Fecha
Fuente
SINC
Autor
Enrique Sacristán

Mentes creadoras de ciencia y poesía

Con motivo de la celebración ayer del Día Mundial de la Poesía, escuchamos a un premio Nobel de Química, una veterinaria, una astrónoma, varios físicos y virólogos que han escrito poemas para saber cómo viven la unión de estos dos ámbitos de la vida aparentemente tan diferentes

Las buenas teorías
son aquellas susceptibles
de ser refutadas, dice
Kart Popper. Como
si yo viniera
la próxima semana
a la misma hora, y me
sentara con mi café
exactamente allí,
donde levanté la vista
y te observé
a ti,
mirándome,
y te encontrara,
de nuevo,
allí,
y esta vez
tuviera el valor
de sonreír.

Este es el poema El método científico escrito en 1994 por Roald Hoffmann, incluido en Catalista (Huerga y Fierro), uno de sus poemarios publicado en inglés y español, aunque este profesor de la Universidad Cornell (EE UU) es mucho más conocido por sus artículos científicos. Fue premio Nobel de Química en 1981 por sus teorías sobre el curso de las reacciones químicas. 

“Es difícil compaginar ambos mundos, pero creo que entender cómo se evocan las emociones, iniciadas en palabras desde la poesía, me ha ayudado a escribir mis papers para que evoquen respuestas similares; aunque los guardianes (los editores) tratan de mantener fuera la emoción”, comenta este nobel a SINC.

Respecto a los puntos en común de la ciencia y el arte, apunta: “Los dos implican actos de creación humana que se logran con ‘artesanía’, con atención al detalle. Ambos tienen un deseo de comunicarse con los demás, y una lucha compartida y complementaria para comprender el mundo que nos rodea y el que hay dentro de nosotros”. 

“Aunque también hay diferencias —advierte—. En ciencia es importante la definición precisa y en poesía importan las múltiples interpretaciones, las resonancias del sonido y la ortografía. Aquí el universo se construye de forma particular: la gota de rocío sobre esa flor, y no en otra, es la que tiene el mundo dentro. La ciencia a menudo busca lo universal, no lo particular, aunque en el caso de la química es diferente, ya que en ella también importa lo específico”. 

Hoffmann es un claro ejemplo de amante de la ciencia y, a la vez, de la poesía, cuya jornada especial se celebra este domingo. La UNESCO declaró el 21 de marzo como el Día Mundial de la Poesía, y lo hizo en 1999 cuando dirigía esta organización otro científico poeta: Federico Mayor Zaragoza, doctor en Farmacia y escritor de versos.

Unión de ciencias y letras

“¿En qué momento nos metieron en la cabeza que ciencias y letras no podían ser un todo? ¿Por qué dejamos que se adentrara en nosotros esa expresión tan absurda de ‘yo es que soy de letras o ciencias’ como manera de evitar lo que desconocemos?”, se pregunta María Sánchez, que se autodefine como “veterinaria y escritora”.

Su vocación dual la descubrió cuando vio una cita de Shakespeare en un libro de bioquímica de su abuelo. Aquella revelación la ayudó a dejar atrás algunos comentarios del tipo “déjate de tonterías de libros y poemas, lo que tienes que hacer es centrarte y estudiar”. Hoy trabaja con razas autóctonas en peligro de extinción, defendiendo una ganadería y agricultura más sostenible, mientras escribe poemas traducidos ya a varios idiomas.

En cuanto al debate sobre si es poeta o poetisa, prefiere poeta, “porque poetisa, lamentablemente, conlleva un uso peyorativo y despectivo frente a la neutralidad y prestigio del término poeta”. 

También de esto surge la literatura. La conjunción de circunstancias que hizo posible que Júpiter arrasara el sistema solar y lo hiciera habitable. La oración de alguien que cree que el manto del universo se esconde tras la piel de una vaca. Los ornitólogos que se rompen la cabeza al descubrir que John James Audubon pintó aves que nunca existieron. La incesante lucha del organismo para controlar el equilibro entre las células que nacen y las que se destruyen... Las mujeres que descubrieron enanas blancas, novas, nebulosas y centenares de estrellas y se quedaron entre el anonimato y el silencio. También de esto nace el poema...
Fragmento de Alumbramiento - María Sánchez (Nodos 2016).

“Los hechos son tan interesantes como las posibilidades que abren a la imaginación”, escribió a finales del siglo pasado otra poeta, Rebecca Elson, una joven astrónoma canadiense-estadounidense que falleció en 1999 investigando en Cambridge

“Somos nómadas, mercaderes, gente de circo”

Había escrito poemas desde la adolescencia, pero un cáncer se la llevó antes de que pudiera ver publicado lo mejor de su obra literaria, más allá de sus papers sobre estrellas, cúmulos globulares y galaxias observadas con el telescopio Hubble. Algunos de sus poemas se refieren a conceptos de física y astronomía, a menudo reflejo de experiencias humanas, pero otros muestran su pasión por la vida o conmovedoras observaciones sobre su muerte inminente. 

Nosotros los astrónomos somos nómadas,
Mercaderes, gente de circo,
Toda la tierra es nuestra tienda. 
Somos laboriosos.
Generamos entusiasmo,
Honramos nuestra responsabilidad de asombrar.
Pero el universo se ha alejado mucho.
A veces, lo confieso,
La luz de las estrellas parece demasiado nítida, 
Y como la luna
Inclino mi rostro hacia el suelo,
Al pequeño terreno donde cae cada pie, 
Antes de que caiga,
Y me olvido de hacer preguntas,
Y solo cuento cosas.
We astronomers - Rebecca Elson (póstumo 2001) 

Desde hace siglos la observación de las estrellas y el universo parece haber despertado la vena artística de algunos científicos. En Oriente es conocido el caso de Omar Jayam, matemático, astrónomo y poeta persa de los siglos XI y XII que realizó importantes aportaciones en algebra y la corrección de calendarios, mientras escribía Rubaiyat, una recopilación de cuartetos sobre la naturaleza y el ser humano. 

En Occidente tenemos otro ejemplo de científico poeta polifacético: Johann Wolfgang von Goethe. Sus versos y obras clásicas, como Fausto, han pasado a la historia de la literatura. Sin embargo, este escritor romántico alemán también destacó como investigador en ámbitos tan dispares como la demostración de que el hueso intermaxilar es común a todos los vertebrados, un análisis sobre la metamorfosis de las plantas y por su teoría de los colores, además de contar con una valiosa colección de minerales (la goetita lleva su nombre). 

“Goethe es un clásico como científico poeta, pero en España tenemos también a otros más recientes como David Jou, catedrático de Física de la Materia condensada de la Universidad Autónoma de Barcelona”, recuerda a SINC José Alcamí, virólogo del Instituto de Salud Carlos III.

Aparte de investigar el VIH y el coronavirus, Alcamí escribe versos: “Entre los literatos, los poetas somos los que llevamos peor fama: lo peor de cada casa, locos e informales, pero en fin, a mí me gusta. Algún día publicaré mis poemarios. Como a Borges, me obsesiona el tiempo y el destino. También esa cosa extraña que llamamos amor y que no sé muy bien lo que es. Y sobre todas las cosas, las palabras, como un arma y un escudo”. 

Las galaxias se arremolinaban,
huían de la esclavitud de los agujeros negros,
materia triste que aniquila el sueño de ser solo luz. 
Fue entonces, en la infancia del universo
cuando un átomo de lo que sería mi corazón
encontró la materia oscura que contendría tu alma… 
y cuando te encontré en esta vida,
en este planeta de células y moléculas,
ya nada pude hacer sino quererte. 
Eternidad - Pepe Alcamí (inédito)

Ciencia, poesía y música

“Si entendemos la poesía como algo que tiene que ver con la búsqueda de la belleza, con la búsqueda de otra mirada hacia lo que te rodea, y si además la envolvemos en la musicalidad de patrones matemáticos del lenguaje, no encuentro nada más parecido a ello que la física”, comenta Juan Luis Rubio, alias "el poeta cuántico", científico, poeta y además cantautor. 

“Mucho después de estudiar física, y a esa edad a la que algunos desaprensivos llaman madurez, me animé a hacer un doctorado en el campo de la óptica cuántica, que acabé justo en estos tiempos de pandemia... in extremis —reconoce—. Pero siempre me he debatido entre la composición musical a partir de poemas y la física. De ahí el nombre artístico que un amigo en estado de embriaguez me sugirió, aunque mis recuerdos podrían jugarme una mala pasada”.

“No me extraña que los físicos cuánticos, astrofísicos y matemáticos tengan esa vertiente poética, porque lo suyo es de una abstracción y belleza impresionantes”, dice Alcamí, que también acaba de abrir un canal en YouTube. “La poesía es un camino hacia el conocimiento de una realidad oculta que late bajo la superficie de las cosas y que en un momento el poeta ve, ilumina y nos cuenta. Es descubrimiento de lo que está ahí, por eso tiene tanto en común con la investigación”. 

El también virólogo y poeta Carlos Briones del Centro de Astrobiología (CAB, INTA-CSIC) coincide: “El proceso creativo en literatura y en ciencia es parecido, ya que se basa en leer a los autores anteriores, interiorizar lo que nos dicen, tener ese punto de inspiración... y luego trabajar mucho para convertir el hallazgo inicial en una obra personal. También me parece significativo el hecho de que ambas usen metáforas como sus mejores herramientas para transmitir el mensaje perseguido”.  

“Evidentemente —continúa—, las diferencias son también importantes: la poesía es subjetiva (el autor está presente en cada verso) y la ciencia ha de ser objetiva (las opiniones o deseos del autor no deben interferir en sus resultados ni en su interpretación); la poesía transmite contenido y emoción, mientras que la ciencia solo lo primero; la ciencia es un acto de creación individual y el trabajo científico se realiza casi siempre en equipo”. 

Briones comenzó a escribir poesía —ganó el premio Hiperión con 23 años— antes de decidir que iba a ser científico, pero hoy siente esa dualidad. Reconoce que por algún motivo que nunca ha entendido, “aunque de jóvenes casi todos escribimos poesía, entre los que acaban publicando en editoriales poéticas de prestigio o ganan premios literarios hay muchos más que han estudiado letras que ciencias”. 

Esta mano que busca
la palabra precisa,
que oficia la liturgia del trazo en el papel,
es la misma que tuvo
la sorpresa del fuego palpitando,
aquélla que encontró
animales ocultos en las bóvedas.
Esta mano ha sentido
la humedad silenciosa de la tierra,
el calor de la fruta ya madura,
ha edificado sueños
y dibujado líneas uniendo las estrellas. 
Esta mano que habita entre las páginas
mientras se pone el sol,
la mano satisfecha que se mece
despacio ante mis ojos, celebrando
que el mundo está bien hecho,
fue la mano asesina
en madrugadas frías como un puñal sediento,
la mano despiadada del campo de batalla,
la mano que firmaba,
la mano ejecutora de todas las traiciones. 
Hasta llegar aquí,
mano culpable.
La mano inocente - Carlos Briones (inédito) 

Otro compañero en el CAB, el físico y poeta David Barrado, uno de los creadores del instrumento MIRI que volará en el telescopio espacial James Webb, comenta: “En un mundo cada vez más especializado, en el que el saber se encuentra tan compartimentalizado y es cada vez más técnico, la poesía permite regresar, en cierta medida, al pasado, uniendo actividades que nunca se debieron separar”. 

“La poesía –concluye– nos permite interpretar la realidad física, a veces tan árida, con matices novedosos, buscando relaciones y significados distintos, en ocasiones insólitos. Conexiones que nos hacen soñar y percibir tanto lo  cotidiano como lo trascendente desde nuevas perspectivas, mucho más humanas. Nos devuelve así a nuestra esencia”. 

          “Todo cuerpo sumergido en un fluido …”
Soltar lastre.
la consigna, el imperativo. 
          “… experimenta un empuje …”
Ese absorbente amor, tan completo, [tan intenso,]
me pesa, hacia abajo me empuja. 
          “… vertical y hacia arriba …” 
Denso amor, tanto,
que ya no soy yo mismo. 
          “…igual al peso de fluido desalojado.” 
Libre al fin,
emerjo y respiro.
El principio de Arquímedes - David Barrado (inédito)

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