Fecha
Autor
Miguel Ángel Criado

Miles de carteras perdidas desvelan un patrón universal de honestidad

Un experimento social muestra que cuanto más dinero lleva una billetera más probable es que sea devuelta a su dueño

"Hola, me he encontrado esto [señalando a una cartera] en la calle al doblar la esquina. Alguien debió de perderla. Yo tengo prisa y debo irme. ¿Podría usted encargarse, por favor?", decía el turista mientras ponía la billetera extraviada sobre el mostrador, se la acercaba al empleado y se iba. La situación se ha repetido más de 17.000 veces en centenares de ciudades de 40 países. Y el resultado de este enorme experimento social es que, cuánto más dinero tenía dentro, más probable fue que el empleado contactara con el propietario para devolvérsela.

Un grupo de economistas especializados en el estudio de la conducta humana se gastaron unos 600.000 euros en 17.303 carteras que fueron perdiendo por medio mundo. En todas había tarjetas de visita con el nombre, profesión y correo electrónico del dueño, una lista de la compra escrita en un pósit y una llave. En parte de las billeteras, hechas de un material transparente, iba además una cantidad de dinero, en torno a 10 euros, en moneda local. La cifra variaba según el poder de compra del país. En las extraviadas en España había 9,50 euros. En las perdidas en México, iban dentro 105 pesos. En la mitad de las carteras no había dinero.

En realidad el turista era un colaborador de los autores del estudio y debía dejar las carteras supuestamente perdidas en el mostrador de un edificio con atención al público. Los seleccionaron entre cinco categorías: bancos, museos y otros centros culturales, oficinas de correos, hoteles u oficinas públicas. La interacción con el receptor debía ser mínima. Dejaron una media de 400 carteras en cada uno de los países, desde Kenia al Vaticano, pasando por Rusia y China. En total, estuvieron en 355 ciudades.

Los resultados, publicados en la revista Science, desvelan que existe un patrón universal de honestidad: la gente devolvió más las billeteras que llevaban dinero que las que no en 38 de los 40 países. La media exacta fue de un 51% de devoluciones para las primeras frente a un 40% de las que iban vacías. Por problemas de logística, los autores del estudio respondían al correo del receptor dándole las gracias y diciéndole, como supuestos dueños, que ya no estaban en la ciudad, así que podía quedarse con el dinero sin problema o donarlo. El resultado contradice los modelos clásicos económicos que destacan el propio interés sobre el de los demás.

"Pudiera ser que les preocupara la sanción legal si ellos no devolvían la cartera, en particular si llevaban dinero", reconoce durante una teleconferencia Christian Zünd, principal autor del estudio e investigador de la Universidad de Zúrich (Suiza). "Y lo tuvimos en cuenta, en el experimento también registramos el número de personas que pudieron presenciar la entrega, si había cámaras de seguridad y cosas así". Entre estas cosas que controlaron también anotaron si había un ordenador en el mostrador que facilitara el contacto por correo con el dueño, si el receptor tenía compañeros o la presencia de personal de seguridad. Aún controlando todo eso, las carteras con dinero seguían teniendo más probabilidad de ser devueltas.

Una posible explicación del civismo observado es que se trataba de una cantidad pequeña de dinero. "Se podría pensar que a algunos les dio pereza o estaban muy ocupados para avisar de la cartera perdida", comenta el profesor de la Universidad de Utah (EE UU) y coautor del estudio David Tannenbaum. "Hay que tener en cuenta que los receptores fueron asignados a una de las condiciones [cartera con o sin dinero] de forma aleatoria. Por lo que la pereza o falta de motivación debería ser la misma en ambas", añade. Así que eso no explicaría que se devolvieran más las que tenían billetes.

Los investigadores, además, elevaron la apuesta. Para descartar definitivamente que la reducida cantidad fuera la causa de tanto altruismo, repitieron el experimento perdiendo otras 3.000 carteras en tres de los países, pero esta vez un tercio de ellas iban con mucho más dinero: 58 libras en Reino Unido, 94,15 dólares en EE UU y 125 zlotys en Polonia. El resultado sorprende aún más: Se intentó devolver el 46% de las carteras que no llevaban dinero, el 61% de las que contenían la cantidad pequeña y el 72% de las que tenían más billetes. A más dinero, más honestidad.

"¿Por qué la gente está más dispuesta a devolver una cartera cuando lleva más dinero que cuando lleva menos?", se plantea Zünd. "Es normal pensar que se debe a que son altruistas y se preocupan por el dueño de la cartera. Sin embargo, hay muchos estudios que sugieren que incluso los que se piensan en los demás, tienden a preocuparse aún más por uno mismo", añade. Para Zünd, los resultados "sugieren que se trata de una combinación de altruismo y lo que llamamos aversión al robo, es decir, aversión a verse como un ladrón".

Así que, para estimar el peso de cada sentimiento en la conducta, volvieron a perder carteras. Esta vez extraviaron 1.000 billeteras en los tres países antes mencionados. Todas tenían la misma cantidad (en torno a 10 euros), pero mientras una mitad llevaba la llave, la otra no. Como una llave solo tiene valor para su dueño, los autores del estudio buscaban controlar la aportación de los buenos sentimientos. Vieron que, la probabilidad de que una cartera con dinero y llave fuera devuelta era un 9,2% mayor que si no la llevaba. Es decir, el altruismo cuenta, pero no lo explica todo.

Para confirmar la relevancia de la propia imagen, realizaron una triple encuesta entre una muestra de polacos, británicos y estadounidenses y les plantearon cómo se sentirían si se quedaran con una cartera (en cada una de las cuatro situaciones). Comprobaron que, a medida que había más dinero, el sentimiento de culpa, de haber robado, era mayor.

"El peso de lo psicológico, la aversión a verse uno mismo como un ladrón, puede ser más fuerte que el de las ganancias", dice en una nota el profesor de economía de la Universidad de Zúrich y coautor del estudio, André Maréchal. Pero aunque el juego entre altruismo y aversión al robo sea universal, en unos países pesa más que en otros. En general, los países que aparecen en las diversas clasificaciones de desarrollo humano, también están entre los que devuelven más carteras.

Así, Suiza, Noruega, Dinamarca o Suecia, por ejemplo, procuraron devolver entre el 75% y el 85%. Mientras, en China, Kazajistán o Marruecos, la media de devoluciones anduvo entre el 8% y el 20%. Españoles, chilenos y argentinos igualaron la media (40%-50% para las carteras sin dinero y entre el 50% y el 60% cuando tenían billetes). Solo dos países no siguen este patrón universal. Tanto en México como en Perú, con bajos porcentajes de correos ofreciendo la devolución, hubo más billeteras vacías que llenas a devolver. Casi como una broma, los autores también perdieron una cartera en el Vaticano, pero esta vez no la recuperaron.

"Vimos correlaciones interesantes entre la ratio de devoluciones de nuestro estudio y otros indicadores, como algunos factores económicos, culturales o institucionales.", comenta en un correo el investigador de la Universidad de Michigan (EE UU) y coautor del estudio, Alain Cohn. Vieron, por ejemplo, que los países más ricos tendían a devolver más carteras. Lo mismo en las sociedades más individualistas. Además, encontraron una mayor correlación entre carteras devueltas y desarrollo democrático. "Por último, vimos una asociación positiva entre educación y honestidad. Esto sugiere que la gente no solo aprende matemáticas y destrezas lectoras en la escuela, también habilidades sociales, como tratar a los demás con respeto", concluye Cohn.

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