Los investigadores se proponen diseñar proteínas fluorescentes como las de los animales marinos para sustituir los actuales filtros de los LEDs
El objetivo del proyecto liderado por IMDEA Materiales es sustituir los actuales filtros de los LEDs por proteínas diseñadas genéticamente y producidas por bacterias comunes como la Escherichia coli. En la actualidad, los LEDs se componen de un chip emisor de luz azul y de un filtro fabricado con tierras raras que convierte la luz azul en luz blanca. Pero estos filtros presentan varios problemas. El primero es que no consiguen una conversión total a luz blanca lo que provoca problemas en la vista de los niños y alteraciones en el ritmo circadiano de los adultos. Y, además, las llamadas tierras raras no se reciclan y son un producto tan escaso que se calcula que con el lógico aumento de producción de LEDs se agotarán en 10 o 15 años.
El proyecto ENABLED se propone sustituir esos filtros de tierras raras por proteínas similares a las que utilizan los animales marinos para producir luz. Tres de cada cuatro animales marinos producen luz de alta potencia mediante un sistema que usa, precisamente, proteínas como filtro. Hasta ahora, el grupo que dirige Rubén Costa en IMDEA Materiales ha logrado extraer esas proteínas de los animales marinos y estabilizarlas en plásticos sin que pierdan sus excelentes propiedades luminiscentes. Pero el proyecto ENABLED va más lejos porque tiene como objetivo diseñar genéticamente proteínas similares a esas pero adaptadas específicamente a las necesidades de iluminación de nuestra sociedad. Además, las proteínas con las que se fabricaran estos bioLEDs serán producidas por bacterias como la Escherichia coli, un tipo de microorganismo muy estudiado que crece rápidamente y con mucha facilidad debido a sus escasos requerimientos nutricionales.
ENABLED es uno de los proyectos pioneros en biología sintética al servicio de la iluminación. El proyecto, desarrollado por un consorcio en el que participan España, Italia y Austria, ha recibido 2,6 millones de euros de la Comisión Europa a través de la convocatoria Tecnologías Emergentes Futuras (FET por sus siglas en inglés) y tiene una duración de tres años.