Venus está repleto de misterios. Hace unos meses hubo mucho revuelo por la supuesta presencia en su atmósfera de fosfina, una molécula que en la Tierra solo es producida por los seres vivos. Pero estudios posteriores han puesto en entredicho el hallazgo. Es posible que finalmente, lo que parecía fosfina no lo fuera.
Pero lo cierto es que Venus no necesita tener fosfina en su atmósfera para ser fascinante. Posee varias otras características que le hacen singular. En primer lugar, es uno de los dos únicos planetas del sistema solar donde el sol sale por el oeste (el otro es Urano). O sea, giran alrededor de su eje en sentido contrario al de los demás planetas. ¿Por qué? No está muy clara la razón, pero una de las hipótesis es que en algún momento pudieron haber chocado contra algún objeto grande, como un planeta, que alterase su rotación.
Pero ahí no acaban las sorpresas de Venus. Y es que además de girar en sentido contrario, lo hace tremendamente despacio. Mientras que la Tierra da una vuelta sobre sí misma en 24 horas, Venus tarda 243 días terrestres en hacer lo mismo. Y como tarda casi 225 días en dar una vuelta al sol, se da la curiosa situación de que un año dura menos que un día.
Foto de portada: Pablo Carlos Budassi