica presentados en 2015 sacó a la luz al Homo naledi, un misterioso homínido con un cerebro del tamaño de un chimpancé que vivió en el este de África junto a los primeros Homo sapiens. Los restos pertenecían a al menos 15 individuos y no tenían huellas de haber sido devorados, ni arrastrados por crecidas de agua o movimientos de tierra. Según sus descubridores, los habían depositado allí como acto funerario, un rasgo típicamente humano en una especie que muchos expertos no consideran digna de pertenecer al mismo género que el Homo sapiens.

Los descubridores del naledi van hoy un paso más allá e intentan bucear en su cerebro. Los investigadores han reconstruido el hemisferio izquierdo del encéfalo de esta especie extinta desde hace unos 250.000 años basándose en las marcas que el órgano dejó en las paredes internas del cráneo de cinco individuos. El naledi tenía una capacidad craneal de medio litro, más o menos un tercio la de una persona. El nuevo trabajo muestra que el giro frontal inferior, parte de la corteza cerebral donde se concentran capacidades de razonamiento complejo y el lenguaje, presentan similitudes claras con el Homo sapiens. A su vez, las circunvoluciones cerebrales del naledi son distintas a las de los grandes simios, apunta el estudio, publicado en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU.. Las ondulaciones de la corteza del naledi son parecidas también a las de otros miembros del género Homo con cerebros más grandes como Homo habilis, el Homo erectus, que fue el primero de su género en salir de África, y el Homo floresiensis, el hobbit de la isla de Flores.

"Los humanos actuales tienen cerebros muy grandes comparados con el resto de primates, pero su forma también es diferente", explica John Hawks, antropólogo de la Universidad de Wisconsin en Madison y coautor del estudio. "Hasta ahora no sabíamos cuándo sucedieron los cambios en la forma del cerebro y si estos eran en parte debidos al crecimiento del órgano. El Homo naledi nos muestra ahora que parte de la forma característica del cerebro de los humanos actuales ya existía en otras especies con cerebros mucho más pequeños", resalta. Probablemente la forma del cerebro típicamente humano ya existía hace unos dos millones de años, cuando vivió el último ancestro común de naledi y Homo sapiens, señala el estudio."Es muy difícil especular sobre qué efecto tiene la forma del cerebro en el comportamiento. Pero haber hallado que el Homo naledi compartía rasgos con nosotros nos hace preguntarnos si compartía también ciertos comportamientos, incluidas las prácticas mortuorias", añade Hawks.

Expertos independientes resaltan la importancia del estudio, aunque recuerdan las dificultades de intentar reconstruir un órgano blando que desapareció hace cientos de miles de años y el tipo de pensamientos de los que era capaz. "El estudio es un buen recordatorio de que el tamaño del cerebro no es lo único importante", opina María Martinón-Torres, directora del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH). "Uno de los ejemplos más obvios es el de humanos modernos y neandertales, quienes a pesar de tener grandes cerebros, presentan formas significativamente diferentes, lo que probablemente se tradujo en habilidades diferentes aunque es muy difícil precisar en qué", añade. La investigadora recuerda "que no se pueden asignar funciones específicas a regiones del cerebro específicas", por lo que es difícil valorar el significado de la reorganización del cerebro del naledi. El mismo equipo que forma este estudio había descubierto cambios similares en australopitecos, primates de los que pudo originarse el género Homo y que tenían cerebros de un tamaño similar al naledi, lo que hace "cuestionable" la inclusión de esta última especie dentro del mismo género que el Homo sapiens, resalta Martinón-Torres.

Emiliano Bruner, experto en paleoneurobiología de homínidos del CENIEH, considera "muy interesante que no es el tamaño el que genera la combinación de surcos cerebrales típica del género humano", aunque apunta que para poder sacar conclusiones es necesario analizar muestras más grandes e individuos más completos, lo que no siempre será fácil. La cueva Rising Star de Suráfrica es una de las mayores concentraciones de fósiles humanos jamás encontrada. El único yacimiento que rivaliza en cantidad e importancia es la sima de los Huesos en Atapuerca (Burgos), que también puede tener un origen funerario surgido cientos de miles de años antes de la llegada de nuestra especie.

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