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Autor
María José López Grande (Profesora de Arqueología - Egiptología. Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad Autónoma de Madrid)

Tut-anj-amon: la celebridad de un faraón egipcio, de su momia, de su tumba y de su muerte

Si hay nombres destacados entre los protagonistas de la historia del antiguo Egipto el de Tutanjamon es, sin duda, el más célebre de todos ellos. Su fama se debe, como todos sabemos, al apasionante episodio de la historia de la egiptología relativo al hallazgo de su tumba en el Valle de los Reyes, acaecido en 1922 de la mano del arqueólogo británico Howard Carter y con el patrocinio del quinto conde de Carnavon, George Edward Stanhope Molyneux Herbert, más conocido como Lord Carnavon.
La singularidad de este hallazgo arqueológico, la riqueza del ajuar encontrado en la tumba del joven rey y el hecho de que su momia fuera hallada en el lugar que había sido designado treinta y dos siglos atrás como el de su descanso eterno, hicieron sin duda que la popularidad de ese faraón egipcio fuera universal desde el momento en que su sepulcro fue localizado. Pero la fama de Tutanjamon no se ha eclipsado en el tiempo transcurrido desde el descubrimiento de su pequeño hipogeo, identificado con el número 62 en el conjunto de tumbas de la necrópolis real del Valle de los Reyes. Otras muchas facetas de la historia del periodo en el que Tutanjamon fue faraón de Egipto así como las vicisitudes y reveses sufridos por Howard Carter y la familia Carnavon durante los trabajos de excavación y vaciado de la tumba, han mantenido vigente su notoriedad tanto en el ámbito científico-académico como entre el gran público.


Howard Carter

Y es que Tutanjamon, que fue rey de Egipto entre, aproximadamente, 1336-1327 a.C., vivió los momentos finales del llamado "Periodo de Amarna" cuyo protagonista fue Amenhotep IV, más conocido como Ajenatón (c. 1352-1336 a.C.), un monarca singular en la historia del Egipto faraónico tildado de hereje, que promovió una revolución que afectaba a la geografía política, a la ideología y al arte del país que gobernaba.

Aquella rebelión dirigida desde el trono, que alteraba profundamente las creencias y por tanto a la expresión plástica, imponía un culto monoteísta y revelado, dedicado a una divinidad de carácter solar, Atón, siendo su profeta el propio faraón. Aquella insurrección contra el dios Amón, las otras divinidades, sus cleros y la propia tradición egipcia, se llevó a cabo fundamentalmente desde la nueva capital del Estado faraónico, Ajetatón, más conocida como Tell el-Amarna, una ciudad de nueva planta concebida y creada por el rey.

Su reinado da comienzo al llamado "Periodo de Amarna", episodio de la historia de la XVIII dinastía que concluye prácticamente con la muerte del monarca que lo había iniciado. El final del reinado de Ajenatón y la sucesión inmediata al trono de Egipto, resultan confusos en las fuentes egipcias; se trata de uno de esos "periodos oscuros" que los historiadores encontramos en el devenir histórico de los tiempos pasados, durante el cual se identifican -con ciertas dificultades- dos monarcas que parecen sucederse en el trono, Smenjare y Neferneferuten.

La filiación de Tutanjamon ha constituido un enigma hasta cierto punto irónico para el desarrollo de la investigación y la reconstrucción histórica

Las fuentes nos permiten volver a conocer detalles de la historia factual con la coronación de un niño y el inicio de un nuevo reinado. Ese infante, llamado Tutanjaton, antropónimo teóforo vinculado con Atón, el dios de la revolución amárnica, y coronado como Tutanjamón, teóforo que le vincula con el dios Amón, representante de la tradición faraónica propia de la dinastía XVIII previa al reinado de Ajenatón, era un príncipe probablemente nacido y educado en Amarna, la capital de la revolución. Fue proclamado rey a la edad aproximada de once años y murió siendo un joven de unos diecinueve, según se desprende del estudio de su momia.

A pesar de los muchos estudios referidos a la tumba de Tutanjamon, a su descubrimiento, a los objetos en ella hallados así como al periodo histórico en el que su reinado se inscribe, nunca se ha conocido con exactitud la filiación del joven faraón. Algunas de las inscripciones presentes en objetos de su ajuar funerario le identifican como "hijo del rey, de su carne", pero en ningún caso dichos epígrafes indican el nombre del padre del difunto. Los egiptólogos han propuesto como posibles progenitores al faraón protagonista del "Periodo de Amarna", Ajenatón, o al padre de éste, Amenhotep III (c. 1390-1352 a.C.). La identidad de la madre de Tutanjamón tampoco ha podido ser establecida a partir de las fuentes estudiadas. Se ha sugerido como posibilidad la reina Nefertiti, esposa de Ajenatón, u otra reina del "Periodo de Amarna", esposa del mismo rey, conocida por las fuentes textuales e iconográficas, la reina Kiya, de ascendencia desconocida y posible origen extranjero; e incluso se ha pensado que la reina Tiye, esposa de Amenhotep III, hubiese sido la madre en lugar de la abuela del joven monarca.

La filiación de Tutanjamon ha constituido, por tanto, un enigma hasta cierto punto irónico para el desarrollo de la investigación y la reconstrucción histórica: un hallazgo como el de la tumba de este rey que brindaba a la investigación el sepulcro prácticamente intacto desde el día del sepelio del monarca, su abundante y rico ajuar, incluso el cadáver momificado del faraón, guardaba con celo la identificación filial de su propietario.

La muerte temprana del joven rey ha constituido, durante décadas, otra incógnita para los estudiosos. Los restos del difunto permitían establecer diferentes hipótesis, desde el fallecimiento accidental o premeditado, ocasionado por un fuerte golpe recibido en la parte baja del cráneo, a una muerte violenta causada por un accidente acaecido en relación con el uso del carro ligero de dos ruedas, un vehículo usado para la caza y la guerra por los reyes egipcios desde momentos tempranos de la dinastía XVIII, bien representado por diversos ejemplares en el ajuar funerario del joven faraón.

También se había estimado la defunción causada por una infección sufrida en una herida abierta en una de las rodillas del rey.

Detalle de uno de los ataúdes que encerraban y protegían el cuerpo del joven rey

Estas conjeturas convencían más o menos a los especialistas y al gran público, siempre pendiente de las noticias en torno al célebre faraón; la formulación de cada una de ellas ha dado, en su momento, nueva fama al joven rey egipcio pero, a pesar de su notoriedad, ninguna de ellas ha sido concluyente.

Una nueva línea de investigación, la llamada "egiptología molecular", que contempla el estudio molecular y médico sobre los restos momificados, ha combinado técnicas de identificación con ADN, estudios radiológicos y comparaciones morfológicas. Esta nueva metodología ha permitido establecer nuevas hipótesis en relación al establecimiento de las causas de la muerte de Tutanjamon, pero también sugiere desentrañar, parcialmente, el enigma de su filiación.

Una nueva línea de investigación, la "egiptología molecular", que contempla el estudio molecular y médico sobre los restos momificados, ha combinado técnicas de identificación con ADN, estudios radiológicos y comparaciones morfológicas

Este nuevo método de investigación ha sido aplicado a un grupo de once momias pertenecientes a la dinastía XVIII, datadas, aproximadamente, entre 1410-1324 a.C.; todas ellas documentadas desde hace décadas por la investigación egiptológica. Esta novedosa investigación se ha desarrollado entre 2007 y 2009 en el marco del proyecto denominado "Tutankhamun Family Proyect", impulsado por el Consejo Supremo de antigüedades (Egipto) bajo la dirección del Doctor Zahi Hawas, con colaboración de expertos de diversas nacionalidades. Los resultados obtenidos parecen de notable interés, aunque algunos expertos advierten de la posible inexactitud de sus conclusiones, dado que el material genético de las momias estudiadas puede estar alterado por el tiempo transcurrido desde el hallazgo de las mismas y las técnicas aplicadas sobre muchos de estos cadáveres en el transcurso de distintas investigaciones realizadas con anterioridad a los nuevos análisis.

Los resultados ofrecidos a partir de la investigación molecular aplicada a las once momias estudiadas, han permitido establecer a los expertos responsables del proyecto una línea genética de unos 155 años para la familia a la que perteneció Tutanjamón. Los especialistas proponen establecer a través de datos genéticos derivados del análisis de las huellas dactilares de los cadáveres, junto a otras evidencias, que la momia documentada en los trabajos realizados por Theodore Davis en la tumba 55 del Valle de los Reyes, en 1907, corresponde a Ajenatón, que se confirma según la nueva interpretación como el padre de Tutanjamón, dado el grupo sanguíneo y ciertos rasgos antropológicos compartidos por ambos cadáveres.

Por otro lado, los restos momificados de una dama descubierta en un escondite de momias hallado por Victor Loret en 1898 en una de las cámaras laterales de la tumba de Amenhotep II (c. 1427-1400 a.C.; hipogeo número 35 del Valle de los Reyes), denominada KV35YL, corresponden a una mujer joven que se propone, de acuerdo a los datos obtenidos, como la madre del joven rey, aunque no es posible establecer la identificación de dichos restos con alguna figura concreta de la historia del periodo. El estudio de otra momia femenina, la llamada momia 21A que fue encontrada en la tumba 21 del Valle de los reyes por Govanni Battista Belzoni en 1817, sugiere que ésta es la madre de los dos fetos aparecidos en sendos ataúdes en la antecámara de la tumba de Tutanjamón. La dama 21A tampoco ha podido ser identificada con ninguna mujer concreta del momento histórico.

Momias halladas por Victor Loret en una cámara lateral de la tumba de Amenhotep II (hipogeo nº 35 del Valle de los Reyes)

La egiptología molecular establece, a partir de los estudios realizados sobre la momia de Tutanjamón, que éste fue un joven débil, afectado por una enfermedad ósea y otros trastornos. Su muerte parece haberse producido por los efectos causados por la malaria sobre el débil organismo del faraón. La nueva investigación descarta que el joven rey padeciera ginecomastia, desarrollo casi femenino de los pechos en varones, o el síndrome de Marfan, que se caracteriza por la presencia de extremidades superiores e inferiores extremadamente alargadas; ambas dolencias habían sido sugeridas en estudios previos realizados sobre los restos del joven faraón.

A la vista de los resultados propuestos, la "egiptología molecular", se presenta como una nueva disciplina científica que combina la biología, las humanidades y otros campos, y que puede ofrecer interesantes resultados en los estudios de paleo-genética. La aplicación de esta novedosa línea de investigación, unida a otras fuentes de información, permitirá avanzar en el conocimiento de la historia del Egipto faraónico. De los resultados de la investigación conjunta y multidisciplinar, se beneficiarán los especialistas pero también un amplio público interesado en el devenir histórico del antiguo Egipto y en la identificación de los protagonistas de aquella historia del pasado en las momias que han llegado hasta nuestros días.

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