Entrevista a Jorge Martínez Torrecuadrada, investigador de la Unidad de Cristalografía e Ingeniería de Proteínas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)
¿En qué consiste la actividad que organiza y cuál es su objetivo principal, público al que se dirige, etc.?
La actividad que vamos a llevar a cabo en el CNIO se llama ‘Conoce a los científicos, ¡sé un científico!’ y en este título se resumen los objetivos principales que nos proponemos; en primer lugar, acercar la ciencia a la sociedad, para los participantes vean que las personas que nos dedicamos a la investigación somos gente absolutamente normal con pasión para aprender y descubrir cosas nuevas. En segundo lugar, queremos que los participantes sigan el método científico se vuelvan científicos por un día, realizando ellos mismos un experimento real a partir de un protocolo y obteniendo un resultado. Para ello, hemos preparado una actividad dividida en tres partes, una primera en la que presentamos el CNIO y la importancia de la investigación para luchar contra el cáncer; una segunda en la que los participantes hacen un experimento como es la extracción y purificación del material genético (ADN) a partir de algo tan común como un tomate; y por último, los visitantes tendrán la oportunidad de hablar directamente con los investigadores para preguntarles todo aquello que deseen saber de ellos y de sus carreras científicas, en formato ‘speed dating’.
Todo el mundo es bienvenido a nuestra actividad, pero creo que la disfrutarán sobre todo los estudiantes de ESO y Bachillerato con inquietudes científicas. También los más pequeños de la casa, que tienen una capacidad de asombro y un hambre de descubrimiento que nos maravilla.
No es la primera vez que participa en La Noche Europea de los Investigadores. ¿Qué es lo más enriquecedor de participar en la Noche? ¿Qué impresiones le transmiten los ciudadanos que participan?
No, esta es la sexta vez que participo. Los tres primeros años colaboré como voluntario, y las últimas tres ediciones me he encargado de la coordinación y organización general de La Noche en el CNIO. Sin duda, lo más enriquecedor de todos estos años han sido las caras de fascinación e incredulidad de los niños y niñas cuando aparece el ADN del tomate en el tubo. En algún caso, me los he vuelto a encontrar tiempo después ¡y me han comentado que todavía guardaban ese ADN en sus casas! Esta es mi mejor recompensa para todo el esfuerzo que supone organizar un evento de este tipo.
En general, los participantes valoran muy positivamente este tipo de iniciativas que les permiten conocer por dentro el mundo de la investigación, aunque sea solo por un día. Normalmente el desconocimiento del mundo científico no es sinónimo de desinterés por parte de la gente, como lo demuestra que en todas las ocasiones en las que se ha ofrecido la oportunidad de abrir el Centro a la sociedad, ha sido un rotundo éxito de participación. Las 200 plazas que ofrecemos para asistir a La Noche en el CNIO cada año se agotan más rápidamente, el año pasado a los 40 minutos de apertura de inscripciones… ¡ya no quedaban plazas!
¿Por qué decidió animarse a participar en la Noche? ¿Cree que asistir como público a estas actividades acabará revirtiendo en un incremento de las vocaciones científicas entre los estudiantes de nuestra región?
Comencé a colaborar porque creo que una parte fundamental de nuestras tareas como científicos es divulgar y hacer partícipe a la sociedad de los resultados de nuestro trabajo y la Noche es una ocasión única para hacerlo. En este sentido, ponemos nuestro granito de arena para hacer más accesible la ciencia a la sociedad y creo que ayudamos mucho a despertar o a afianzar vocaciones científicas como lo demuestra que muchos jóvenes nos preguntan en el Speed dating cuál sería la trayectoria idónea para convertirse en científico.
¿Cómo nació su vocación científica? ¿Cuándo y por qué decidió que quería ser científico?
Mi vocación científica nació a los 16-17 años. Algunas personas opinarían que fue demasiado tarde… Lo que ocurrió a esa edad fue que tuve a una excelente profesora de Biología de COU (lo que ahora es 2º de Bachillerato) que nos contagió la pasión por la ciencia y la investigación. Ella me hizo entender que los buenos maestros son piezas clave para trasmitir valores y conocimiento a las generaciones futuras. Una buena educación es el soporte de una buena sociedad.
¿Qué importancia tiene para usted la divulgación en su día a día?
La divulgación debería ser una parte muy importante de la actividad científica, porque es la mejor herramienta para llevar el conocimiento científico a la ciudadanía. Tendríamos que ser capaces de simplificar el lenguaje científico para transmitir eficazmente para qué sirve lo que hacemos y el valor que tiene. Considero que es especialmente trascendental divulgar a aquellas personas que se están educando y que serán el futuro de nuestro país, para que no cometan los mismos errores con respecto a la valoración de la ciencia que nuestras generaciones actuales y pasadas. El ‘que inventen ellos’ de Unamuno no se debería volver a repetir. Me siento muy afortunado de pertenecer a un Centro que se toma muy en serio la divulgación y tiene programas como por ejemplo CNIO & The City, en el cual se acerca la ciencia a los estudiantes de Secundaria y Bachillerato y a sus profesores. Siempre que mis otras obligaciones me dejan, participo activamente en las actividades en este programa.
¿Qué le diría a los jóvenes para animarles a seguir una carrera científica?
Esta es una profesión para la cual se necesita una vocación muy fuerte, y se caracteriza por la necesidad de una formación continua, mucho trabajo, perseverancia y tesón para conseguir los objetivos propuestos. El esfuerzo y el trabajo bien hecho y riguroso son también imprescindibles y creo que una persona con ganas de hacer cosas, honestidad, ilusión y una buena formación, tarde o temprano conseguirá todo lo que se proponga. Estos son los ingredientes de mi receta que daría a la gente joven que se quiera dedicar a la investigación, ¡¡junto con unas gotitas de suerte, por supuesto!! Y a las niñas y jóvenes les diría que, por supuesto, ellas pueden ser científicas. De hecho, más de la mitad de nuestros estudiantes de tesis doctoral son mujeres. Les daría también ejemplos de investigadoras líderes en su campo en nuestro propio centro y en otros.
¿Cuál cree que es la opinión de los ciudadanos acerca de los científicos? ¿Siente que se trata de una profesión reconocida y valorada?
Para contestar a esta pregunta me gustaría diferenciar entre el plano teórico y el real. En general, los científicos estamos muy bien considerados en todas las encuestas de percepción social, pero desgraciadamente eso no se refleja en la realidad. Como ejemplo basta comentar que cualquier persona podría dar cinco nombres de deportistas, cantantes, políticos, etc…, pero dudo que pudiera dar cinco nombres de científicos trabajando fuera o dentro de nuestro país. Pienso que este desfase entre ambos planos es debido a que la actividad científica es poco conocida y no se le da la importancia que tiene, quizá porque es más difícil valorar lo que en el fondo no se comprende del todo. Como consecuencia, el reconocimiento de la ciudadanía a la ciencia es más retórico que real. Aunque los ciudadanos lamentan que en nuestro país no se apoye suficientemente a la investigación, paradójicamente, no figura entre sus principales preocupaciones ni demandas. En mi opinión, esta situación se puede solventar a través de la divulgación. Cuando la gente sea consciente de que la pastilla que hoy se está tomando para curarse una determinada enfermedad es el resultado del trabajo de unos científicos de hace 10 o 15 años, y que, sin ese trabajo, no podría curarse, el apoyo teórico a la investigación pasará inmediatamente a un apoyo real y tangible.
¿Se ha beneficiado de ayudas europeas en su carrera científica? ¿Cree que Europa apoya suficientemente la investigación?
Afortunadamente sí, he participado en varios proyectos científicos financiados por la Unión Europea y mi estancia en el extranjero estuvo becada por un programa ‘Marie Curie’.
Se puede considerar que el apoyo que da Europa a la investigación es aceptable, sin duda mucho mejor que el que se da en España. En la actualidad, Europa ha destinado muchos recursos dentro del Programa Horizonte 2020, pero por desgracia no son suficientes para llegar a financiar todos los buenos proyectos que se presentan. Esperemos que el nivel de financiación se mantenga o aumente en los próximos programas que han de venir próximamente.
Para terminar, vamos con un par de preguntas cortas:
¿Cuáles son sus hobbies?
Me encanta viajar, la naturaleza y estar con mi familia y amigos. Últimamente he descubierto el yoga y me gustaría profundizar más en su práctica, tanto física como mental, en un futuro.
Si pudiera viajar en el tiempo, ¿a qué momento histórico se trasladaría?
Me encantaría trasladarme al antiguo Egipto, me fascinan los asombrosos adelantos en arquitectura, arte, escritura, medicina y técnica que surgieron en esa civilización en medio del desierto y formar parte de ellos.
Recomiéndeme un libro.
Acabo de leer ‘Sapiens. De animales a dioses’ de Yuval Noah Harari y me ha parecido un libro extraordinariamente recomendable, porque repasa de una manera muy amena y divulgativa (nuevamente la importancia de la divulgación) la evolución y los cambios que explican nuestro desarrollo como especie animal, desde la caverna hasta los tiempos actuales.
¿Cuál es la última película que ha visto? ¿Y el último concierto al que ha asistido?
He de reconocer que en los últimos tiempos soy más seriéfilo que cinéfilo y no voy al cine tanto como quisiera. La última película que fui a ver fue ‘Dolor y Gloria’ de Almodóvar, que me gustó bastante. En cuanto a series, ahora mismo estoy ‘enganchado’ a Chernobyl que es impactante en todos los sentidos.
Con respecto al último concierto al que he asistido, fue a escuchar a Woody Allen & the Eddy Davis New Orleans Jazz Band en las Noches del Botánico de la Universidad Complutense. ¡¡Fue increíble!!