Fecha
Autor
María Luisa Blanco Gómez (Profesora Titular de Filología Inglesa. Universidad Rey Juan Carlos de Madrid)

Alice Munro, maestra del cuento

Parece que en los últimos años el jurado del Nobel ha tomado conciencia de la potencia literaria de la mujer en la sociedad moderna: si el siglo XX se cerraba reconociendo el valor poético de Wislawa Szymborska (1996), en los catorce años transcurridos de la centuria actual han recibido la prestigiosa distinción cuatro escritoras: la austríaca Elfriede Jelinek (2004), la británica Doris Lessing (2007), la rumano-alemana Herta Müller (2009) y la canadiense Alice Munro este mismo año 2013.
El premio de Munro es interesante por múltiples razones: la más evidente es que se trata de la primera vez que el galardón recae en un autor canadiense (excepción hecha de Saul Bellow, nacido ciertamente en Quebec pero emigrado tempranamente -a los nueve años- a EE.UU.), lo que ha generado el consiguiente alarde nacionalista en la prensa del país. Pero no dejemos que los árboles nos impidan ver el bosque. El caso de Munro, pese a la importancia de su condición canadiense, supera el ámbito local para fijar la atención en una autora de carácter universal que había sido distinguida en múltiples ocasiones. Profeta en su tierra (se llevó tres veces el premio literario más importante de Canadá, el 'Governor General's Literary Award'), los jurados internacionales habían dejado clara constancia de que no era solo una escritora canadiense: si en 1998 obtuvo en Estados Unidos el 'Nacional Books Critics Circle' por The Love of a Good Woman (traducido en España como El amor de una mujer generosa, RBA, 2009), en 2005 ganó en España el prestigioso Premio Reino de Redonda y en 2011 el Premio Tormenta por Too much happiness, 2009; Demasiada felicidad, Lumen, 2010.

Si la Academia sueca ha destacado su maestría en el arte del cuento contemporáneo, la crítica literaria y la prensa anglófona se han referido a ella con frecuencia como “la Chejov canadiense”. No cabía mejor elogio para tan buena prosista

No es casualidad que los dos textos citados sean colecciones de cuentos, ya que es el género en que ha destacado esta mujer, nacida en julio de 1931 en Wingham, Ontario. Su vida transcurre con una cierta normalidad: casada en 1951 con James Munro, convivirá con este y con sus cuatro hijas, por lo que en algún momento se ha definido sencillamente como un 'ama de casa' que escribe en el cuarto de la plancha mientras sus hijas duermen la siesta, una peculiar versión de la habitación propia de que habló Virginia Woolf. Lo cierto es que un buen número de sus personajes caen dentro de esta categoría, la de la mujer casada, con hijos o sin ellos, que termina engañando a su marido, y que concluye sufriendo porque lleva el estigma de haber hecho daño, según señaló Jonathan Franzen. No obstante, hay un detalle relevante en este primer matrimonio de la Munro: la apertura en 1963 de un negocio de librería que va a cambiar radicalmente la vida de la escritora. Pocos años después, la canadiense rompe su primer matrimonio y reinicia su discurrir sentimental con un antiguo compañero de la Universidad de Ontario, el geógrafo Gerald Fremlin, un apoyo fundamental en su carrera.

Su despegue literario se produce tras esta segunda unión afectiva (es significativo en este sentido que su primer libro publicado, los cuentos reunidos en Dance of the Happy Shades, date de 1968), y no lo es menos que desde entonces la escritora haya venido alumbrando un libro cada tres o cuatro años, desde la novela Lives of Girls and Women en 1971 (Las vidas de las mujeres, Lumen, 2011) hasta los cuentos de Dear Life en 2012 (Mi vida querida, Lumen, 2013). Frente a la precipitación del escritor comercial, la Munro destila sus textos con la paciencia que requiere la gran literatura, lo que hace difícil resumir su arte en espacio tan corto como este.

Con solo una novela, la ya mencionada, Alice Munro ha tejido su obra en el molde del cuento, bien en colecciones de relatos independientes, bien agavillando relatos cortos en torno a su propia familia (The View from Castle Rock, 2006, traducida al castellano en 2008). La mayoría de estos relatos suceden en su región, Ontario, que describe minuciosamente, durante los años que van desde la Segunda Guerra Mundial hasta finales del siglo. Pese a la brevedad, no son relatos fáciles: se ha señalado en algún momento que su lectura "requiere la atención del lector", lo que distingue sus cuentos del apresuramiento comercial, al subordinar la importancia de la intriga al análisis psicológico de sus criaturas. Por todo ello, si la Academia sueca ha destacado, al concederle el premio Nobel, su maestría en el arte del cuento contemporáneo, la crítica literaria y la prensa anglófona se han referido a ella con frecuencia como 'la Chejov canadiense'. No cabía mejor elogio para tan buena prosista.

Añadir nuevo comentario

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.
Para el envío de comentarios, Ud. deberá rellenar todos los campos solicitados. Así mismo, le informamos que su nombre aparecerá publicado junto con su comentario, por lo que en caso que no quiera que se publique, le sugerimos introduzca un alias.

Normas de uso:

  • Las opiniones vertidas serán responsabilidad de su autor y en ningún caso de www.madrimasd.org,
  • No se admitirán comentarios contrarios a las leyes españolas o buen uso.
  • El administrador podrá eliminar comentarios no apropiados, intentando respetar siempre el derecho a la libertad de expresión.
CAPTCHA
Enter the characters shown in the image.
Esta pregunta es para probar si usted es un visitante humano o no y para evitar envíos automáticos de spam.