Un nuevo estudio otorga más peso a la hipótesis de que es factible que exista vida en Marte hoy en día, refugiada bajo la superficie
Un equipo internacional que incluye a Jesse Tarnas, de la Universidad Brown en Providence, Rhode Island, Estados Unidos, y ahora en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, así como Barbara Sherwood Lollar de la Universidad de Toronto en Canadá, examinó la composición química de meteoritos marcianos, fragmentos de rocas expulsadas de la superficie de Marte por grandes impactos y que acaban cayendo a la Tierra. El análisis determinó que esas rocas, si estuvieran en contacto constante con el agua, producirían la energía química necesaria para mantener comunidades microbianas similares a las que sobreviven en las profundidades no iluminadas de la Tierra. Dado que estos meteoritos pueden ser representativos de amplias porciones de la corteza marciana, los resultados sugieren que gran parte del subsuelo de Marte podría ser habitable.
En los últimos años, han ido creciendo los indicios de que hay mucha agua bajo la superficie de Marte y que parte de ella puede hallarse en estado líquido, “taponada“ bajo masas de hielo.
"La gran conclusión aquí para la exploración del subsuelo marciano es que dondequiera que exista agua subterránea en Marte, hay una buena posibilidad de que haya suficiente energía química para sustentar vida microbiana en el subsuelo", subraya Tarnas. "No sabemos si surgió vida bajo la superficie de Marte, pero si ocurrió, creemos que allí había energía suficiente para mantenerla hasta hoy".
En las últimas décadas, numerosas investigaciones científicas han descubierto que las profundidades de la Tierra albergan un vasto bioma que existe en gran medida separado del mundo de arriba. A falta de luz solar, estas criaturas sobreviven utilizando los subproductos de las reacciones químicas que se producen cuando las rocas entran en contacto con el agua.
Una de esas reacciones es la radiólisis, que se produce cuando los elementos radiactivos de las rocas reaccionan con el agua atrapada en el espacio de los poros y las fracturas. La reacción descompone las moléculas de agua en sus elementos constitutivos, el hidrógeno y el oxígeno. El hidrógeno liberado se disuelve en el agua subterránea restante, mientras que minerales como la pirita absorben el oxígeno libre y se forman minerales de sulfato. Los microbios pueden usar el hidrógeno disuelto como combustible y utilizar el oxígeno conservado en los sulfatos para "quemar" ese combustible.
En lugares como la mina Kidd Creek de Canadá, se han encontrado estos microbios "reductores de sulfato" viviendo a más de un kilómetro y medio bajo tierra, en aguas que no han visto la luz del día en más de mil millones de años.
El estudio, titulado “Earth-like Habitable Environments in the Subsurface of Mars”, se ha publicado en la revista académica Astrobiology.