Además de provocar microcefalias en recién nacidos, el virus que aterrorizó Sudamérica en 2016 podría ayudar a luchar contra uno de los cánceres más mortales.
El año pasado, el virus del Zika fue protagonista de un brote en el continente americano que afectó a cientos de miles de personas, recorrió el continente de norte a sur y estuvo a punto de obstaculizar la celebración de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. El misterioso virus, sobre cuya llegada a Brasil aún se especulan las razones, es de nuevo protagonista, pero por causas completamente opuestas.
Una colaboración entre investigadores de las Universidad de California en San Diego y la Universidad de Washington acaban de descubrir que este virus es un eficaz asesino de las células madre del glioblastoma, una forma de tumor cerebral frecuente (en España afecta en torno a 4.000 personas al año) especialmente mortífera y difícil de tratar con los tratamientos actuales.
"Hemos demostrado que el virus del Zika puede matar al tipo de células de glioblastoma que tienden a ser resistentes a los tratamientos actuales y conducir a la muerte", ha explicado Michael S. Diamond, profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington y coautor del estudio.
Usar el virus contra estas células malignas podría, potencialmente, aumentar las posibilidades de supervivencia de los pacientes de un cáncer que, habitualmente, suele provocar la muerte antes de un año después de ser diagnosticado. Los resultados aparecen este martes en el Journal of Experimental Medicine.
PROBLEMAS DEL TRATAMIENTO ESTÁNDAR
El tratamiento estándar contra este cáncer suele ser agresivo, e incluye cirugía, quimioterapia y sesiones de radiación, pero no logra evitar que la mayoría de los tumores se repliquen antes de seis meses. Las culpables son una pequeña población de células, conocidas como células madre de glioblastoma, que a menudo sobreviven al tratamiento y continúan dividiéndose, produciendo nuevas células tumorales que reemplazan a aquellas que han sido destruidas por los fármacos antitumorales.
Uno de los autores del trabajo, Zhe Zhu, tuvo la visión de comparar la acción de las células madre de glioblastoma con las células progenitoras neurales, aquellas encargadas de generar nuevas neuronas, y se acordó de que el Zika ataca precisamente a este tipo de células para provocar la temida microcefalia en niños recién nacidos. Entonces... ¿podría ser que las células malignas corrieran la misma suerte?
Los resultados sugieren que una infección con Zika podría complementar el tratamiento con quimioterapia: la segunda ataca el tumor pero no a las células madre que lo producen, mientras el virus ataca a las células madre pero no afecta al tumor cerebral. "Vemos al Zika siendo empleado un día en combinación con las terapias existentes para erradicar el tumor por completo", ha añadido Milan G. Chheda, otro de los participantes en el estudio, de la Universidad de Washington.
MÁS ALLÁ DE LA TEORÍA
Para averiguar cómo de efectiva podía ser esta terapia con el virus, los investigadores inyectaron el Zika o agua salada -como placebo- directamente en los tumores cerebrales de 18 y 15 ratones, respectivamente. En los ratones tratados con el virus, los tumores eran significativamente más pequeños dos semanas después, y esos mismos ratones sobrevivieron significativamente más tiempo.
Para utilizar el Zika en personas, tendría que ser inyectado directamente en el cerebro, muy probablemente durante la intervención quirúrgica para extirpar el tumor. Si se introdujera a través de otra parte del cuerpo, el sistema inmunológico de la persona lo destruiría antes de que pudiera llegar al cerebro.
La idea de inyectar un virus en el cerebro parece, a priori, alarmante, pero los investigadores señalan que su uso en adultos sería más seguro, dado que el Zika actúa principalmente sobre las células neuroprogenitoras, más infrecuentes conforme más tiempo de vida pasa. Si un recién nacido contrae el virus, los daños pueden ser generalizados, pero para un adulto no es diferente a sufrir una gripe leve.
UN VIRUS ANTITUMORAL
Los investigadores realizaron estudios adicionales del virus en muestras de tejido cerebral de pacientes con epilepsia y demostraron que el Zika no infectaba a las células cerebrales no cancerosas.
Ahora, los investigadores trabajarán en perfeccionar el virus original del Zika mediante mutaciones que demuestren más eficacia contra las células cancerosas y menos predisposición a propagar la infección. "Vamos a introducir nuevas mutaciones para sensibilizar aún más al virus a la respuesta inmune innata y evitar que la infección se propague", dijo Diamond, "una vez añadamos algunos cambios más, creo que va a ser imposible para el virus superarlos y poder causar enfermedad".