En los próximos años el número de ciclones permanecerá estable aunque sus consecuencias serán más devastadoras.
"El cambio climático, debido a la actividad humana, puede aumentar la intensidad de la lluvia durante los ciclones. Sin embargo, los científicos no han confirmado que el recalentamiento del planeta provoque la aparición de estas tormentas", declaró ayer en Ginebra Clare Nullis, portavoz de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
En unos comentarios ante la prensa sobre las consecuencias de las lluvias catastróficas que devastan actualmente el estado de Texas (Estados Unidos), Nullis destacó que este episodio, "sin precedentes en los registros meteorológicos" ha empeorado a causa de múltiples factores y que la situación actual es muy complicada.
"La excesiva urbanización en esta zona durante los últimos años ha provocado una situación peligrosa ya que el agua no tiene por donde evacuarse", explicó Nullis. "El episodio actual va a empeorar en los próximos días y sus consecuencias no se deberán solo a que Harvey ha aumentado la cantidad de lluvia", añadió.
Según datos facilitados por la OMM, Harvey llegó a Texas el pasado 25 de agosto registrándose como un huracán de categoría 4, según la clasificación Saffir-Simpson. Los vientos alcanzaron velocidades de 215 km/h y barrieron la zona destruyendo todo lo que se hallaba a su paso. Este es el mayor huracán que ha golpeado Estados Unidos desde el paso de Wilma en 2005.
De acuerdo con los científicos, en los próximos años el número de ciclones permanecerá estable aunque sus consecuencias serán más devastadoras, debido principalmente a las consecuencias del cambio climático que ha provocado un aumento significativo en la temperatura de los océanos.
