Formado en la filosofía jansenista y defensor de las ideas newtonianas, desarrolló una producción botánica de excepcional calidad, en la que se manifiesta como seguidor de las teorías clasificatorias linneanas. Co-dirigió, desde 1799, los Anales de Historia Natural, una revista española estrictamente científica. Ocupó, en 1801, la dirección del Real Jardín de Madrid. En 1776 quedó vinculado a la Casa del Infantado, en la que ejerció como preceptor y desde la que vio favorecidos sus amplios contactos científicos internacionales y sus no menos importantes relaciones con la nobleza española.
Formado en la filosofía jansenista y defensor de las ideas newtonianas, desarrolló una producción botánica de excepcional calidad, en la que se manifiesta como seguidor de las teorías clasificatorias linneanas. Co-dirigió, desde 1799, los Anales de Historia Natural, una revista española estrictamente científica. Ocupó, en 1801, la dirección del Real Jardín de Madrid. En 1776 quedó vinculado a la Casa del Infantado, en la que ejerció como preceptor y desde la que vio favorecidos sus amplios contactos científicos internacionales y sus no menos importantes relaciones con la nobleza española.
Antonio José Cavanilles Palop vino al mundo en Valencia, el 16 de enero de 1745. Los primeros estudios los realizó en el Colegio de San Pablo, dirigido por los jesuitas. En octubre de 1759 inicia su formación en la Universidad de Valencia; en ella obtendría los títulos de Maestro en Filosofía (1762) y Doctor en Teología (1766). Valencia, y su Universidad, imprimieron carácter en el pensamiento de A.J. Cavanilles; de sus tempranos tiempos de estudiante universitario datan sus primeros contactos con Vicente Blasco; de él recibió no sólo una pulcra formación jansenista, también el interés por el estudio de la nueva filosofía, más próxima a Newton que a Tosca, de la que igualmente habrían de verse beneficiados Juan Bautista Muñoz, Manuel Rosell y Joaquín Mas, por citar sólo a sus más íntimos compañeros.
Tras finalizar sus estudios intenta, sin éxito, opositar a cátedra en la Universidad de Valencia; desde 1770 ejercerá como preceptor de los hijos de Teodomiro Caro de Briones, con quien se trasladó a Oviedo; allí recibió la primera tonsura, el día de todos los santos de 1771, poco tiempo después, el 4 de abril de 1772 sería consagrado presbítero. La tonsura le permitiría acceder a un beneficio eclesiástico, práctica criticada entre los ilustrados españoles, pero de la que A.J. Cavanilles acabaría beneficiándose. Entre 1774 y 1776 impartió Lógica en el Seminario de San Fulgencio. En enero de 1776 abandonó el Seminario murciano para viajar a Madrid; Vicente Blasco le había encontrado un nuevo acomodo en la Casa del Infantado.
Como preceptor de los del Infantado residió en París entre los años 1777 y 1789, un amplio período temporal, de especial importancia para entender su formación científica, primero en los gabinetes privados; luego -a partir de 1783- en el Jardin du Roi, bajo la tutela de André Thouin.
Escultura en piedra caliza. Real Jardín Botánico de Madrid
Salvo alguna dispersión ocasional, tal su "breve apología" construida por encargo de la Legación española en París, Observations... sur l'article Espagne de la nouvelle Encyclopèdie... (París, 1784), Cavanilles dedicó todo el tiempo que la educación de los jóvenes vástagos de la Casa del Infantado le permitía, al estudio de la Botánica. El problema planteado por A.J. Cavanilles en la que habría de ser su primera línea de estudio botánico, la Monadelphia (París, 1785 / Madrid, 1790), es una mera continuación de sus estudios filosóficos: lo que preocupa es definir la "esencia" de las realidades que estudia, su profunda formación nominalista, le llevan a considerar las categorías genéricas -y las superiores- como construcciones del pensamiento, no como realidades de la naturaleza, nada más alejado de los sistemas clasificatorios defendidos por la escuela botánica francesa, quien -pese a ello- siempre le prestó la ayuda técnica precisa para que sus trabajos llegaran a término.
A comienzos de septiembre de 1789, tras la toma de la Bastilla, Cavanilles regresa a Madrid. El valenciano comenzará a integrarse pronto en la vida cortesana, bien dirigido por su amigo Antonio Franseri -médico de la Casa del Infantado-, será recibido en la Real Academia de Medicina en los inicios de 1790; de la mano del marqués de Santa Cruz se introducirá en las casas de la nobleza, convirtiéndose en tertuliano habitual de las de Montijo, Urquijo y Aranda.
Desde el otoño de 1789, y pese a la firme oposición de los catedráticos del Real Jardín, dispone del permiso expreso del de Floridablanca para que "dibuje, grave y publique" cuanto quiera de lo sembrado en Jardín madrileño; con tales novedades iniciará una nueva serie botánica: los Icones et descriptiones plantarum quae aut sponte in Hispania crescunt, aut in Hortis Hospitantur (Madrid, 1791-1801. 6 vols.) de cuya edición habría de cuidar la propia Imprenta Real.
Entre la primavera de 1791 y el verano de 1793 emprenderá, por decisión regia, diversas excursiones por el Reino de Valencia; sus resultados serán impresos en los dos volúmenes que constituyen sus Observaciones sobre... el Reyno de Valencia (Madrid, 1795, 1797). Los primeros intereses, mostrados en el inicio de sus viajes, de disponer de nuevos materiales para elaborar sus Icones..., se fueron modificando hasta construir un texto en el que se pretende aportar una información objetiva sobre la descripción del medio físico -con especial cuidado hacia la vegetación-, la presencia poblacional y los recursos económicos -con predilección hacia la explotación agraria-; en los casos en que lo cree factible, incluirá sus comentaros sobre las mejoras que pudieran introducirse, sostenidas por un pensamiento de base fisiocrática.
Coetánea a la redacción de sus Observaciones sobre... el Reyno de Valencia (Madrid, 1795, 1797), es su preocupación por el cultivo del arroz. El problema abordado por A.J. Cavanilles se inscribe dentro de la polémica gestada en torno a la relación entre este cultivo y la epidemias de tercianas vivida por la sociedad valenciana del siglo XVIII y que había dado lugar a un buen número de informes, de conclusiones enfrentadas, a las que ahora venía a sumarse las de nuestro biografiado.
La subida al poder de Mariano Luis de Urquijo, en febrero de 1799, habría de suponerle ver cumplido uno de sus mayores deseos: editar una revista científica; un proyecto, el de los Anales de Historia Natural (1799-1804), en el que se conjuga ciencia y gloria nacional, el binomio tan querido para A.J. Cavanilles -y para tantos ilustrados-, al que, en esta ocasión se añade el beneficio de la enseñanza pública.
A mediados de junio de 1801 se expedía, desde Palacio, el nombramiento de A.J. Cavanilles como profesor único del Real Jardín y se aprobaban las líneas directrices de la nueva organización del establecimiento. Nuestro protagonista emprende la dirección del Real Establecimiento con una fuerte restricción de medios, pero con la llegada a la dirección del Real Jardín de A.J. Cavanilles se inicia una etapa de florecimiento del Centro. La amplia presencia internacional del Real Jardín, y la proyección internacional de las investigaciones que en él se realizan, contrasta con la situación de penuria económica por la que atraviesa el Centro; A.J. Cavanilles cobrará su sueldo con cargo a una dignidad eclesiástica, por lo que nuestro abate sería, desde 1801, Prior de las Ermitas de Sevilla.
En julio de 1803 consiguió el plácet regio para poner bajo su único control la enseñanza de la Botánica en todo el territorio de la Monarquía, sólo quienes hubieran asistido a las clases de A.J. Cavanilles podrían optar a las cátedras de Botánica convocadas en los dominios de S.M. Mas el destino es imprevisible y nuestro abate falleció en la noche del 10 de mayo de 1804, cuando apenas comenzaba a saborear su gloria.
Más información:
GONZÁLEZ BUENO, Antonio, 2002. Tres botánicos de la Ilustración. Gómez Ortega, Zea, Cavanilles: la ciencia al servicio del poder. Madrid: Nívola libros y Ediciones. ISBN 8495599503.