La necesidad de conocimientos tecnológicos para el futuro laboral y la disparidad de géneros en áreas vinculadas a la ciencia y la tecnología provocan que sea imprescindible evaluar hacia dónde nos dirigimos
Los números no mienten y, aunque a veces los usemos para engañar, cuentan una historia muy real. De acuerdo con datos del Departamento de Trabajo de Estados Unidos, el 65% de quienes comenzaron la educación primaria en 2017 tendrán un empleo que aún no ha sido inventado. Y si bien el 80% de los trabajos de la próxima década necesitarán conocimientos tecnológicos según datos del MIT, hay un enorme déficit en capacitación en este campo: en ese país solo el 16% de los graduados se especializarán en STEM (siglas que en inglés significan Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y en España el porcentaje es menor aún: el 9% de acuerdo con la ONU. Y estas son las siglas generales, porque las genéricas son más significativas aún. Según un estudio de la Unesco, casi uno de cada tres estudiantes matriculados en carreras STEM en todo el mundo son mujeres. Un promedio que en España, como muestra el informe PISA, es inferior: apenas el 28% de la población estudiantil.
¿Por qué es importante la educación en ciencia? Mientras el desempleo en Estados Unidos pasó de 4,8 a 10%, en profesiones vinculadas a STEM, la tasa de ocupación aumentó del 1,8% al 5,3%.
Así, es obvio que estudiar carreras vinculadas a las ciencias es redituable pero, ¿cómo reconocerlas si aún no existen? Analizando los más recientes hallazgos científicos, detectando las corrientes tecnológicas y precisando las necesidades humanas en las próximas décadas. A continuación, un resumen de las mismas.
Bioimpresor
Si bien España es líder a nivel mundial en temas de trasplantes, la necesidad de órganos nuevos será cada vez mayor, estimulada por una creciente esperanza de vida y por una mayor facilidad para generar corazones, estómagos, pulmones o riñones a partir de células del propio paciente. La clave para comenzar a ser experto en este área es dominar las técnicas de bioimpresión (impresión en 3D con células), conservación de órganos (criogenización, química, etc.), ingeniería de tejidos y genética para controlar adecuadamente la compatibilidad y, de cara al futuro, modificar los órganos con el fin de evitar enfermedades o alterar su función.
Diseñador de luz
Recientemente ha comenzado el proyecto NanoBright del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). NanoBright es un proyecto a nivel europeo que busca analizar y, eventualmente, tratar tumores, lesiones cerebrales y epilepsia mediante el uso de luz: básicamente pulsos de luz que permitirán estudiar el estado químico y biológico de las células cerebrales, tanto de las sanas como de las enfermas. Así, en un futuro, será necesario contar con expertos en «iluminación cerebral», ya que el espectro lumínico es muy amplio y cada color tiene su propia onda e intensidad. Algunos tipos de luz facilitarán estudiar y otras tratar las células.
Domador de bacterias
Las biopelículas (conjuntos de células microbianas en una superficie húmeda) son pegajosas y difíciles de crear. Por si fuera poco, en ellas se encuentran el 80% de las infecciones microbianas. Pero también son una herramienta para el tratamiento de aguas residuales y la generación de energía. La intención es utilizarlas para recubrir ciertas superficies en el hogar o en hospitales, por ejemplo, para desarrollar ambientes más ecológicos, más saludables y capaces de generar energía. Un ejemplo son las duchas que ataquen el moho que se forma en baños. O cubos de basura inteligentes que conviertan los desechos en compost. En este campo será necesario contar con expertos en microbiología y química.
Gestor de sentidos
La llegada de la tecnología 5G con un incremento en los sensores conectados, el aumento en la calidad, la disponibilidad de prótesis y la reducción de sus precios hará que la inserción laboral y la educación de personas con capacidades diferentes requieran una adaptación del sistema actual. No solo para que todos tengan una oportunidad, sino para que aquellos responsables de enseñar posean también el conocimiento para hacerlo en todos los «sentidos». Un ejemplo de ello es el reciente programa Samsung Smart School que actualmente está preparando a más de 4.000 alumnos españoles para el futuro en una metodología desarrollada en conjunto con el Ministerio de Educación.
Recuperador de especies extintas
De acuerdo con Naciones Unidas, cada día desaparecen entre 150 y 200 especies en el planeta. Esto es una catástrofe ya que se pierden a diario numerosos recursos, medicinas que no tenemos la oportunidad de investigar. De hecho, un estudio de la Universidad de Dalhousie señala que apenas hemos investigado menos de un 15% de las plantas que existen. La tarea de las recuperadoras de especies extintas combinará genética, química y ética para saber el impacto que su recuperación puede producir en la Tierra. Gracias a su tarea será posible descubrir curas a muchas enfermedades.
Mecánico de vehículos autónomos
Las principales compañías de la industria automotriz señalan que en 2030 los vehículos autónomos ya serán una realidad en nuestras carreteras. Obviamente, este tipo de transporte difiere en muchos aspectos de los coches con mecánica tradicional. No solo porque el cambio climático los hará eléctricos o con hidrógeno, por ejemplo, sino porque su mecánica y circuitos serán muy diferentes a los actuales. Así, las ingenieras que quieran dedicarse a este campo precisarán conocimientos en ingeniería, programación, ciberseguridad y reacciones químicas.
Piloto espacial comercial
El turismo espacial vivirá, en 10 años, un auge similar al turismo convencional debido a la reducción de precios (actualmente ascender a 100 km. de altura cuesta unos 250.000 euros) que se vivió a inicios del siglo XXI, cuando nacieron las primeras compañías de bajo coste. Esto precisará de expertos en astronomía, mecánica, aeronáutica, que llevarán a los turistas a hoteles hinchables «flotando» en órbita y que ya están siendo diseñados por arquitectos.
Cirujano de memoria
Los avances en neurociencia y tecnología harán que sea posible tanto anular recuerdos traumáticos (y de ese modo tratar diferentes enfermedades) como recuperar memorias específicas. Estás podrán cargarse directamente en microchips en el cerebro, en un ordenador y, en un futuro más lejano, usar neuronas diseñadas específicamente para ello. El sistema persigue no solo el objetivo de curar sino también el de mejorar: al igual que en películas como «Matrix», será posible introducir nuevos conocimientos (como idiomas) en el cerebro y así mejorar nuestra inteligencia. Quienes trabajen en este campo deberán tener conocimientos en neurociencias y programación, pero también una formación específica en bioética.