María de Soria-Santacruz Pich es una joven barcelonesa que a sus 32 años se ha convertido en una de las expertas de la agencia estadounidense encargadas de analizar <a href="https://www.jpl.nasa.gov/missions/psyche/" title="Psyche" alt="Psyche" target="_blank">Psyche</a>.
En nuestro sistema solar, justo entre Marte y Júpiter, se esconde un pequeño y extraño asteroide llamado Psyche. Con solo 253,2 kilómetros de diámetro, su composición no se basa en hielo y roca, como la mayoría de estos objetos, sino que es todo hierro y níquel. Es tan especial (creen que incluso puede ser el núcleo de un antiguo planeta destruído hace millones de años por el choque con otros asteroides) que todo un equipo de la NASA está trabajando a destajo para mandar una misión y estudiarlo. En ese selecto grupo está la española María de Soria-Santacruz Pich.
Esta ingeniera barcelonesa de solo 32 años es una de las encargadas de estudiar la radiación del asteroide para que los satélites que se envíen al mismo puedan soportarlo, y tiene uno de esos curricúlums que sorprenden solo por ver los nombres. Pasó de terminar en 2009 su carrera de Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) al MIT en el 2010 gracias a una beca. Antes, pasó más de dos años alternado sus estudios en la UPC con su puesto de becaria en la tecnológica española GMV.
Una vez en el MIT se especializó en el estudio de las magnetoesferas consiguiendo un doctorado en este fenómeno espacial. Luego saltó a UCLA (La Universidad de California, Los Ángeles) en 2014 y de ahí a la NASA, donde lleva como investigadora desde 2015. Ahora, ella es una de las grandes especialistas en este campo extraplanetario caracterizado por contener una gran radiación traída de los rayos solares que puede afectar, por ejemplo, a los satélites y otros vehículos espaciales y que provoca eventos como las auroras boreales.
"El objetivo de la misión Psyche (tiene el mismo nombre que el satélite) es poder acercar al asteroide satélites y otras máquinas que nos ayuden a estudiar si de verdad es el núcleo de un planeta con cierta seguridad. De ser así, nos podría ayudar a entender muchísimas cosas sobre la historia del universo", explica en conversación con Teknautas. Para ello, el papel de la joven española pasa por crear un instrumento llamado magnetómetro que ayude a crear el satélite que enviará la NASA en 2022 (según las últimas noticias) con los componentes necesarios para resistir la radiación que exista cerca de este asteroide al que llegará en 2026.
A pesar de solo llevar tres años en la institución americana, esta es la segunda misión de María en la agencia donde ya participó en un proyecto similar para mandar satélites a Júpiter que estuvieran preparados para su magnetosfera. "Solemos pensar que fuera de nuestro planeta no hay nada, que está todo vacío pero no es así".
Su trabajo lo desarrolla en un laboratorio de la agencia espacial estadounidense en Pasadena (California) llamado Jet Propulsion Laboratory que está dedicado a la construcción y operación de naves espaciales no tripuladas. Allí, se mueve con un equipo multicultural en el que sorprende, según Soria-Santacruz, la cantidad de mujeres. "En el equipo hay gente de todo el mundo y nos entendemos muy bien porque todos hablamos el idioma de la ciencia, pero algo que llama mucho la atención es la cantidad de mujeres que hay en puestos importantes en el centro. Eso me encanta y me hace sentirme muy cómoda", explica.
DE BCN A LOS ÁNGELES
Lo de estar cómoda llama un poco la atención pues su vida ha dado giro de 180 grados en menos de 10 años, pero Soria-Santacruz lo confiesa con total tranquilidad. "Siempre me había gustado el espacio y desde el principio quise enfocar mi carrera hacia ese campo. Por eso hice primero la carrera de Aeronáutica en Tarrasa y no lo dudé ni un minuto cuando conseguí una beca de La Caixa para irme al MIT. Creía que podría ser más complicado pero lo cierto es que en Estados Unidos nunca me he sentido fuera de lugar", explica la joven.
Tan a gusto se siente que ya piensa en siguientes proyectos a los que hincar el diente. "Hay varios muy interesantes, pero a mi me llaman sobre todo la atención el mundo de los exoplanetas y las ideas para conseguir traer de vuelta materiales de Marte. Hemos conseguido llegar al Planeta Rojo y analizarlo, pero aún no hemos podido traer nada de vuelta a la Tierra", explica.
En cuanto al nivel de conocimientos frente al resto de compañeros, la joven barcelonesa no solo tiene en muy alta estima la educación española sino que asegura que todos los estudiantes que salen de las facultades patrias tienen un gran nivel. "Creo que de la universidad salimos con unos conocimientos teóricos súper sólidos y lo noto cuando me encuentro otros compañeros españoles. Lo que nos falta es saber vendernos mejor y ser más prácticos, en eso es en lo que más nos ganan los estadounidenses", explica.