La escasez de información sobre los mecanismos de la metástasis han dificultado el desarrollo de terapias efectivas antimetastásicas. La proteína de interacción con Gα asociada a vesículas (GIV) es una diana emergente en este ámbito, puesto que podría ser un regulador central de la metástasis. Su caracterización completa puede permitir abrir nuevos caminos para la intervención terapéutica.
Mediante una combinación de técnicas bioquímicas y estructurales, incluyendo resonancia magnética nuclear (RMN), un grupo de investigadores ha desvelado el mecanismo molecular detrás de la unión de GIV a una proteína G. Las proteínas G son componentes del sistema de comunicación que el cuerpo utiliza para detectar hormonas en el torrente sanguíneo y para enviar los mensajes correspondientes a las células.
Los resultados muestran que el modo de acción de GIV difiere del de las bien conocidas proteínas GPCR, ya que GIV se une a un sitio distinto de la proteína G. Gracias al uso combinado de métodos de RMN y de protocolos de modelado molecular, se ha obtenido información esencial sobre la interfaz entre ambas proteínas. De hecho, se ha observado que GIV se une a una cavidad sobre la superfice de la proteína G. Estos resultados sugieren un mecanismo de regulación alostérico, ya que los cambios conformacionales en una región de la proteína G se propagan a otra región distante.
Este trabajo ha sido el resultado de la estrecha colaboración del grupo de Mikel García-Marcos, de la Universidad de Boston, con el grupo de Francisco J. Blanco de CIC bioGUNE, y se ha publicado en la revista Nature Communications.
La sinergia entre los dos grupos, así como la participación de investigadores del IRB Barcelona, la Universidad de Cornell y la Universidad de Glasgow, han hecho posible descubrir este nuevo mecanismo de actuación de un regulador de proteínas G. Los estudios multidisciplinares de este tipo son clave para caracterizar los complejos procesos biológicos de relevancia en la investigación biomédica del cáncer.