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Autor
Daniel Mediavilla

Un proyecto para identificar cuándo empieza la enfermedad que nos puede matar

La falta de progreso frente al alzhéimer o algunos tipos de cáncer se debe a que se detectan años después de que haya empezado el problema

En algunas áreas de la medicina moderna, los avances han sido extraordinarios y rapidísimos. El desarrollo de las vacunas o los antibióticos han reducido en millones las muertes por enfermedades infecciosas. Sin embargo, en las enfermedades crónicas como las demencias, algunos tipos de cáncer o las cardiovasculares, el progreso no ha sido tan veloz y en muchos casos prácticamente no ha existido. “Esto sucede porque la mayor parte de enfermedades se detectan tarde, una vez que se han manifestado síntomas fisiológicos graves, cuando los tejidos y los órganos han sufrido cambios amplios o irreversibles”, señala un grupo de científicos de varias instituciones europeas en la revista Nature. En ese artículo se presenta la iniciativa LifeTime, un proyecto de colaboración en el que se incluyen alrededor de 90 instituciones de investigación y cuentan con el apoyo de 80 compañías, con el objetivo de crear un nuevo tipo de medicina que acabe con el estancamiento del progreso frente a algunas de las dolencias con más impacto.

Por un lado, se trata de comprender mejor el funcionamiento de las enfermedades a nivel celular. El uso de marcadores aplicados a células individuales ofrecería una alerta temprana cuando una célula o un tejido empezase a tener un comportamiento patológico. Los representantes del proyecto LifeTime, que está coordinado por Nikolaus Rajewsky, del Max Delbrück Center for Molecular Medicine (MDC) en Berlín, y Geneviève Almouzni, del Institut Curie de París, señalan que no se han podido “detectar sistemáticamente y comprender los cambios moleculares que impulsan células individuales” en trayectorias que conducen a la enfermedad, “durante el desarrollo normal o durante el envejecimiento”. Así que el primer paso requeriría reunir este conocimiento, siguiendo a pacientes durante su vida, cuando están sanos y cuando están enfermos. Esto permitiría después poder interceptar la enfermedad con el tiempo suficiente para que los daños no sean irreparables.

Además de reunir a investigadores y expertos en biotecnologías de diversos ámbitos, el proyecto LifeTime también tendrá un pilar computacional. Con él se gestionará una cantidad ingente de datos obtenidos de los pacientes para darles sentido a través de modelos que después sirvan para hacer predicciones sobre los cambios que anuncian el inicio de una enfermedad y las mejores maneras de detenerlos. “Por último —escriben los autores—, estamos limitados por nuestra falta de conocimiento sobre las causas subyacentes de las enfermedades”. Para mejorar esa comprensión, el proyecto también aplicará y desarrollará modelos experimentales como los organoides.

Los organoides, construidos a partir de células madre, son una especie de reconstrucción en miniatura de los órganos humanos que pueden replicar las características particulares de cada paciente. Esta herramienta experimental permite la comparación entre individuos sanos y enfermos, y hace innecesario realizar biopsias para obtener tejidos para su estudio. Los propios representantes de LifeTime reconocen que, pese a ser muy prometedores, los organoides aún necesitan un trabajo importante para llevarlos a su máximo potencial como modelos de enfermedad. En este sentido, también incluyen entre los objetivos del proyecto la industrialización de los procesos para producir organoides de forma estandarizada, automática y escalable.

El proyecto LifeTime es muy ambicioso y sus responsables lo propusieron para ser incluido en el programa Future and Emerging Technologies Flagships de la Unión Europea. En 2019 había sido preseleccionado junto a otros seis proyectos de los que se seleccionarían dos o tres, con una financiación de 1.000 millones de euros por 10 años cada uno. Por ahora, existen tres proyectos de este tipo en marcha, el Human Brain Project, dedicado a recrear el funcionamiento del cerebro, otro dedicado a explorar las posibilidades científicas e industriales del grafeno y uno más pensado para impulsar las tecnologías cuánticas puesto en marcha hace solo dos años. Con esa gran financiación, tanto el Human Brain Project como el Graphene Flagship han recibido importantes críticas por prometer más de lo que han logrado alcanzar. Algunos científicos plantean que el progreso científico y tecnológico se beneficia más de una inversión más repartida y menos dirigida. En 2019, la UE decidió que no elegiría nuevos Flagships y el LifeTime recibió un millón de euros para empezar a trabajar. En los próximos años se verá si logran una financiación suficiente, duradera y estable para aspirar a cumplir sus objetivos.

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