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No encontraremos metales preciosos en la Luna y ahora sabemos por qué

Un modelo ha conseguido explicar por qué en el satélite hay menos de estos materiales. La causa está en el ángulo de los meteoritos que chocaron en la Luna y en lo tarde que se solidificó su superficie

La Luna se formó hace unos 4.500 millones de años después de que un planeta chocara contra un «Tierra primitiva». El impacto provocó una nube de escombros vaporizados que bombardeó nuestro planeta y que acabó fundiéndose en otro cuerpo planetario, la Luna. Cuando estos objetos eran enormes masas fluidas y calientes, los elementos más pesados y metálicos migraron hacia los núcleos, con lo que se alejaron de la superficie. Sin embargo, con el tiempo los impactos de meteoritos volvieron a enriquecer con metales raros la «piel» de estos mundos, con elementos como el oro, el iridio, el platino o el paladio.

Al estudiar la geología de ambos lugares, salta a la vista que la Tierra fue 1.000 veces más enriquecida con metales que la Luna a través de estos impactos. De hecho, incluso teniendo en cuenta la diferencia de tamaño entre el planeta y el satélite, no se puede explicar a qué se debe esta distinción, lo cual significa que no comprendemos algo importante en la historia de nuestro planeta.

Al menos hasta ahora. Un estudio que se acaba de publicar en Nature ha propuesto una explicación para la ausencia de metales preciados (o elementos altamente siderófilos, que son aquellos que se concentran en asteroides de hierro o en núcleos de planetas) en la superficie lunar. Después de usar modelos matemáticos y de compararlos con el número real de impactos en la Luna, los investigadores han concluido que el ángulo con el que se produjeron los choques llevó a que se dejara poco material sobre su superficie.

«Siempre ha habido un grave problema a la hora de comprender la historia de acreción –el proceso por el cual se formó– de la Luna», ha dicho en un comunicado Qing-Zhu Yin, investigador en la Universidad de California en Davis (EE.UU.) y primer autor del estudio.

Ahora, sus modelos matemáticos, corregidos con el número de impactos observado en la Luna y basados en millones de simulaciones, les ha permitido demostrar cómo la cantidad de material retenido depende del ángulo de impacto del meteorito: las colisiones con ángulo agudo pueden resultar en una pérdida de materiales, hacia el espacio, del 80%.

El otro factor clave es que en etapas iniciales la Luna estaba fundida, lo que provocó que estos elementos migrasen hacia el núcleo. Esto ocurrió hasta hace unos 4.350 millones de años, más tarde de lo que se pensaba, en el momento en torno al cual la corteza lunar se solidificó.

Ambas cosas pueden explicar las discrepancias observadas en la proporción de metales encontrados en la superficie terrestre y en la lunar. «Lo bonito de este trabajo es que todas estas cosas encajan limpiamente. Quizás hemos resuelto el problema, ¡hasta que alguien encuentre nuevas discrepancias!». Ahora, los investigadores ya están pensando en aplicar estos modelos en Marte.

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