La leishmaniasis canina está considerada por la OMS como una enfermedad tropical desatendida, es decir, que tiene prevalencia en zonas tropicales. Afecta a más de mil millones de personas en 83 países, la mayoría en áreas subdesarrolladas
El proyecto, liderado por el Dr. Pedro J. Alcolea, la Dra. Ana M. Alonso y el Prof. Vicente Larraga, director del laboratorio de Parasitología Molecular, en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, junto al grupo Zendal, ha desarrollado una vacuna contra la leishmaniasis canina basada en ADN recombinante. Esta vacuna, la segunda en el mundo con esta tecnología, basada en fragmentos de información genética que codifican inmunógenos, reduce la presencia del parásito en más de un 90% y mejora los signos clínicos de la enfermedad. La Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) ha emitido un dictamen positivo, lo que significa que la vacuna está lista para su fabricación y distribución inmediata.
La leishmaniasis es una enfermedad causada por el parásito Leishmania, de la familia de los tripanosomátidos, que es transportado por la mosca flebótomo. Las manifestaciones clínicas de la enfermedad van, desde úlceras cutáneas que cicatrizan espontáneamente, hasta formas fatales en las cuales se presenta inflamación grave del hígado y del bazo. Causante de unas 40.000 muertes anuales en todo el mundo, tiene incidencia principalmente en las zonas tropicales y subtropicales de África, Asia, América y sur de Europa. Se trata de una zoonosis, lo que significa que se transmite de los animales a los seres humanos. Los perros son el principal reservorio de la leishmaniasis visceral y portadores del parásito en los ambientes urbanos.
“Frente a otras tecnologías, esta nueva vacuna, muy eficaz, ofrece además la ventaja de que es estable y no requiere congelación para su conservación”, señala el investigador del CSIC Vicente Larraga, del grupo de Parasitología Molecular del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC), que ha dirigido el desarrollo. “Tras este dictamen favorable de la EMA, se ha obtenido un apoyo internacional muy importante a las vacunas de ADN que se pueden utilizar también en la protección frente a otras infecciones”, añade.
“El dictamen señala que la vacuna reduce el riesgo de infección y de aparición de la enfermedad. Esto es un paso importante porque el descenso del número de animales infectados reduce de forma muy notable la posible transmisión a otros perros y a los seres humanos, ya que la leishmaniasis también afecta al hombre”, subraya Larraga.
Esta vacuna de tecnología ADN se une al portfolio de vacunas desarrolladas y fabricadas con diferentes tecnologías. Andrés Fernández, director ejecutivo de Zendal, ha mostrado su satisfacción “por llevar a término este proyecto que ha requerido de fases clínicas complejas por tratarse de una enfermedad denominada insidiosa. “Con este lanzamiento reforzamos nuestra apuesta por la prevención ampliando la cartera de vacunas para enfermedades zoonóticas y, en concreto, contra la leishmaniasis, para la que actualmente no existe solución eficaz en el mercado”, concluye Fernández.
Según la OMS, en los últimos años, los casos de leishmaniasis canina y humana han aumentado en Europa debido al cambio climático y a la presencia de la mosca flebótomo en más países europeos del norte. Está considerada por la OMS como una enfermedad tropical desatendida, es decir, que tiene prevalencia en zonas tropicales. Afecta a más de mil millones de personas en 83 países, la mayoría en áreas subdesarrolladas. Por ello, los investigadores consideran este avance “un hito de alcance para reducir los efectos negativos de la enfermedad”.
Foto de portada: Bone marrow cells affected by visceral leishmaniasis