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"Alianzas estratégicas: una propuesta eficaz de transferencia de tecnología para España"

Javier Llorca<br/>Director de IMDEA Materiales

1.- ¿Cómo describiría usted la situación de la ciencia y la tecnología en España? ¿Y cómo cree que afecta a la competitividad de nuestras empresas?

Escribía el profesor B. Cantor el 15 de junio de 2009 en El Economista que "Si un país no puede competir en costes, debe hacerlo en innovación". Y yo estoy totalmente de acuerdo con él. Es obvio que el futuro de la industria española depende de que las empresas consigan un liderazgo tecnológico de modo que el valor añadido de sus productos y servicios mantenga -e incluso incremente- su competitividad. Y no es menos obvio que una de las asignaturas pendientes del sistema de ciencia y tecnología español es su reducida capacidad de transferencia hacia el tejido industrial. Mientras que los indicadores de producción científica (publicaciones, citas, presencia de científicos españoles en foros internacionales.) han mejorado sustancialmente en las últimas décadas -y se corresponden con lo que cabría esperar de un país como el nuestro- nuestra capacidad para transformar esa ciencia en tecnología útil para las empresas españolas es muy reducida.

2.- ¿A qué cree que se debe esta situación?

La transferencia de conocimiento del mundo académico a la industria es función de tres factores: el interés de los académicos en poner sus conocimientos al servicio de la sociedad, la toma de conciencia por parte de las empresas de que los gastos en I+D son prioritarios para sobrevivir en un mercado global y el desarrollo de modelos de transferencia de conocimiento eficaces, que se ajusten a la idiosincrasia de cada país. En España, ninguno de estos tres factores ha ayudado hasta el momento a mejorar la situación.

Por una parte, es lógico que los académicos -sobre todo los "buenos" académicos- se sientan más atraídos por contribuir a resolver problemas en la frontera del conocimiento que por colaborar con el mundo empresarial. Si no fuera así, trabajarían en el departamento de investigación de una empresa. Pero, por otra, los científicos también son conscientes de que -en la medida en que su labor está financiada en buena parte por la sociedad- deben hacer una investigación que esté al servicio de ésta. Para encontrar el equilibrio entre estos dos puntos es importante que los criterios para la evaluación de la excelencia científica no se limiten a utilizar indicadores académicos, también deben medir el impacto de la actividad investigadora en la sociedad. En esa línea y en el campo de la Ingeniería de Materiales, las Administraciones Públicas deben fomentar una investigación que tenga como resultado el desarrollo de materiales, dispositivos o know-how y no simplemente la publicación de artículos científicos. Una consecuencia práctica de esta política en el campo de la Ingeniería de Materiales, sería la de priorizar las inversiones en equipamientos de investigación dedicados al procesado de materiales más que aquellos destinados a la caracterización. Y es necesario hacerlo si queremos romper la tendencia actual que lleva a que España sea, posiblemente, el país del mundo con más y mejores microscopios electrónicos por m2, por habitante y por científico, sin que esa inversión haya tenido otra consecuencia que el aumento de publicaciones científicas.

Para avanzar por este camino la Comunidad de Madrid puso en marcha hace dos años el proyecto IMDEA. IMDEA Materiales, uno de los ocho centros creados dentro de este proyecto, es una fundación privada promovida por la Comunidad de Madrid que combina el apoyo público y privado para llevar a cabo investigación en el ámbito de la Ciencia e Ingeniería de Materiales en un entorno internacional. Los objetivos principales de IMDEA Materiales son tres: hacer una investigación de excelencia en Ciencia e Ingeniería de Materiales, realizar transferencia de tecnología al sector industrial para mejorar su competitividad, y atraer investigadores de talento de todo el mundo para trabajar en un marco internacional e interdisciplinar.

3.- En el entramado de relaciones ciencia-Administración-empresa ¿qué papel le corresponde desempeñar a las empresas?

Es imposible hacer transferencia de tecnología a una empresa si ésta está convencida de que su éxito no depende de la innovación tecnológica. En palabras del director de I+D de una gran empresa española: "nosotros construimos lo que otros diseñan. Yo la tecnología la compro". Con honrosas excepciones, éste es el modelo de éxito para muchos empresarios españoles. Por ello, su esfuerzo se centra en dar el mejor servicio posible al cliente y no en desarrollar tecnologías propias que le proporcionen independencia frente a sus competidores y que le permitan asumir el aumento inexorable de los costes.

Sobre el papel que pueden tener las empresas en el desarrollo de la I+D+i, simplificando mucho, se puede decir que existen tres modelos de transferencia de tecnología que han demostrado su eficacia en el mundo occidental: Estados Unidos, Japón y Alemania. El modelo norteamericano se apoya en la creación de nuevas empresas (spin-off), que nacen, crecen y mueren con enorme rapidez. Estas empresas, fundadas en muchas ocasiones por profesores universitarios, se desarrollan en un ambiente propicio para suministrar capital riesgo, donde el fracaso se ve como una nueva oportunidad para empezar. Esta "cultura del fracaso" es incompatible con la mentalidad japonesa. Por eso, en el reino del sol naciente, la transferencia de tecnología se lleva a cabo en el seno de los laboratorios de investigación de las grandes corporaciones industriales, que invierten enormes recursos para mantener su liderazgo tecnológico, con un contacto bastante limitado con el exterior, incluso con los grandes laboratorios públicos de investigación (AIST, NIMS). El tercer modelo de éxito es el desarrollado en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, que se apoya en la creación de alianzas estratégicas entre el mundo empresarial y una red nacional de institutos de investigación (fundamentalmente, la red de institutos Fraunhofer and Leibniz y, en menor medida, Max Planck) financiada por el Gobierno Federal y los Länder. Esta estrategia persigue la colaboración constante a largo plazo, de modo que la empresa se compromete a trabajar con un centro de investigación en una determinada línea y el centro de investigación -con la ayuda del sector público y el compromiso de colaboración privada- proporciona las infraestructuras y el capital humano necesario para realizar una investigación de excelencia. Cuando esta colaboración se extiende a lo largo del tiempo, se alcanzan unos resultados óptimos. Una buena muestra del éxito de este modelo es la posición dominante de Alemania a nivel mundial como exportador de manufacturas de alto valor añadido.

Este modelo, que combina la investigación de excelencia con la transferencia de tecnología al mundo empresarial en el marco de alianzas estratégicas, se ha utilizado para definir la estructura y el funcionamiento de IMDEA Materiales.

4.- ¿Cómo son las relaciones de IMDEA Materiales con nuestro tejido empresarial?

Las empresas que desean establecer una colaboración estratégica, estable y a largo plazo con IMDEA Materiales pasan a formar parte de su Patronato, donde también están representados la Comunidad de Madrid, las universidades, el CSIC y científicos relevantes de todo el mundo. Desde el Patronato, las empresas participan en el gobierno de la Fundación y se involucran en sus decisiones estratégicas (adquisición de infraestructuras, selección de nuevas líneas de investigación, etcétera) a la vez que se comprometen a colaborar con IMDEA Materiales en el desarrollo de proyectos de investigación financiados por la propia empresa o con fondos públicos regionales, nacionales o de la Unión Europea. Las empresas españolas para las que la innovación y el desarrollo tecnológico no son una opción sino una cuestión de supervivencia, han entendido rápidamente este tipo de colaboración. De ahí que en estos momentos formen parte del patronato de IMDEA Materiales sociedades tan importantes como ITP, Antolín, Airbus, Gamesa o Aries-Complex.

Además, esta estrategia ha demostrado su capacidad para ayudar a un rápido crecimiento incluso en épocas de crisis como la actual. En apenas dos años, IMDEA Materiales ha atraído a 24 investigadores de nueve nacionalidades diferentes y participa en quince proyectos de investigación financiados por empresas, el ministerio de Ciencia e Innovación, el CDTI, la Comunidad de Madrid y la Unión Europea, por un importe total superior a los tres millones de euros. Además, la excelencia científica de la investigación realizada viene avalada por las numerosas publicaciones internacionales de los investigadores de IMDEA Materiales (cerca de 30 en el año 2009) y por el desarrollo de sus dos primeras patentes.

5.- ¿Podría destacar algún resultado concreto de los proyectos de investigación puestos en marcha en IMDEA Materiales?

IMDEA Materiales lleva solo dos años trabajando y muchos de los proyectos aún se encuentran en fase de desarrollo, sin que se haya llegado a obtener resultados definitivos. Sin embargo, otros proyectos en marcha ya han logrado resultados de enorme interés que merece la pena reseñar.

El primero de ellos es el desarrollo de un método mecánico para estabilizar, a temperatura ambiente y presión atmosférica, fases de materiales metálicos que hasta ahora sólo eran estables a muy alta presión. El método se basa en aplicar, simultáneamente, esfuerzos de compresión y cizalladura utilizando una prensa de torsión a alta presión. Se ha demostrado que la cizalladura estimula significativamente la transformación, no requiriéndose así presiones muy elevadas para que ésta tenga lugar. Esta técnica se ha aplicado con éxito para titanio y circonio puros y se ha patentado. Estas fases de alta presión pueden tener propiedades de alto interés tecnológico. Por ejemplo, el titanio cúbico (fase beta) es muy atractivo para la fabricación de implantes óseos, ya que su módulo elástico es más parecido al del hueso que el del titanio hexagonal. Además, es sabido que la temperatura crítica superconductora del titanio beta es también superior. Esta investigación constituye, por tanto, un primer paso en la fabricación de una nueva generación de materiales con propiedades hasta ahora desconocidas y abre las puertas a su aplicación práctica.

Otra línea en la que ya se han obtenido resultados muy prometedores se enmarca dentro del proyecto europeo MAAXIMUS, cuyo objetivo es el desarrollo de nuevas técnicas de simulación que permiten reemplazar los costosos ensayos mecánicos para verificar la fiabilidad de las estructuras de material compuesto de los aviones, por "ensayos virtuales". Así mismo, se están realizando ya las primeras pruebas a escala de laboratorio para fabricar rigidizadores en material compuesto para los estabilizadores de los aviones de Airbus, utilizando la técnica de pultrusión. El éxito de esta investigación -financiada por el CDTI dentro del proyecto CENIT ICARO- permitirá mejorar sustancialmente la calidad y disminuir los costes de estos elementos estructurales, con la consiguiente mejora de competitividad.

IMDEA también ha participado como socio en el proyecto europeo INTERFACE, que terminó en diciembre del pasado año, y cuyo objetivo era el desarrollo de nuevos materiales metálicos reforzados con nanofibras de carbono para disipación de calor. En este proyecto IMDEA se ha encargado de desarrollar modelos numéricos que han permitido determinar la arquitectura más idónea del material compuesto para maximizar la disipación de calor. Por otro lado, y en colaboración con el resto de socios europeos, se ha conseguido desarrollar un proceso de fabricación que permite la dispersión de las nanofibras de forma efectiva en una matriz de Cu. Éste había sido uno de los cuellos de botella en el desarrollo de este nuevo tipo de materiales porque los nano-refuerzos, debido a su elevada superficie efectiva, tienden a aglomerarse y estos aglomerados son muy difíciles de romper mediante procesos convencionales de fabricación. Utilizando esta nueva técnica, los socios industriales del proyecto han ensayado prototipos en varias aplicaciones como LEDs para automóviles y/o láseres de alta potencia. Los resultados preliminares son muy prometedores, ya que, a diferencia de otros materiales compuestos empleados en la actualidad en esta aplicación, el material resultante tiene un bajo coste y es fácilmente mecanizable.

A nivel de investigación más fundamental cabe destacar otros proyectos muy interesantes, como el estudio del comportamiento mecánico a alta velocidad de deformación de aleaciones de magnesio para automoción (Proyecto CENIT MAGNO), el desarrollo de diversas técnicas de simulación numérica para predecir el comportamiento macroscópico de materiales metálicos y compuestos en función de su estructura microscópica, o la fabricación de nuevos materiales nanocompuestos de matriz de poliamida que unen una tenacidad de fractura extraordinaria a su excelente conductividad eléctrica.

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